Adolfo Suárez en tres actos

El papel determinante que la prensa y la calle jugaron en la Transición española sin duda habría sido otro de no haber estado Adolfo Suárez al frente del Gobierno.

No fue en vano que la Encyclopedia Britannica le incluyera el primero de los políticos contemporáneos españoles

Me tocó vivir aquellos años apasionantes en primera línea de la información, por lo que pude seguir paso a paso el día a día de la política, lo que significaba ni más ni menos que la construcción del Estado democrático sobre el harakiri de la Dictadura franquista.

A Suárez le tocó el peor papel: el de hacer de malo de la película para unos y para otros. De las imágenes de ese coloso de la política -y de la historia- que se me agolpan en el recuerdo, quiero destacar tres:

-El 9 de junio de 1976, cuando en su discurso sobre la Ley de Asociaciones Políticas ante las Cortes Españolas antes de su elección como presidente del Gobierno citó aquellos versos de Antonio Machado:
Está el hoy abierto al mañana,
mañana al infinito.
Hombres de España:
ni el pasado ha muerto,
ni está el mañana ni el ayer escrito.

-El 25 de octubre de 1977 en la firma de los Pactos de la Moncloa. Nunca antes, por supuesto, pero tampoco nunca después un presidente del Gobierno logró juntar a representantes de la totalidad de partidos democráticos para suscribir un acuerdo de alcance nacional para sacar al país adelante.

La foto que hice justo detrás de Suárez en el momento de la firma flanqueado por todos los políticos es una de las que conforman mi exposición antológica “Manuel López 1966-2006”.

Cuando acudí a México para la inauguración en noviembre de 2007 en la Biblioteca Nacional, me quedé muy gratamente sorprendidio al ver esa foto colgada en un lugar preferente y al mayor tamaño. Señal de que para los organizadores de la muestra más que una fotografía documental era todo un icono del gran acuerdo político que tantos mexicanos desean para su país.

-La tercera imagen, que viví en la tribuna de fotógrafos a escasos metros detrás de Suárez, fue la asonada del 23F. El presidente que había citado al poeta muerto en el exilio en su investidura y que, tras su victoria electoral del 15 de junio de 1997 había logrado sentar a la mesa a todas las fuerzas políticas para sacar España adelante, vivía el momento más amargo de su carrera: su dimisión voluntaria para facilitar la gobernabilidad del país y la alternancia política que llevaría a cabo Felipe González.

Hay políticos que pasan por la historia, algunos hacen historia. Otros, contados, son historia. Adolfo Suárez, es el primero de la España en democracia, paz y libertad.

Supo dar la talla como político al frente de una tarea titánica sin descuidar la dimensión humana: el amor a su familia, el culto a la amistad y un exquisito trato con los medios. Sólo cabe un Adolfo Suárez en la Historia de España.