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José Agustín Escudero: cuestionar el papado en el XIX

Escudero difundió un discurso del obispo croata Strossmayer que criticaba a Roma y al Papa desde la doctrina. Un documento que generó controversia en el ámbito católico.
ORBAYU AUTOR Manuel de León 27 DE AGOSTO DE 2014 22:00 h

En 1852 el londinense Thomas Parker, traductor de un libro del gaditano Adolfo de Castro sobre los protestantes españoles, comenzó a imprimir y distribuir por Cádiz y otras ciudades del Mediterráneo el periódico protestante “El Alba”, que alcanzó cierta difusión durante el Bienio Progresista y se continuó distribuyendo con posterioridad.

También en 1852 John Boyne, de la Iglesia Evangélica de Escocia, viajó a Cádiz para distribuir ejemplares de la Biblia. El barco que le trajo le sirvió de medio de distribución de sus libros y consiguió que se agotaran las existencias. Tras su regreso a Escocia, a Leith concretamente, pronunció unas palabras con las que empieza el primer capítulo Robert Peddie (mrs). en The dawn of the second Reformation in Spain: the story of its rise and ... “Aunque no haya una puerta de entrada, -decía Peddie- el Evangelio se percibe en cualquier parte de España y no hay que seguir preguntando "Vigilante, qué hay de la noche?" "Vigilante, qué hay de la noche?" y el vigilante dijo: "Viene la aurora".

No deja de ser sorprendente la coincidencia de este caso con el que relata S. Southall en “The Christian” de 1872, sobre John Bain que trabajaría en Huelva principalmente. Dice:
- Yo mismo había congregado a este joven, John Bain, y habiendo conversado también con los cristianos experimentados que lo han conocido durante algún tiempo, no sentí duda sobre la realidad de su vocación. España está puesta en su corazón, y espera poder dedicarse conjuntamente al trabajo entre los marineros y también entre los españoles, aprendiendo el Español sobre el terreno lo mejor que pueda: en esta labor ya ha comenzado a realizarla. Ha pasado unos dos o tres años como un evangelista en los lugares remotos del norte de Inglaterra y el sur de Escocia que pueden resultarle una preparación para lo que ahora está ante él. Va adelante sin depender de ninguna Sociedad, "sin bolsa ni alforja," simplemente mirando al Señor para el suministro de espiritual que necesita. Mi objetivo en esta carta es pedirle que sea recordado en oración por los lectores del El Cristiano y también decir que, cualquier deseo de contribuir a su necesidades temporales, será un privilegio y con mucho placer encargaría de enviarle sus contribuciones. Que el Señor provea mucha bendición sobre su servicio y permita aferrarse muy cerca de Jesús! 128, Briggate, Leeds.8. Southall.

Se siguió enviando literatura a los contactos y protestantes de Cádiz, estando entre los receptores José María de Zulueta, hombre de negocios relacionado con Inglaterra, Tomás García Luna, Josefa Serrano Martínez y Margarita Barea, mujer bíblica, que había sido sirvienta de Lyon. En 1855, la llegada de Espartero al poder marcó un momento favorable para el regreso de los evangelizadores protestantes a Cádiz. John B. Quirrel distribuyó y leyó textos sagrados y visitó la ciudad de casa en casa para predicar el credo evangélico. Sus tareas no obtuvieron buenos resultados porque la comisión fue anulada en muy poco tiempo.

Sin embargo la iglesia católica encontró un buen martillo de herejes en la persona del canónigo de la catedral Francisco de Lara, que firmaba con el seudónimo de “Padre Cayetano”. Este distribuyó varios folletos como “La Biblia en manos de los protestantes” en los que intentando rebatir la doctrina evangélica demostraba su ignorancia y su inquina hacia el protestantismo con insultos como “Los vampiros” “Los camaleones” “Los malditos” “Los fariseos del siglo” acompañados de otras galanuras, provenientes del Obispado, que dedicaba al Protestantismo al que llamaba “bárbara e irracional doctrina”. También María, vindicada de los insultos protestantes. Opúsculo por el P. Cayetano, en que se refutan las blasfemias de los cuadernos, Tratados Evangélicos, núm. 4, y la Virgen María y los Protestantes, publicados en Madrid, en 1870. 15 de noviembre de 1871. Cádiz, imp. de la «Revista Médica» (1871), 8.º, 148 páginas.

Unas breves líneas de su “Epistolario del P. Cayetano o colección de sus once cartas a los protestantes de la iglesia evangélica establecida en esta ciudad de Cádiz” y que dedica a los protestantes de la calle Bilbao, nos muestran rápidamente la catadura intelectual y moral de este defensor del amor al prójimo:
- “¿No sois los pastores enviados por Dios a Cádiz para anunciarle la verdad, la paz, la salvación? Pues si creíais en peligro vuestras vidas, quiere decir que se acercaba la hora del martirio, que las coronas y las palmas solo están reservadas a los héroes; pero vosotros estáis convencidos de que sois mercenarios asalariados y comerciantes de conciencias, sabéis muy bien que el cielo no es para protestantes como vosotros y en vez de optar por la corona del martirio optasteis por unos cuantos gendarmes, que defendieran, si llegaba el caso, vuestro dinero, vuestros cómodos y elegantes estrados, vuestras esposas y vuestros chiquillos, puntos objetivos de vuestras creencias, de vuestro trabajo y de vuestra gloria. ¡Ah! Sabéis muy bien, que por allá no tiene nada reservado el que miente contra Dios, contra Cristo, el que resiste a la verdad divina, el protestante, en una palabra, y por eso vuestra gloria la cifráis en este mundo. Si os faltasen vuestros sueldos (los 30.000 y pico que cobráis ¿tendríais la abnegación del clero católico, que sin acordarse del hambre y la desnudez que siente, levanta religiosamente sus cargas, enseña de balde en los seminarios y escuelas y están contento sin una queja y pronto también a sufrir cárceles, destierros y la muerte, si Dios le deparase tanta dicha, por la defensa de la verdad y por la impugnación y condenación de los errores con lo que vosotros habéis plagado Europa?”

JOSÉ AGUSTÍN ESCUDERO
Llama la atención que hable el P. Cayetano de la abnegación del clero católico, de la enseñanza gratuita, de cárceles y destierros sin una sola queja, cuando desde principios del siglo XIX hasta 1840 la iglesia católica de España estuvo luchando y pidiendo porque no se suprimiera el diezmo, que no se amortizasen bienes de manos muertas y constantemente pidiese la dotación del clero. No olvidemos que tenía la iglesia católica un 80 por ciento del terreno en propiedad, del que en buena parte eran los monasterios los que administraban la tierra y las granjas. Las Cortes tenían todos los días proyectos de ley solicitando la dotación del culto y del clero. Los informes sobre los diezmos y la necesidad de no abolirlos está en la base de todo la bibliografía de la primera mitad de este siglo. Tampoco, el P. Cayetano no dejó de ridiculizar el bajo nivel social de los seguidores protestantes que según él serían unas 300 personas en Cádiz.

Algo más que atractivo histórico muestra José Agustín Escudero. Menéndez Pelayo afirma que era natural de Méjico y que llegó a Cádiz en 1872, aunque parece que ya estaba en Cádiz antes de esta fecha para instalar una escuela y fundar más tarde la “Iglesia Libre Cristiana Española”. Mantuvo relaciones, como el presbiteriano Canencia y con los republicanos. También dice Menéndez Pelayo que a instancias del pastor protestante Escudero se secularizaron los cementerios y se declaró suprimido el cargo de capellán de la cárcel. Un club republicano solicitó la prohibición de todo culto externo, pero los ediles no se atrevieron a tanto, contentándose con arrancar y destruir todas las imágenes de piedra o de madera y aun todos los signos exteriores de catolicismo que había en las calles y en el puerto y armar una subasta con los utensilios de la procesión llamada del Corpus. Del cementerio se quitó la cruz y se borró el texto de Ezequiel: Vaticinare de ossibus istis”.

Sin embargo lo que ha traído más controversia en el campo católico es lo concerniente al discurso que pronunció el obispo croata Josip Juraj Strossmayer (i) en el Concilio Vaticano I a favor de los protestantes. Durante mucho tiempo ha habido opiniones de todos los gustos sobre si era verdad o era una falsificación de José Agustín Escudero dicho discurso sacado a la luz por Escudero. Según la "The Catholic Encyclopedia” ésta tomó los datos de este discurso en las fuentes y documentos originales. Los detractores de este discurso afirman que en realidad este artículo de la enciclopedia no dice que el Obispo Strossmayer haya pronunciado ese "famoso" discurso, sino que "un discurso que pronunció defendiendo al protestantismo causó sensación". Era el discurso de 22 de marzo de 1870 que "se piensa que el falsificador fue el ex (monje) agustino, apóstata de Méjico que por entonces estaba en Italia. Tampoco estamos seguros de que el discurso fuese falsificado ya que se parece mucho al pensamiento de Strossmayer y posiblemente, al caer en manos de Escudero, este lo difundiera ya que defendía al Protestantismo.

Escudero apareció aquellos años como el gran descubridor de este discurso que se difundió por Inglaterra y América, llegando a publicarse en las revistas alemanas por 1890. Estas se retractarían cuando los colaboradores de Strossmayer protestaron contra tal libelo. Sin embargo en 1981 el discurso resurgió nuevamente como uno de los panfletos que la Liga Evangélica titulado:"Hier stehe ich. - Ich kann auch anders. Aus dem Leben eines römisch-katholischen Bischofs" – Por el Dr. R. KroneaMesskirch. La difusión del discurso hizo que la iglesia católica publicase todos los discursos del Vaticano I. En 1876 el Obispo Strossmayer fue informado de la autoría original de la falsificación por medio de la siguiente carta, cuya copia está adjunta al Apéndice de las Actas del Concilio (Acta etc. IV b, 649 ss.). Esta carta nos sirve a nosotros para conocer mejor la vida de Escudero, al que el autor, Pedro Stollenwerk, dice ser este “protestante, masón, “carbonario”, predicador y hasta se ha hecho pasar por obispo protestante causando problemas en Brasil y Montevideo

“Buenos Aires, 18 de Agosto de 1876.
- Monseñor: Permitid que me dirija a Su excelencia para enviaros adjunta al pie, una edición de “América del Sud” que se publicó aquí. Contiene, bajo el título “La Verdad en el Vaticano” la confesión de un hombre que os ha hecho un grave daño y quien, oportunamente, publicara un discurso bajo vuestro nombre en el Vaticano y que ciertos protestantes han hecho circular aquí. Al final este hombre reconoce ser el autor y de tal modo remedia al menos algunos de los problemas causados.
- Aunque no cultivo ninguna relación con el autor, sin embargo me consta desea que su retractación se haga conocer en Europa. El Dr. José Agustín de Escudero es mexicano y fue alguna vez un agustino que dejó su orden en malos términos. Emprendió viaje por España y Francia. Al tiempo del Concilio también estuvo en Italia. Se hizo protestante, masón, “carbonaro”, predicador y hasta se ha hecho pasar por obispo protestante causando problemas en Brasil y Montevideo. Aquí en Buenos Aires se ha reconciliado nuevamente con la Iglesia y se ha casado luego de que sus votos sacerdotales fueran anulados en Roma [?] Al tiempo de la retractación citada arriba, era colaborador de “América del Sud”, del cual ahora es editor. Si su conversión es genuina, sólo Dios sabe. Yo, lo dudo. Si Vuestra Gracia Episcopal desea más información, me pongo a su disposición haciéndole saber mi domicilio: Sr. D. Pedro Stollenwerk, Misionero Lazarista, Buenos Aires. Calle Libertad, Hospital ”

La Enciclopedia Católica, en la biografía de Strossmayer, dice:
- “En el Concilio Vaticano fue uno de los opositores más destacados de la infalibilidad papal y se distinguió como orador. El Papa elogiada el "más que notable latín de Strossmayer ". Un discurso en el que defendía el protestantismo causó gran sensación. Luego otro discurso, pronunciado al parecer en 02 de junio de 1870, fue imputado a él. Está lleno de herejías y niega no sólo la infalibilidad, sino también la primado del Papa. El falsificador se dice haber sido un antiguo Agustino, un Mexicano llamado el Dr. José Agustín de Escudero. Después del Concilio, Strossmayer mantuvo su oposición a todos los otros obispos y mantuvo una conexión con Döllinger y Reinkens hasta octubre de 1871. Entonces les notificó que tenía la intención de ceder "al menos exteriormente".

El libro “La religión católica del siglo XIX o sea su examen critico ante la moral y el evangelio, ante la razón y la filosofía”
por: Dr. José Agustín de Escudero
 1870
 con rubrica y dedicatoria de puño y letra del 
autor a su hijo, Manuel Rafael de Escudero es un libro controvertido pero con un contenido erudito.

”En este libro, -dice una referencia sobre él- el ex monje, José Agustín de Escudero, con pretexto de defender a la iglesia católica, se pone en contra de ella y hace las mas duras criticas contra los procedimientos clericales y mas contra la actitud de la iglesia hacia los fieles haciendo hincapié en la decadencia y la corrupción y los abusos que existe en esta. A decir de sus críticos este libro fue mas un acto de resentimiento por haber sido procesado canónicamente y expulsado de la iglesia y que a partir de ahí el ya no fuera bien visto por la comunidad eclesiástica europea. En este libro hace mención literal de los escándalos sexuales, mancebía y pedofilia por parte de sacerdotes, monjes y frailes, así como hace mención de los conventos que fueron cerrados en México por el presidente Ignacio Comonfort por descubrir actos de conspiración en contra del gobierno e insta al partido liberal republicano (masones) a atacar a la iglesia declarándoles la guerra abierta a los sacerdotes corruptos
.

Un raro libro de este más que controvertido personaje recordado u olvidado por ser el presunto verdadero autor del discurso apócrifo que emitió el obispo Joseph G. Strossmayer ante pio IX, contra la infalibilidad del papa en el concilio Vaticano I de 1870. Escudero fue expulsado de la iglesia católica por su condición de masón, además de sospechas de ser un sacerdote usurpador sin haber sido ordenado ni tener las debidas acreditaciones, después fue ministro en Costa Rica entre otros puestos diplomáticos en otros países”. Esta es la reseña del libro que no he podido leer pero que contrasta con lo que dice Menéndez Pelayo de que se rezaba el rosario y se conservaban muchas prácticas católicas en la iglesia fundada por Escudero. Más que de protestante, -dice- podía calificársele de viejo católico, en el mal sentido que se da a esta palabra en Alemania; así me lo indica un libro suyo que tengo a la vista, La Religión católica del siglo XIX o sea su examen crítico ante la moral, el Evangelio, la razón y la filosofía.

Además el estilo del libro toca todos los elementos y recursos más sensibles del enfrentamiento catolicismo-protestantismo: “En los Tribunales Eclesiásticos no reina más que la ignorancia y el capricho, el mezquino interés y los respetos humanos. Esto decimos, no solamente hablando de la mayoría de estos tribunales, sino que nos extendemos a los Tribunales de la misma Roma, donde para escándalo del universo, se conserva aún el de la Santa Inquisición donde unos cuantos frailes soberbios y altaneros, se abrogan el derecho de la infalibilidad tan común en nuestros días, atropellando la sana razón y la filosofía, faltando a las leyes divinas y humanas y al derecho natural; solo por seguir ese sistema de unidad con que la maldecida Corte de Roma y sus secuaces, cubren sus crímenes, su ignorancia, su capricho...”

No sabemos si existe falsificación del discurso del obispo Strossmayer pero es evidente que este obispo se enfrentó a la infalibilidad del Papa. Dice: “por consiguiente, reasumo y establezco:
1 . Que Jesús dio a sus apóstoles el mismo poder que dio a Pedro.
2 . Que los apóstoles nunca reconocieron en san Pedro al vicario de Jesucristo y al infalible doctor de la iglesia.
3 . Que los concilios de los cuatro primeros siglos, mientras reconocían la alta posición que el obispo de Roma ocupaba en la iglesia por motivo de Roma, tan sólo le otorgaron una preeminencia honoraria, nunca el poder y la jurisdicción.
4 . Que los santos padres en el famoso pasaje: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia”, nunca entendieron que la iglesia está edificada sobre san Pedro, sino sobre la Roca, es decir, sobre la confesión de la fe del apóstol.

Concluyo victoriosamente, conforme a la historia, la razón, la lógica, el buen sentido y la conciencia cristiana, que Jesucristo no dio supremacía a san Pedro, y que los obispos de Roma no se constituyeron soberanos de la iglesia, sino tan sólo confesando uno por uno los derechos del episcopado: (Voces: ¡Silencio! ¡Silencio! ¡Insolente protestante! ¡Silencio!).

¡No soy un protestante insolente! La historia no es católica, ni anglicana, ni calvinista, ni luterana, ni arminiana, ni griega cismática, ni ultramontana. Es lo que es, es decir, algo más poderosa que todas las confesiones de la fe, que todos los cánones de los concilios ecuménicos. ¡Escribid contra ella si osáis hacerlo! Mas no podréis destruirla, como tampoco sacando un ladrillo del Coliseo podríais hacerlo derribar. Si he dicho algo que la historia pruebe ser falso, enseñádmelo con la historia; y sin un momento de titubeo, haré la más honorable apología. Mas tened paciencia, y veréis que todavía no he dicho todo lo que quiero y puedo; y aún si la pira fúnebre me aguarda en la plaza de San Pedro, no callaría, porque me siento precisado a proseguir”.

Otra observación que formuló entonces Strossmayer, se refería a las expresiones severísimas contra los protestantes, a pesar de que el Concilio había atacado directamente al panteísmo como la fuente de tantos errores. Recalcó que con anterioridad al protestantismo hubo focos de racionalismo en el siglo XVII dentro del humanismo y el laicismo. Así, por ejemplo, en Francia, Voltaire y los enciclopedistas, sin relación alguna con el protestantismo, formularon doctrinas muy perniciosas y errores no sólo contra la religión sino también contra el orden social. Aportando argumentos como justificación del protestantismo, Strossmayer se remontó idealmente a los primeros siglos del cristianismo en los que se vieron errores similares a los del protestantismo. Para demostrar que era injusto achacar todo el mal a los protestantes, citó el caso de Leibnitz y de Guizot, ambos protestantes. Guizot se opuso al libro de Renán contra la divinidad de Jesús. Por eso recomendó a los sacerdotes leer la obra de este autor, en la que deberían hacerse algunas pequeñas enmiendas. Al oír murmullos de protesta, el orador dijo textualmente: “Considero que hay todavía muchos entre los protestantes que siguen el ejemplo de aquellos varones ‑en Alemania, Inglaterra y América‑, que todavía siguen amando a nuestro Señor Jesús por lo que son merecedores de que se les aplicaran las palabras de San Agustín: «Están en el error, en el error, pero deambulando creen estar en la verdadera fe» (los murmullos continuaban, pero Strossmayer continuó) : “Son heréticos, verdaderamente heréticos, pero nadie los considera tales”.

Como conclusión a este debate de falsificación o autenticidad del documento, editado en 1870 por un protestante, José Agustín de Escudero, miembro de varias Academias y sociedades científicas de Europa y América, nos hacemos esta pregunta: ¿Como podía falsificar Escudero a Strossmayer en vida? Evidentemente este pastor no podía decir más cosas que las que había ya defendido en varias ocasiones el obispo croata.

Pero este tema también había salido en la prensa evangélica extranjera, como lo hacía “The Chistian” de 1872.
- Alemania.
- El Dr. Strossmayer sólo ha sido traducido de la sede de Sirmio y Bosnia al de Agram. Este prelado ha propugnado abiertamente la causa de aquellos que dicen "ruego a Dios permita el verdadero sentido de la ley divina y la gracia para no ser falsificada por las exigencias de la actualidad," para citar las palabras utilizadas en la proposición de los obispos que se oponen a la definición de la infalibilidad Papal. La esencia de la Filípica conocida de Strossmayer contra las tendencias jesuíticas de Roma se encuentra en el siguiente texto, citado por un periódico alemán: — "Llámame hereje, pero protesto por que yo no dejaré este punto hasta que haya dicho la palabra que mi conciencia me obliga a decir." Desde entonces, nadie de la audiencia ha interrumpido al portavoz, y sus adversarios se han refugiado en el odio silencioso, siendo incapaces de refutar sus argumentos. Se informa que las direcciones de agradecimiento y aprobación que han sido enviadas a ese obispo protestante de todas partes de Alemania superan a esta hora 150 en número. Por tanto no es de extrañar las "licencias" romanas hayan hecho desaparecer la biografía de aquel Obispo en una edición reciente de Leipzig Illustrated News. E pur si muove!

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(i) José Jorge Strossmayer nació en febrero 4 de 1815 en Croacia-Slavonia, y murió en 1905. Fue elegido obispo de Diavovár en 1849, con el título oficial de Obispo de Bosnia y Slavonia. Su vida fue dedicada al progreso de la vida nacional entre los croatas, él construyó un oalacio y catedral en Djakovo, y fundó un seminario para los croatas en Bosnia. Su discurso en el Concilio Vaticano de 1870, en que él defendió al Protestantismo, causó mucha controversia. Él fue uno de los oponentes contra la infalibilidad papal. Después del Concilio Vaticano de 1870, se mantuvo su oposición más tiempo que todos los demás obispos. Él tuvo amistad con Dollinger y Reinkens hasta octubre de 1871. Entonces él los notificó que iba a ceder al Vaticano ‘por lo menos, por fuera’. Después, proclamó su lealtad al papa, usando un lenguaje muy extravagante, en varias ocasiones. Fue ayudante de Agustín Theiner, quien tuvo el puesto sobre la Biblioteca del Vaticano en Roma en 1863. Él fue un alto funcionario al Santo Imperio Romano, y obispo al trono pontificio.
 

 


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COMENTARIOS

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luis aberto
01/09/2014
10:37 h
2
 
En cuanto al famoso 'discurso', se ha podido comprobar que al autor del mencionado 'discurso' fue un ex-sacerdote que después contrajo matrimonio. Su nombre: José Agustín Escudero, de México. Aquí las palabras de monseñor Strossmayer: 'Hace unos años, circuló bajo mi nombre un HORRENDO DISCURSO, que está tan lejos de mí por su forma y contenido de Sud América en que un sacerdote RECONOCIÓ, arrepentido, que lo había CONFECCIONADO y divulgado, bajo mi nombre. A pesar de que este escrito ostentaba por sí mismo características evidentes e indubitables de su origen apócrifo, causó muchas confusiones entre quienes no sabían que mis discursos fueron guardados en los Archivos del Vaticano y que no
 
Respondiendo a luis aberto

luis alberto
29/08/2014
16:02 h
1
 
Considero que a la luz de la historia y de la verdad, no es justo emitir opiniones favorables o desfavorables de la iglesia Católica del siglo XIX con la óptica del presente. En lo que se refiere al obispo Strossmayer, dentro del aula conciliar, él salió en defensa de los derechos de los obispos. El tema en este Concilio era sobre la infalibilidad del Papa. Para el momento se comentaba que no era lícito separar la CABEZA (el Papa) del cuerpo, ni el CUERPO de la cabeza. La infalibilidad del Papa, afirmaba Strossmayer, debe atribuirse a todo el cuerpo de la Iglesia, como lo prueba desde la antigüedad la celebración de concilios ecuménicos en los que, según la TRADICIÓN, eran los obispos JUNT
 



 
 
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