Lugares con encanto

Comienza mi tiempo de recreo con la visita a una encantadora ciudad donde he disfrutado de la compañía de dos grandes amigos y excelentes anfitriones. Ellos me han mostrado las diferentes tonalidades de la localidad que les da cobijo y les aporta un temporal asilo, ya que pasado un tiempo han de volver a Andalucía, su lugar de origen.

En estos días que he vivido junto a ellos he vuelto a ser consciente de que la belleza de cualquier espacio radica muchísimo en el carácter de la gente que lo habita. Por muy hermoso que sea un lugar si sus habitantes no muestran hospitalidad, amabilidad hacia el visitante, estos nos sentimos incómodos.

No ha sido esta mi experiencia en Zaragoza, una ciudad que se ha desplegado ante mí con la frescura de un otoño primaveral. La cordialidad de sus gentes unido al descanso junto a los amigos lograron que todo el cansancio quedara relegado a un segundo plano tomando el relevo la ansiada quietud.

Tras abandonar la gran urbe, me recluyo durante un tiempo en el pueblo donde nació mi madre, Vejer de la Frontera. Un enclave blanco entre el mar y la sierra, salpicado con el olor a salitre de sus playas, con los anaranjados tonos de sus atardeceres y el omnipresente continente africano saludando desde el horizonte.

Pasar de una ciudad bullente a pasear por empedradas calles lamidas por el tiempo, hacen que sientas que cada escenario posee su belleza y que lo realmente importante es ser sensible ante ella y saberla apreciar.

El descanso, los desayunos pausados amenizados por la relajante lectura, las sesiones de cine en horas no acostumbradas, trasnochar a la luz de interesantes charlas, los paseos sin horarios previos sin la necesidad de volver a un punto concreto…

Acciones que he repetido en estas efímeras vacaciones otoñales y que han devuelto un poco de agilidad a mis desgastadas ganas por seguir caminando en el trillado sendero de la rutina.

De nuevo vuelve la normalidad, el día a día. Y mientras espero a que concluya el año y regrese a mi un nuevo y esperado mes de descanso, deseo disfrutar de la experiencia siempre grata de vivir, de redescubrir en lo cotidiano matices desconocidos que me sorprendan e ilusionen.