La metáfora central de este disco, es para este teólogo, “el sonido de la canción divina, que oyen solamente aquellos que tienen oídos para oír, y que sin embargo inconscientemente buscan todos, porque todas las personas han sido creadas para escuchar y cantar esta canción”.
Declaraciones como ésta, han llenado la red de discusiones sobre
si éste es el disco más explícito, o no, que ha hecho este grupo de música irlandés sobre la fe cristiana. Algunos especulan hasta sobre su particular comprensión teológica – “¿es Bono un calvinista de cinco puntos?” –, a la luz de canciones como
Magnificient, basadas en el capítulo ocho de la
Epístola del Apóstol Pablo a los Romanos:
“Justificados hasta que morimos / Tú y yo le engrandeceremos / Oh, el grandioso”. Nada sorprendente si se tiene en cuenta que universidades como
Calvin College en Grand Rapids (Michigan, EE.UU.) dedican un curso entero a la música de U2.
Para aquellos a los que su música ha conformado la banda sonora de nuestra vida, desde la adolescencia, nos cuesta ser objetivos. Como ídolos de la música popular, son estrellas que producen una misma pasión, tanto en los que les aceptan, como los que les rechazan.
Yo conozco a este grupo desde la primera vez que actuaron en el festival cristiano de Greenbelt el año 1981, justo después de su primer
disco. A partir de ese momento no he dejado de oír sus discos, he leído decenas de libros sobre ellos y multitud de entrevistas. Es cierto que hay momentos en que me canso de oírlos –no me considero por ello un fanático del grupo–, pero se han vuelto parte de mi vida.
En este disco U2 demuestra que no graba álbumes como una excusa para emprender su próxima gran gira. Son canciones incluso difíciles de imaginar en directo. No es un capricho experimental, pero la épica de su rock de estadio está algo atenuada. Evitan los estribillos pegadizos, sin perder su identidad. Un trabajo en equipo, en el que destaca el papel de los productores Brian Eno y Daniel Lanois, que firman con el grupo las canciones como compositores. Al escuchar este disco es inevitable pensar en
The Unforgettable Fire (1984), que comparte mucho de esta atmósfera impresionista. Suena claramente la guitarra de The Edge, pero acompañada de una sobria sección rítmica, llena de texturas oscuras, pero también de una imaginativa producción.
¿UN ALBUM CRISTIANO?
¿Cómo valorar un disco como éste? La música es sin lugar a dudas fundamental, pero para la mayoría sus letras siguen siendo bastante crípticas. Es cierto que la tarea exegética se ha hecho algo más sencilla. No sólo por la cantidad de comentaristas que escriben sobre un disco como éste, sino por
“la gran boca” de Bono, que habla sin parar, constantemente a todo el mundo de su filosofía de la vida y el mundo. Su diarrea verbal muestra una incontinencia tal, que sin duda ofende a muchos cristianos por su lenguaje ofensivo y grosero, pero hace algunas de las mayores declaraciones de fe que se han hecho en la cultura popular de nuestro tiempo.
Afirmar que No Line On The Horizon es el disco más cristiano que ha hecho U2 desde October (1981) es una clara exageración. Algunos ven sus letras y portadas llenas de tanto simbolismo, que parece que Bono se ha apuntado a hacer canciones de
Jesús es mi novia (ya saben, la forma ambigua de la mayor parte de los grupos cristianos de hacer canciones de amor, como si se dirigieran a su novia, pero en realidad hablando de su fe).
Gracias a Dios, la música de U2 no tiene nada que ver con eso que se ha dado en llamar la “música cristiana contemporánea”, un fenómeno de escaso interés artístico, pero todavía peor expresión de fe. Lo que no significa que las canciones de U2 sean siempre coherentes con la fe cristiana, ¡y menos aún la actitud de Bono!…
ETERNIDAD EN EL CORAZÓN
Para entender esta música, tenemos que dejar a un lado la etiqueta “cristiana”, para preguntarnos qué es lo que están diciendo en este disco.
Empezando por la portada, uno tiene que reconocer que la foto de Hirushi Sugimoto, una imagen en blanco y negro del cielo que se encuentra con el mar, es algo sorprendente. Muchos ven aquí una clara visión escatológica del día en que el reino de Dios vendrá a la tierra en su plenitud. No hay duda que la mayor expresión de la fe que hay en la música de U2 está siempre en clave escatológica, pero no hay que leer demasiado en esta escena. En realidad hay toda una gama de grises en ese contraste entre la luz y la oscuridad. Bono lo describe en términos de lo infinito, como un futuro abierto a una infinita posibilidad.
Yo conozco una chica con un agujero en su corazón.
Ella dijo que el infinito es un gran lugar para empezar
Expresado incluso en los términos confesionales de
Magnificient:
Yo nací,
Yo nací para estar contigo
En este espacio y tiempo
Después de esto y siempre después
Yo no tenía ni idea de ello
En el lenguaje de fe también de
Breathe, Bono habla de “el rugido que hay al otro lado del silencio”. Todo expresa una negación de que las cosas tengan que seguir siendo como ahora son. Es una apertura al futuro, un gemir por lo que hay delante. ¿Es esto algo cristiano? El creyente obviamente escucha estas cosas, pensando en textos como
Romanos 8, pero el no cristiano ve el infinito como algo más incierto.
TONO CONFESIONAL
Como en las declaraciones de Bono, hay siempre algo irritante en la grandilocuencia de sus afirmaciones, pero también una desarmante vulnerabilidad en la confesión de sus
contradicciones. La auto-ironía de sus advertencias cuando “uno tiene que enfrentarte con estrellas del rock; Napoleón lleva tacones altos; Josefina, ten cuidado con pequeños hombres de grandes ideas” (
Stand Up Comedy). En el libro que acompaña la edición de lujo cuenta cómo ha creado personajes que “luchan con sus propios demonios”. Bono nos recuerda por eso que “la máscara revela al hombre”.
Aunque las canciones no están escritas en primera persona, hay mucho de Bono en los personajes de sus historias. Y lo que te sorprende es que todavía presenta una cierta humildad, una incertidumbre ante la presencia de lo trascendente y la duda ante un mal que se presenta al descubierto. Hay profundos anhelos, continuos renacimientos, gozo pleno, gratitud y amor. Si eres cristiano, todo esto tiene claros ecos bíblicos en la espiritualidad neo-testamentaria, pero se puede entender de un modo más general. Aunque hay declaraciones de fe como Magnificient, un desinhibido cántico de alabanza, que se convierte en una oración que recuerda a muchos de los Salmos:
He nacido
He nacido para cantarte
No tenía otra elección
si no exaltarte,
y cantar la canción que tú quisieras.
Te devuelvo mi voz
desde el vientre de mi primer llanto
fue un sonido gozoso
No son delirios de grandeza, sino la conciencia de que uno tiene un don, una voz, que uno no ha ganado, ni merece en modo alguno. Y eso es pura suerte, o una bendición. Para Bono no hay duda que es lo segundo, un auténtico regalo de Dios, y ofrece su don a quien se lo ha dado con sincera gratitud. El cantante ha dicho en unas declaraciones que escribió esta canción pensando en el
Magnificat, la canción que hace María cuando recibe la visita de Elizabeth. Aunque dice que habla de “dos amantes, intentando aferrarse uno al otro, convirtiendo la vida en alabanza, no el uno del otro, sino de estar vivo, de Dios, del Espíritu”.
ESPÍRITU AUTOCRÍTICO
Ese carácter confesional es el que llena también su canción
Stand Up Comedy:
Tengo que enfrentarme al ego,
pero mi ego no es realmente el problema.
Es como un niño pequeño que cruza una autopista de ocho carriles,
en un viaje de descubrimiento.
En unas declaraciones a la agencia
Reuters, Bono dice que escribió esta canción inspirada por una campaña humanitaria que hablaba arrogantemente de “levantarse” y “resistir”. Lo presenta como una reacción al discurso ingenuo de “vamos a unir las manos y el mundo será mejor con una canción”. Describe por eso este tema como “una patada en la puerta de tu propia hipocresía”. En ella descubrimos a Bono como su principal enemigo.
Si hay algo que el cantante odia es esa imagen que da de personaje idealista dispuesto a cambiar el mundo. Se enfrenta así a la santidad laica de las ONG, pero también al cristianismo que “intenta ayudar a Dios a cruzar la carretera como una ancianita”, en una de las frases más memorables que ha hecho Bono sobre lo inútil de una fe que no descansa en la acción de Dios. Se dice a sí mismo: “¡Para de intentar ayudar a Dios!”. Tal conciencia de su pequeñez, nos presenta una vulnerabilidad infantil realmente conmovedora, que no puede ser más que fruto del Espíritu.
CLAMOR DE SALVACIÓN
Hay un sentido de ilusión infantil, que ve el mundo como una aventura, un anhelo y un renacer continuo, lleno de vitalidad y esperanza, en un mundo roto y caído. En
Moment Of Surrender, Bono construye el personaje de un veterano de guerra, que no se puede reinsertar en la vida civil. “Ha llevado a su esposa a las drogas y a la bebida, y no puede vivir con lo que le ha hecho, cuando se rompe ante un cajero automático e implora a Dios que le salve”. Es uno de los temas más emocionantes del disco.
He estado en todo agujero negro,
en el altar de la estrella oscura
Mi cuerpo es un tazón de mendigo
Esa mendicidad que regresa
Esa mendicidad que vuelve a mi corazón
Al ritmo de mi alma
Al ritmo de mi inconsciencia
Al ritmo que anhela
Ser liberado del control
Es la misma alma angustiada de
Unknown Caller, que acaba en un motel intentando hacer una llamada desde su móvil. ¿A quién llama?, ¿a un vendedor de droga?, ¿a alguien pidiendo ayuda? No sabemos, pero no recibe señal. En vez de eso, Alguien intenta alcanzarle con un mensaje totalmente inesperado:
Ve, grita, levántate,
Escápate de ti mismo, y la gravedad
Oye, deja de hablar, para que pueda hablar
Calla ahora
Reiníciate y vuelve a arrancar
Eres libre para irte
Grita de alegría, si puedes
Recuerda las palabras de Jesús en los
Evangelios, diciendo a los que son curados y perdonados: “Vete, eres libre, estás sanado”. Es el júbilo de
Breathe, por el que “cada día muero y nazco de nuevo”. Recuerda a las palabras de Bob Dylan, cuando canta: “No estoy ocupado en nacer, sino ocupado en morir”. Son canciones que se abren a lo nuevo, lo inesperado, sorprendente y trascendente, al descubrimiento de la gracia.
He encontrado gracia dentro del sonido,
He encontrado gracia,
Eso es todo lo que he encontrado
BLANCO COMO LA NIEVE
La canción más sorprendente de este disco es sin embargo White As Snow. Es probablemente el tema más tranquilo e intimo que haya hecho nunca U2. La melodía está basada en un antiguo himno, Oh, ven, oh ven, bendito Emmanuel. La letra fue inspirada por la lectura de la maravillosa alegoría de William Golding, autor de
El señor de las moscas, que lleva el título de
Martín, el naufrago, y la visión de la película de Sam Mendes,
Jarhead, sobre los pensamientos de un soldado en Afganistán, herido por una bomba. La canción es un clamor por el perdón, que no nos puede dejar indiferentes.
Una vez supe que había un amor divino
Después vino un tiempo que pensé que no me conocía
¿Quién puede perdonar al perdón, cuando no hay perdón?
Sólo el Cordero, tan blanco como la nieve.
Y el agua era como hielo,
lavándome
Y la luna por encima de mí, brillando
¿Es este el disco más explícito de U2? Creo que no entiendo siquiera la pregunta. Algunas de sus letras sin duda dan escalofríos, a aquellos que leemos estas historias desde la Gran Historia (y Bono puede que les haya escrito con esa Gran Historia en la mente). Pero este álbum apela a un público más amplío. No tienes que ser cristiano para reconocer la realidad de muchas de las cosas que dice. No creo tampoco que sea su mejor disco, pero es un gran álbum. Nos habla de la verdad que hay más allá de la realidad de nuestra fe personal. Puesto que hay “gracia en el sonido”. Por eso Bono repite una y otra vez:
¡Encuéntrame en el sonido!
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