George Fox por 1652 es el más conocido fundador de los cuáqueros.
Entre los primeros españoles en abrazar el cuaquerismo fue Félix Antonio de Alvarado.
Alvarado había revisado el castellano e
l Libro de Oración Común o Liturgia inglesa en 1707 y en 1715 y tradujo el libro de Roberto Barclay
“Apología de la verdadera teología cristiana” impresa en 1710.
Siendo disidente de la iglesia anglicana,
Alvarado se enmarca dentro de la actividad académica y literaria de los emigrados, como era la producción de literatura, la divulgación del hecho religioso, las traducciones y la difusión de la Biblia fundamentalmente. Su obra más conocida sea el libro
“Diálogos Ingleses ,y Españoles , con un método fácil de aprehender una, y otra Lengua”, impreso en Londres, año de 1719.
La Apología de Barclay sería uno de libros que influyó también en
Luis Usoz i Rio para hacerse cuáquero, desde cuyo pensamiento comenzó a consagrar su vida y su dinero. Si Alvarado necesitó de la ayuda de los cuáqueros de Londres que en comisión aprobaron el medio de favorecerle, Luis Usoz en cambio puso su fortuna al servicio de la extensión del protestantismo en España.
Por 1840 Usoz comienza a relacionarse con otro cuáquero,
Benjamín B. Wiffen, quien le convenció para editar juntos la colección de
Reformistas Antiguos Españoles. En el círculo ideológico cuáquero de Usoz i Rio estaban su esposa
María Sandalia Acebal de Arratia, su hermano
Santiago, notable helenista,
José Sánchez Balsa, empleado de la aduana madrileña y un corto número de amigos.
No dejarían de tener influencia los cuáqueros entre los liberales españoles en el exilio de Londres por 1823-1833. Anteriormente,
Simón Rojas Clemente, en 1818 sería perseguido por la Inquisición acusado de haber tenido contactos con los cuáqueros y haber estado en su templo con la escusa de aprender hebreo. Se salvaría de las garras inquisitoriales al ser abolida esta Institución.
En el mismo sentido de afinidad con los cuáqueros J.B. Vilar coloca a
José María Blanco White, después de haber abandonado la Iglesia de Inglaterra y su posicionamiento posterior hacia el unitarismo. Considera que los encendidos elogios prodigados a la Sociedad de Amigos en su obra
Luisa Bustamante contrastan con las opiniones sobre la iglesia que acababa de abandonar.
Usoz consideraba, vistos las adhesiones a los cuáqueros en esta obra, que la muerte de Blanco White supuso que este no pudiera indagar suficientemente sobre la Sociedad de Amigos antes de entregarse a un tan exagerado racionalismo y Blanco muriera unitario.
Sobresalen entre los liberales españoles en Londres, entre otros
Bartolomé José Gallardo que guardó buen recuerdo de la Sociedad de Amigos cuando fue ayudado por uno de ellos. El ex sacerdote valenciano
Joaquín Lorenzo Villanueva hizo de traductor para los Amigos con la
Teología natural de Paley y otras tres obras de Joseph Jhon Gurney. J.B. Vilar también coloca entre los cuáqueros al último protestante a pena de horca y ser quemado por hereje por la Inquisición, al catalán
Cayetano Ripoll.
Visitas a España de cuáqueros, con fines misionales mezclados con los negocios, son conocidos desde 1818 como el caso
Richard Deacon de extraño itinerario religioso, hasta la del cuáquero americano de origen francés,
Stephen Grellet que en 1833 recorrió España y fue recibido por Fernando VII.
Grellet llegó a España acompañado del filántropo y químico inglés
William Allen, coofundador de la compañía
Mineralogical Society y la
Geological Society, y también miembro de la Sociedad de Amigos. Parece que su actividad principal fue demandar una eficaz actividad contra la trata de esclavos, aunque visitaron a personas amigas y alguna afín a los Amigos como
Antonio Bergnes de las Casas.
El catalán Bergnes, según Vilar, vivió y murió dentro de la iglesia católica, sin embargo parece que su vida “estuvo penetrada de un ideal deísta y filantrópico que le acerca a los medios protestantes”. Lo demuestra su actividad editorial, publicando Nuevos Testamentos por cuenta de la Sociedad Bíblica de Londres y traduciendo obras de autores protestantes. Además de haberse relacionado con Borrow y Graydon, para J. B. Vilar hay ciertos indicios de estar Bergnes inclinado o con cierta predilección por la Sociedad de Amigos. Otro cuáquero antiesclavista, llamado
William Foster, aparecerá recorriendo España en 1851.
El conflicto teológico complicado por las tensiones sociales hizo que la Sociedad de Amigos se dividiera a partir de 1827 en tres grandes subgrupos: Hicksites (liberal),
ortodoxa (evangélico), y
quietista conservadorcon actividad en España por parte del Dr. G.W. Alexander y los hermanos Wiffen.
Los cuáqueros
no solo estuvieron presentes en España en las diferentes guerras con ayuda humanitaria y diferentes acciones sociales. Estuvieron también en el caso Matamoros enviando una delegación de la Diputación de la Sociedad de Amigos compuesta por Robert Fox, Jhon Hodgkin y Josepf Cooper.
Así aparece en
Narrative of the Proceedings of the Deputation to Madrid on behalf of the ... escrito de
Edward Steane. En nuestra Guerra Civil de 1936 –dice Gabino Fernández en “Efemérides” – “El representante en España en la
“Society of Friends” (Cuáqueros), Mr. Alfed Jacob, informó de sus actividades en Barcelona, por medio del número 4, del Boletín de Información Religiosa, anunciando lo que sigue: “Hemos abierto una Cantina juntamente con el
“Save the Children International Union”, en la Estación de Francia, y otra en la barriada de Sans. Tenemos proyecto de abrir otras en los distintos barrios pobres de esta misma capital. En Sans, repartimos diariamente 350 raciones de leche y también en el Hospital de Colonias Extranjeras, en Gracia”.
La sociedad tiene una gran deuda con los cuáqueros, pues fueron abanderados de la reforma social, luchando contra la esclavitud, contra el analfabetismo y construyendo con amor lo que las guerras destruían.
Durante el siglo XX la Sociedad de Amigos ha intentado fusionarse cooperando con organizaciones como el Comité Mundial de Amigos de la Consulta y la Conferencia Mundial de Amigos y ha tenido un rápido crecimiento en África. El
American Friends Service Committee es una organización de servicio independiente, fundada en 1917 para ayudar a los objetores de conciencia. Hoy en día, también proporciona ayuda a los necesitados en los Estados Unidos y varios países del Tercer Mundo.
LABOR SOCIAL Y HUMANITARIA DE LOS PROTESTANTES EN LA GUERRA
Si los cuáqueros estuvieron realizando labor humanitaria
en la Guerra Civil española, hubo muchos protestantes de diversas denominaciones que realizaron labor social y humanitaria a pesar de ser perseguidos. J.B. Vilar dice que, por parte de los evangélicos de la zona republicana, no hubo una condena explícita y audible contra el crimen de “7000” sacerdotes y religiosos inmolados, y que tampoco los hubo de parte católica ante las ejecuciones, en número proporcionalmente mayor, en la zona franquista.
Pero no es del todo generalizable, pues están aflorando datos de creyentes (es el caso de Samuel Vila) que supieron guardar en sus casas a sacerdotes y religiosas de su familia o conocidos. Tampoco hemos de olvidar, que para la República, los evangélicos éramos "curas infiltrados" y toda prudencia y precaución sería poca.
En 1937 se realiza una campaña humanitaria, en la que pastores como Capó, Vila y Albricias, salen al extranjero en demanda de socorro. A finales de ese año visita España el pastor de la Iglesia Reformada y alto dignatario del
Ressemblement Universelle pour la Paix, Jules Jezequel. Esta visita rompe el hielo de los comités de ayuda internacionales, aunque algunos ya venían funcionando desde el comienzo de la guerra.
Los
principales comités de ayuda fueron británicos y franceses, pero también de otras nacionalidades. El Comité de
"Ayuda Suiza a los niños de España” obra de los Fliedner de Madrid a principios de 1938 o la
"The General Fund for Distressed Women and Children in Spain" asociación cuáquera angloamericana, realizaron una labor filantrópica y de entrega encomiable.
Se pudo ofrecer a sus dirigentes la utilización de los edificios y la colaboración de las personas del "Colegio de la Esperanza" en la calle Calatrava, y de "El Porvenir" para ayudar a repartir los alimentos. Se trataba del "Servicio Civil" de Suiza, filantrópico. Profesores, abogados, médicos y otros voluntarios traían víveres de Suiza a Madrid, en camiones conducidos por ellos mismos, para ayudar a niños, madres embarazadas y lactantes y a ancianos.
Durante el último año de guerra, el peor, en "El Porvenir" se pudo dar a diario un desayuno de "Ovomaltina" y pan blanco a 600 niños, y a la tarde una merienda igual a otros 600 niños. A las 11, las 12, las 2 y las 3 de la tarde había cada vez un turno de 100 ancianos, de edad superior a los 75 años, para tomar un plato de comida, 100 gramos de pan blanco y una taza de compota. Así pues, "El Porvenir" sirvió para dar de comer a 1600 personas diariamente. Como los residentes de "El Porvenir" se hicieron cargo voluntariamente de la confección y reparto de los alimentos - y a este último se añadieron unas antiguas alumnas -, todos pudieron disfrutar también del plato de mediodía. Esto fue un alivio grande a la desnutrición que se sufría entonces.
A pesar de la necesidad, al terminar la guerra civil, el nuevo Gobierno confiscó los víveres y los camiones e invitó a los miembros de la Ayuda Suiza a abandonar el país.
A los cuáqueros se les permitió socorrer a las ciudades más necesitadas, pues también se les consideraba afectos a la República. Las primeras ciudades fueron Oviedo y Gijón, tan duramente castigadas por Franco a finales de 1937 y en la primavera de 1938 actuaron en Zaragoza, Teruel y Lérida.
La
Alianza Evangélica Española también abrió una subscripción por todas las congregaciones evangélicas del país para socorrer a los huérfanos del 34 sin considerar sus ideas políticas ni creencias religiosas. Otra ocasión más se presentó con la ayuda que la
"The General Fund Distressed Women and Children in Spain" asociación cuáquera angloamericana dio en la Guerra Civil, aunque con muchas dificultades, pues tanto cuáqueros como los delegados de la Cruz Roja eran sospechosos por tratarse de protestantes y también por tenerlos como simpatizantes de la Republica".
Los cuáqueros, con el Comité de "Spanish Evangelical Refugee Home" y en compañía de la rama inglesa de la Alianza Evangélica evacuaron viudas y huérfanos españoles a Inglaterra, entre ellos se encontraba un grupo de la Iglesia Evangélica de Gijón.
José María Laso Prieto en su libro
“De Bilbao a Oviedo pasando por el penal de Burgos” se citan a los cuáqueros americanos: "En los últimos meses de nuestra estancia en La Sellera, mejoró bastante la alimentación de los niños evacuados. F
ue gracias a la solidaridad de los cuáqueros. Los directivos de este colectivo religioso norteamericano concertaron un acuerdo con las autoridades republicanas para ayudar a los niños refugiados. En la Sellera montaron un comedor en el que
nos daban de merendar a los niños vascos. La merienda consistía en sendos tazones de Maizena y en una galleta parecida a la de los barcos. Todo ello en abundancia y sin que se nos exigiese una contraprestación religiosa".
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