Uno de los evangelistas presbiterianos que influyó en el desarrollo de estas primeras iglesias en Andalucía fue el inglés Robert Stewart Cloud. Robert forma parte de la formación del núcleo de la Iglesia Española Reformada y desde el primer momento apoya la idea de una sola denominación en el protestantismo español, cosa que resultaría imposible.
Robert S. Cloud era ya un avezado pastor y evangelista que había trabajado en Gibraltar y Orán antes de la revolución del 68. Conocía a la mayoría de las personas interesadas en la evangelización de España y las estimulaba orientándolas para la misión, lo mismo que hacía con instituciones como la
Spanish and Portuguese Church Missions a la que informaba y daba sus opiniones sobre la Iglesia en España.
Por 1870 uno de los iniciadores de la obra en Huelva fue el ex fraile franciscano
Pablo Sánchez Ruiz, casado con Amparo Sánchez, profesora y maestra de Biblia, que había formado parte del grupo iniciador de la IER. Este matrimonio había trabajado en Málaga años atrás. El pastor Pablo Sanchez fallecería en Huelva tras una larga enfermedad el 17 de junio de 1876, siguiendo la esposa trabajando para la
Spanish and Portuguese Church Missions.
La influencia británica en la provincia de Huelva era aún mayor que en toda Sierra Morena. Existían conexiones directas con Edimburgo. Entre los accionistas de las empresas establecidas en Huelva había personas muy interesadas en la evangelización de España que usaban los trasportes para introducir literatura. Las Minas de Rio Tinto (Huelva) ejercieron una influencia evangelizadora indirecta en toda la región, pero muy directamente en las Escuelas y congregaciones de la zona. Algún autor llegó a considerar las Minas de Rio Tinto otra “Gibraltar sui generis” cuando se forma la
Rio Tinto Company Limited.
El 14 de febrero de 1873, estas minas de Río Tinto son adquiridas por un consorcio internacional creado entre otros, por la Casa Matheson y la Deutsche National Bank of Bremen a quienes se les permitirá proyectar el futuro ferrocarril que uniría las minas con el puerto de Huelva. Este consorcio fundaría poco después la compañía con un capital de seis millones de libras inglesas.
Esto explica que años después, la localidad de Rio Tinto se convirtiera en una pequeña colonia inglesa dependiente de la compañía. El poder de la empresa llegó a ser tal, en la provincia de Huelva, que las edificaciones civiles dependían de los intereses de la empresa. Hasta el mismo club de futbol el
Recreativo de Huelva, fue obra personal de
Hugh Mackay Matheson, director de la Compañía.
También sería el barrio Reina Victoria como ciudad jardín que acogía a parte de sus empleados, la construcción de la Casa Colón de Huelva, que terminó convirtiéndose en sede para oficinas, junto al desaparecido hospital inglés o el gigantesco muelle del Tinto. En los primeros años se construye la línea del ferrocarril y en solo dos años se dispuso de una línea que unía la misma mina con la salida más cercana al puerto de Huelva.
Por lo tanto, la mayor parte de la riqueza obtenida de las entrañas de la tierra (se estima, por ejemplo, que la mitad de la pirita mundial) partía rápidamente, a través del Atlántico, hasta Inglaterra dejando una comarca en aparente progreso pero en realidad deprimida por una industrialización feroz. Pese a todo, los beneficios de la empresa en la provincia fueron innegables. Con una plantilla de 17.000 trabajadores de Huelva, Sevilla, Galicia o el Algarve y el Bajo Alentejo portugués solamente en empleo directo.
La figura de Matheson sobresale por su aportación al protestantismo andaluz. Su muerte así era sentida en una de las revistas protestantes: “
Mr. Hugh Matheson falleció en Londres en 1898. Uno de los mayores capitalistas de Inglaterra, era uno de los cristianos más ejemplares, fervoroso y activo propagandista (allí y en España) del Evangelio que tenía en su corazón y en su vida. Los evangélicos españoles de aquella región (se refiere a las minas de Riotinto) recordarán siempre con agradecimiento la protección que dio a la Iglesia y las Escuelas Evangélicas, tan florecientes allí. Murió a la edad de 79 años. (Tomado de "
El Cristiano" 1898)
Matheson estaba buscando para invertir en algo que pagase grandes dividendos, y la ley de Bases de 1868 aprobada por el gobierno español hizo el resto. Dos comerciantes alemanes que vivían en Huelva, Heinrich Doetsch y Wilhelm Sundheim, contactaron con el magnate escocés y le explicaron la idea de invertir en minería en un pequeño pueblo de Huelva – Rio Tinto-, cuyos rendimientos prometieron ser extraordinarios.
Matheson fue convencido por estos dos alemanes inteligentes y el 29 de marzo de 1873 la Rio Tinto Company Ltd. fue fundada en Londres. Muerto Matheson que había impregnado de paternalismo personal o filosofía propia los asuntos de la Mina, secundado por los Directores bajo su mandato, estos comenzaban a ser llevados con menos indulgencia y más pragmatismo por los sucesivos Directores.
Sin embargo destaca la figura de Matheson por su preocupación religiosa con los empleados. En la medida que se iban ocupando las casas de Bella Vista, el desarrollo de la sociedad allí asentada, sin perder los vínculos con los compatriotas del entorno, coincidían no sólo en el trabajo sino, principalmente en el Club. Era el lugar donde, cada domingo, coincidían casi todas las familias para asistir al servicio religioso que impartía el primer Capellán que contrató la Compañía para la asistencia espiritual de la comunidad.
Como no podía ser de otra manera, Mr. Matheson, ferviente presbiteriano y “elder” de la Iglesia Presbiteriana Escocesa, entabló negociaciones con las autoridades religiosas de dicha confesión, logrando que el Rvd. David MacDonald fuese destinado a Rio Tinto. Desde 1883 y con escasos intervalos de ausencia, varios capellanes e incluso el mismo Matheson, cuando de visita se encontraba en Rio Tinto, aprovechó para predicar a una concurrida feligresía que escuchaba con atenta devoción las pláticas de tan preocupado pastor, que insistiría en los beneficios de ser abstemios, como él lo era, para contener las tentaciones de la carne y la bebida que tantos problemas causaba.
Se decía de Matheson que no tenía apetencias imperialistas y sólo le preocupaban los dividendos de sus inversiones y de los demás socios que confiaban en su pericia mercantil y honrada conducta, cimentada en la religión que practicaba con total integridad y constancia. Según Pedro Real, “probablemente nunca previó que Rio Tinto llegaría a ser semejante a Gibraltar, con cañones defendiendo a la “british flag”, puesto que la Mina no se conquistó por las armas, pero tampoco lo fue Chipre, cedida por un tratado que derivó en una colonia más del Imperio, cinco años después de la compra de la que nos estamos ocupando.
Nunca se pudo decir que Rio Tinto fue una dependencia de ultramar como las que administraba el Gobierno inglés, pero las similitudes con aquellos territorios eran muy próximas. La sutileza con que se fraguó la compra (parte muy activa en este punto se debió al Diputado español y Apoderado de la Compañía de Rio Tinto, en Madrid, D. Daniel Carballo Cousido) paulatina llegada de técnicos y especialistas extranjeros, en minería, ferrocarriles, etc., derivarían, en los prolongados años de explotación minera, con estereotipos calcados de la tierra original de Mr. Matheson”.
Dice Pedro Real Valdés
(i) sobre la persona mediática y actividad social de Matheson: “No obstante, con repercusión nacional y, por tanto con incidencia en las Minas, fue el reconocimiento de mayoría de edad, el 17 de Mayo de 1902, del Rey D. Alfonso XIII (Nació el 17 de Mayo de 1886) personaje bajo cuyo reinado tantas cosas –no muy gratas- se registraron en Rio Tinto, sin que con ello queramos decir tuvo implicaciones directas. Nunca visitó las Minas, como contrariamente lo hizo su padre, Alfonso XII, el 2 de Marzo de 1882. Bien es cierto que se le esperó, cuando con ocasión del 4º Centenario, visitó, acompañado por su madre, la Reina Regente y sus hermanas, la ciudad de Huelva.
También, en aquella ocasión, el Presidente de la Compañía, Mr. Matheson, invitó a la familia real a girar visita a Rio Tinto (Nos consta por la fotocopia de la carta manuscrita que dicho Sr. cursó a Palacio el 5 de Agosto de 1892) pero entonces, aún permanecían rescoldos de los sucesos de 1888 y la Regente, por mediación del Jefe Superior de Palacio, Duque de Medina Sidonia, rehusó la invitación. (Así mismo, conservamos fotocopia de la referida comunicación).
Le cupo el honor de organizar y recibir en Rio Tinto al Rey D. Alfonso XII, al director Mr. Prebble, cuando llegó desde Huelva, acompañado por el Presidente Matheson y séquito para visitar las Minas, el 2 de Marzo de 1882. Con dicha ocasión hay una curiosa referencia que hace notar Matheson a su hija en la que le escribe, desde la Mina, lo que parcialmente se cita, como sigue:
“…salimos para el paseo de medianoche y montamos en un tren de 3 carros planos con bancos de jardinera, espalda con espalda, colocados sobre ellos de lado, fue hecho para mi cuando en mi última visita yo estaba cojo, solo que Mr. Prebble los había cubierto de toldos, arreglándolos para, exactamente no rozar el techo de las galerías subterráneas. Fuimos al túnel principal y continuamos a 900 metros dentro de la mina, viendo las galerías las cuales están siendo cortadas a derecha e izquierda y continuando los trabajos tanto de noche como de día…”
En 1898 se conocía en Rio Tinto, el fallecimiento del Presidente de la Compañía, Mr. Hugh Mackay Matheson quien había estado al frente de la misma desde 1873, habiendo sido, sin duda, el iniciador y promotor de la Sociedad. El óbito se produjo, según versión registrada en las memorias de su propia esposa, a la 1,30 del 8 de Febrero de dicho año y su entierro 12 días después, en el cementerio de Highgate (Norte de Londres)
Como miembro destacado de la Iglesia Presbiteriana, los responsables de la misma, acordaron colocar una tabla, en la Iglesia de la Trinidad de Hampstead, con la inscripción:
In Memory
Hugh Mackay Matheson
Born April 23rd, 1821
Died February 8th 1898
“ When the ear heard me, then it blessed me; and when
the eye saw me, it gave witness to me”
“Go ye into all the world and preach the gospel”
De manera similar fue colocada una placa metálica en la Iglesia de Strathpeffer, en una ventana a la derecha del púlpito cercana a los asientos que ocupaban los Matheson:
In Memory Hugh Mackay Matheson Of Elsick Died Feb, 8th, 1898
Como no podía ser menos, los miembros de la colonia inglesa de Rio Tinto, asistieron al servicio de funeral, oficiado en la Capilla por el Rvd. John Jeffrey. Fue el postrero homenaje a quien, en ocasiones, había predicado a muchos de los que entonces acudieron a dicho fúnebre homenaje.
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(i) Recuerdos de Rio Tinto. Pedro Real Valdés. Agosto de 2012.
http://recuerdosderiotinto.blogspot.com.es/2012_08_01_archive.html
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