Coelho confiesa en el libro haber sido drogadicto, practicar la homosexualidad y la magia, siendo un fiel seguidor de los mandatos del satanista Aleister Crowley, hasta el extremo de tener un joven esclavo. No hay duda que ahora se declara “católico, practicante y pecador”, pero ¿en qué consistia el satanismo de su juventud?
La mayor parte de la gente no entiende realmente qué es el satanismo, empezando por los propios cristianos, que tienen a veces ideas extrañas sobre el ocultismo. Ya que los
satanistas no adoran a
Satanás, sino que como suelen decir ellos mismos, “en el satanismo cada uno es su propio dios”. Esto es algo que nos choca, sobre todo porque el nombre de
Satán es onmnipresente en el
satanismo, pero hay que darse cuenta que ellos lo entienden “más como un símbolo, que como una entidad sobrenatural”. Por lo que filosóficamente, podríamos considerar al
satanismo como epicúreo, ya que pretende “gozar de la vida de la manera más intensa posible y convertir la voluntad en la única ley”.
Ese aspecto nihilista del
satanismo es el que Julio Caro Baroja observa en las personas que asistían a
misas negras en el País Vasco: "Son en general gentes hasta cierto punto sofisticadas, con una pequeña o gran tendencia a la hipertrofia del yo y una curiosidad morbosa por ciertas psicopatías, sexuales sobre todo”. Es gente, para el antropólogo, que “en suma poco tiene que ver desde todos los puntos de vista con las brujas campesinas de la Europa medieval y de los siglos XVI y XVII”.
ALEISTER CROWLEY
El satanismo hoy, es un movimiento de nacimiento relativamente reciente, pero antes de su último brote en California en los años sesenta, tiene su origen en un enigmático personaje inglés llamado Aleister Crowley (1875-1947), que se convirtió en
la bestia negra de la sociedad victoriana, por sus continuas provocaciones contra la religión y la moral. Criado en una familia evangélica, vinculada a las
Asambleas de Hermanos más cerradas, leía la Biblia cada día, y le fascinaban los pasajes proféticos, llegando a identificarse con la figura del
Anticristo, anunciado en el
Apocalipsis. Su padre muere de cáncer cuando tenía once años, y su complicada psicología parece dominada por un odio a su madre y a su fe, que le lleva a acciones totalmente irracionales. Sufre sobre todo una enfermiza perversión sexual, a la que intenta dar un sentido mágico.
Crowley estudió en Cambridge, donde hace una poesía de estética
satánica. al estilo de Baudelaire, cada vez más pornográfica. "Mi propósito no es simplemente escandalizar, sino arrancar brutalmente el sentido de pecado", dice. En 1898 se une a la conocida
Ordén Hermética de la Aurora Dorada, fundada en 1887. Su sístema venía de un libro encontrado por su fundador, Mathers, en una biblioteca de París
. No tenía ningún ritual, sólo listas de
ángeles y demonios a invocar, y talismanes para consagrar y obtener todo tipo de poderes. Ya que aunque se dice siempre que hay dos escuelas de
magía, la blanca y la negra, éstas facílmente se entremezclan. Por eso Crowley en Londres tenía dos habitaciones que usaba como
templos, una para
magía blanca y otra para
negra.
Después de romper con Mathers, Crowley se casa y en Egipto pasa una noche en la Gran Pirámide, invocando al dios con cabeza de ibis que representa la sabiduría. Su esposa recibe allí un mensaje de Horus, cuya estatua vieron que tenía en un museo el numéro
666. Así contactan con su
Ángel Guardián: Aiwass, un mensajero de
Set, dios destructor, que algunos llaman
Satán. Este
le dicta
El Libro de la Ley, cuya máxima es que "no hay otra ley más allá de
Ház lo que quieras".
Su misión ahora es enseñar que dios está dentro de nosotros (no hay dios) y que el alma o centro del hombre es la Verdadera Voluntad. En el libro presenta una parodía de la Santa Cena, que convertirá en un ritual sexual en la sociedad que origina el satanismo moderno: la Ordo Templi Orientalis.
ORÍGENES DEL SATANISMO MODERNO
La
O.T.O. había sido fundada por masones alemanes en 1902, y propugnaba una sexualidad mágica, adorando un ídolo androgíno,
Baphomet, supuestamente
relacionado con los
templarios. Su fundador, Reuss, había sido de la ejecutiva socialista con la hija de Marx, hasta ser expulsado por su afición al
cabaret. Entre ellos estaba Rudolf Steiner, el secretario general de la
Sociedad Teosófica, que luego fundaría la
Antroposofía. El propósito de su magía no era buscar el placer sexual, sino un poder sacerdotal, que se concretaba también en dinero. Ya que Crowley relacionaba el éxito de estos rituales con la llegada de los donativos que mantenían la secta.
Crowley pasó años en Nueva York, donde llega a tener bastante influencia. Allí hace propaganda alemana, hasta que al final de la guerra forma una comuna en Sicilia. Pero tras la muerte de dos de sus miembros, es expulsado por Mussolini, para morir como un heroínomano en Inglaterra. Sus últimas palabras, temblando entre lágrimas, fueron: "estoy perplejo". Según la compasiva biografía que ha hecho John Symonds, cada cinco minutos se creía alguien diferente. Utiliza cientos de nombres y personalidades, en relación con sus visiones de anteriores reencarnaciones, y piensa que puede controlar la realidad por el pensamiento mágico. Por eso en Berlin se cree invisible en una cafetería, o andando entre la gente. En ese sentido el
satanismo tiene algo de fenómeno patológico.
En su mente enferma, Crowley encuentra justificación para todo. Aunque a veces se refugiaba en la idea de que estaba en las manos de un demonio como Aiwass. Nunca admitió ningún error, aunque escribe en su corazón se sabía culpable. Tuvo una vida de total indulgencia con todo lo que creía que Dios odiaba (magía, sexo y drogas), llegando a ofrecerse a las autoridades revolucionarias rusas para ayudar a destruir el cristianismo. Pero al final de su vida, durante uno de los bombardeos de Londres, repetía las palabras del Salmo 23, buscando la protección de aquel Dios que había conocido de niño.
ROCK Y SATANISMO
El mito de Crowley está intimamente unido a todo lo que significa la contracultura juvenil de los años sesenta y setenta. Su cara aparece en la portada del disco de los
Beatles, Sergeant Pepper. Pero
será el guitarrista del grupo Led Zeppelin, Jimmy Page, el mayor responsable de la crowleymanía de los setenta. Page leyó
Magia en teoría y práctica con sólo once años. Colecciona sus manucristos, primeras ediciones, pinturas, túnicas, sombreras, bastones y cartas
tarot. En 1970 compra la casa
Boleskine, al lado del lago Ness, que Crowley adquirió para ciertos rituales mágicos. Page contrata a un satanista para decorarla con murales que la devuelvan su condición original. Cinco años después financia una librería ocultista en Londres
, que lleva su astrólogo, reeditando las obras de Crowley. Y hace inscribir en el vinilo de su tercer disco, el lema de Crowley:
Ház lo que quieras.
El director de cine Kenneth Anger era discípulo de Crowley. Le pidió a Page y a los
Rolling Stones, que participaran en su película
La rebelión de Lucifer, para la que Jagger compone la
Invocación de mi Hermano Demonio. Bowie hace también referencia a Crowley en su disco
El hombre que vendió el mundo. Así como Bruce Dickinson del grupo
Iron Maiden, que
escribió incluso un libro sobre Crowley. Richard Ramírez es el bajista del músico más conocido hoy por sus provocaciones a la religión,
Marilyn Manson. El
define así el satanismo: "Es un proceso mental de ser tu mismo, de autopreservación. No implica necesariamente adorar al diablo. La palabra
satanás simboliza la máxima rebelión”. Esta reacción toma un carácter violento en el caso de
Deicide, un grupo de Florida perseguido por las asociaciones protectoras de animales por los sacrificios que hacen en conciertos, que han provocado incluso atentados en su contra. El cantante, Glen Benton ha amenazado al predicador Bob Larson, a quien dedica su canción
Mata al cristiano, por sus continuos ataques al
rock.
SECTAS SATÁNICAS HOY
Anton Szandor LaVey nació en Chicago en 1930, aunque vivió la mayor parte de su vida en San Francisco, donde fué domador de leones, fotógrafo de sucesos y organista profesional, antes de fundar en 1966 la
Iglesia de Satán, siendo conocido por sus seguidores como el
papa negro. “Los sábados por la noche -recuerda LaVey- podías ver a cantidad de hombres contemplando con lujuria a aquellas muchachas semidesnudas que bailaban en la feria. Cuando al día siguiente, por la mañana, tocaba el órgano en el servicio dominical de los evangelistas, volvía a ver a esos mismos hombres, ahora convertidos en padres de familia, acompañados junto con sus esposas e hijos. Descubrí entonces que la iglesia cristiana se asienta en la hipocresía.”
LaVey escribió una
Biblia Satánica en 1969. En los últimos años hizo algunos discos, pero se hizo más famoso por su aparición en la película de Polanski,
La semilla del diablo, que por su difícil relación con el
rock, que no consideraba muy útil para sus propósitos. La hija de LaVey, Karla, es sumosacerdotisa de la
Iglesia. En su sepultura, su padre “sólo lamenta las veces que ha sido demasiado amable”.
El
Templo de Set comienza tras la separación de Michael Aquino del grupo
de LaVey en 1975.
La simbología nazi identifica esta secta. Hoy hay otras muchas que son generalmente escisiones de las anteriores, pero tienen más relación entre sí de lo que parece. La mayor parte están en Europa y EE.UU., agrupadas bajo la
Orden Estelar Antigua Mystical-Kindi, que incluye otros grupos como la
Ordo Templi Astarte o Iglesia de la Ciencia Hermética nacida en 1970, o el
Luciferian Light Group.
LA GRAN MENTIRA
El diablo lleva diciendo desde el principio que nos libraremos del mal, si nos entregamos a él, pero en realidad lo que hace es anastesiar nuestra conciencia. Sus palabras suenan bien, y siguen atrayendo a todo aquel que se siente desesperado, al descubrir como Crowley, que no puede dominar sus pasiones.
Es por eso que el satanismo nace de la Iglesia, y no del mundo ateo, porque es una expresión de apostasía, no de ignorancia. Es la subversión de la moral cristiana, llamando al dominio propio, pecado, y al abandono, redención. Y como en el Edén, nos lleva a la desintegración moral, la locura, e incluso una muerte temprana.
“Lo que entiendo del sistema de Crowley”, dice el músico Jimmy Page, “es que la represión es la mayor obra del pecado”. Por eso era tal vez conocido por llevar una colección de látigos en su equipaje para humillar a sus seguidoras, con el mismo placer que mostraba su maestro. “Crowley no tenía una gran opinión de la mujer”, dijo el guitarrista de
Led Zeppelin, “y yo creo que no estaba equivocado”.
El satanismo se basa en la búsqueda de una “auténtica voluntad”, que deja los instintos libre de toda restricción moral. Las drogas, el alcohol o los rituales sexuales, son en este sentido medios para conseguir una conciencia de autoliberación.
El hombre toma así el lugar de Dios. Cree que no está sujeto a nadie y se autorrealiza por la obediencia a su voluntad soberana (“no hay más ley que
haz lo que quieras”).
Pero lo que el satanismo llama “verdadera voluntad” no es sino el auténtico “mensaje de redención” de la serpiente en el Edén (Génesis 3), por el que “siendo como Dios”, estaremos más allá del bien y del mal.
El verdadero Evangelio nos trae sin embargo un mensaje de victoria frente al mal, por lo que Cristo ha hecho en la cruz. No se trata por lo tanto de aceptar el mal, sino de librarnos de su poder y su culpa, por la fe en su muerte y su resurrección. Así que “¡ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz” (Isaías 5:20). Pero Jesús dice: “la verdad os hará libres” (Juan 8:32).
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