Por supuesto,
estos predicadores que flirtean con la manipulación de los sentimientos suelen aumentar sus probabilidades de convencimiento cuando consiguen dominar técnicas de oratoria persuasiva . Si además de esta facultad, el ponente cuenta con un público carente de suficientes elementos de juicio para discernir los contenidos expuestos, estos discursos religiosos pueden alcanzar cotas de impacto
emocional que dejen noqueada la obligatoriedad de preguntarse por la rigurosidad y profundidad real de lo escuchado. Son estrategias muy recurridas por diferentes líderes de masa desde hace siglos, incluidos –y este es un peligro mayor- creyentes sinceros que no tienen una consciente mala intención de manipular al auditorio, a pesar de que sí lo hagan.
Hoy los grandes productores de comunicación, las cadenas de TV, saben que cuanto más profundo sea el programa menos audiencia tendrá. Ya en 1938, Orson Welles narraba desde un programa de radio una supuesta invasión extraterrestre en directo que provocó el caos en EE.UU. 1,7 millones de estadounidenses creyeron en el desembarco alienígena y, de ellos, 1,2 millones "
se asustaron o fueron perturbados ", según un estudio de la Universidad de Princeton. Sirva esta curiosa anécdota como un ejemplo más de lo que el uso perverso de la emotividad y la oratoria puede llegar a conseguir. Pero nada nuevo bajo el sol, pues ya las escuelas de sofistas de la antigua Grecia se dedicaban por entonces a enseñar a los oradores y filósofos el
arte de
comer el coco al prójimo usando cualquier argumento por muy verdad a medias o mentira completa que éste fuese. Totalmente antievangélico.
Estudiosos de la comunicación como LeBon o Tarde han descrito el escalofriante grado de poder hipnótico que puede derivarse de la manipulación emocional. En estas investigaciones se recoge la gran capacidad de contagio emotivo cuando uno se encuentra en medio de una multitud conmovida, circunstancias en las que muchos individuos, al ser abordados en sus estímulos más primarios, “dejan desvanecer su personalidad consciente” para pasar a tomar actitudes o creencias que pudieran carecer de profundidad real.
Las emociones son de los elementos más sublimes de la creación de Dios y dan vida a nuestro ser . Y es por esta razón por lo que es una lastima ver como algunos creyentes han optado por el extremo insalubre de reprimir la expresión emotiva para evitar manipulaciones. Malo, pues hay que asumir que
como ocurre con todo lo grande y auténtico, es lo más valioso lo que se convierte en lo más susceptible de manipulación y de abuso por parte del ser humano.
Sin embargo,
el problema viene cuando la emotividad se convierte en el motor central para nuestras decisiones y creencias . Así ocurre en muchas sectas pero no es esto sustancia del mensaje de Cristo.
Las decisiones del cristiano se fundamentan en la premisa de la obediencia a la verdad de Dios y no en la espera de un culto, un retiro u otro evento donde presumiblemente vengan a darnos un
subidón de adrenalina. Este
subidón no es malo en sí mismo, pero no dependemos de nuestro estado anímico para ejercer la voluntad de Dios. Nunca el maestro afirmó, ni siquiera insinuó, que “
el subidón emocional nos hará libres ”. Sí, en cambio, lo dijo acerca de La Verdad.
Un ejemplo concreto de método
eficaz pero alejado de la esencia bíblica es la exposición de experiencias personales como sugerente reclamo que invita a la conversión cristiana. El Evangelio habla de la necesidad de “dar testimonio”, pero muchas iglesias crecientes han comprobado que resulta más atractivo dar “nuestro testimonio” en lugar de ofrecer el testimonio de Cristo al que Pablo se refiere. El apóstol, quien tuvo una espectacular experiencia personal con Dios camino de Damasco, no sustentaba su predicación de arrepentimiento en “su testimonio” o bienestar personal. Para él, la predicación del testimonio era el anuncio del problema del pecado y de la obra de Cristo en la cruz como solución. “
Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría . Me propuse más bien, estando entre vosotros, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste crucificado” (1ª Corintios 2, 1-2).
La esencia de la predicación de Pablo era cristocéntrica, y no
experimentocéntrica, milagrocéntrica o
testimoniocéntrica . Por tanto, todo lo que contemos como historietas es siempre accesorio y nunca será eje de la predicación de arrepentimiento.
Poner nuestras variables vivencias como gancho principal de la arenga puede levantar lágrimas, emociones y un deseo increíble de venir a Cristo para vivir las mismas sensaciones y bendiciones que el testificador. Esto puede ocurrir, pero no podemos engañarnos ni engañar a otros acerca de la realidad de la cruz. El mensaje central del Reino no es otra cosa que la persona de Cristo, su obra, nuestro arrepentimiento y nuestra obediencia incondicional para con Él. El resto son historias.
Continuará y acabará‘Compra la verdad, y no la vendas;
la sabiduría, la enseñanza y la inteligencia.'
Proverbios 23, 23
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