Disfrutar el momento

Yo, que no entiendo de términos políticos, y que además, no muestro interés hacia ningún partido, me siento enormemente feliz al pensar que esto puede ser el punto de partida del verdadero fin de la violencia ejercida durante décadas por seres que con crudeza y horror han querido imponer sus ideales políticos.

Este anuncio de tregua indefinida es acogido por una gran mayoría con escepticismo, con cierta incredulidad; comprensible actitud, pues no es la primera vez que estos fanáticos emiten un comunicado similar.

Sin embargo, aunque sé que hasta ahora los violentos sólo han causado dolor, me atrevo a soñar con un futuro donde el terrorismo quede obsoleto y sólo sea recordado para rendir memoria a quienes sufrieron por su causa.

Quizá mi falta de conocimiento en el ámbito de la política me lleve a pensar tan positivamente, pero creo, siento, que éste puede ser un primer paso para ver realizado un sueño común.

Todos hemos sido salpicados por la sinrazón de los intransigentes, por el ardor asesino de unos crueles verdugos. Rociados por el dolor y la impotencia que los actos violentos nos han dejado. Ahora, deseo disfrutar de esta incipiente luz que se vislumbra tras nubes de desconfianza. Abrigar la esperanza de que este país pueda quedar liberado de una pesada carga de esclavitud, y que por fin, podamos decir que tras muchos años de lucha pacífica, la paz ha logrado su objetivo.

Para mí, la democracia constituye un amar al prójimo, una muestra de total inclinación hacia la paz, la libertad. Principios fundamentales que intento trasmitir en la medida de mis posibilidades. Hoy, me muestro feliz, y no sé hasta cuando me durará esta felicidad, sólo sé que quiero disfrutar de ella. Contentarme al saber que personas amenazadas por los asesinos podrán gozar de paseos sin escolta, y que muchos de los familiares de las víctimas esbozarán una leve sonrisa al pensar, que después de todo, sus ausentes se sentirían felices por esta buena noticia.

Espero que nuestro buen hacer, nuestro positivismo, nuestra carga de amor contagie a todos los que miran de soslayo este remanso de paz que ante nosotros se extiende, que contagie de alegría las vidas aquejadas de dolor y que todo esto nos ayude a enarbolar una bandera de esperanza sobre un futuro que aún se nos presenta un tanto incierto.