Todo comienza con la muerte de Matías Bertomeu, un hombre que buscó la revolución en los últimos años del franquismo, pero que durante la transición pacta con la izquierda, traicionando todos sus ideales. Al momento repentino de su muerte, vive retirado en su pueblo natal, donde se ha reinventado como ecologista. En el crematorio está su hermano Rubén, un constructor sin escrúpulos, que soñó con ser arquitecto solidario, pero acabó destrozando el litoral valenciano, después de coquetear con el tráfico de drogas. Junto a él, su sobrina Silvia, que piensa que es alguien de izquierdas, cuando vive a todo lujo, a costa de su padre. Le acompaña su marido Juan, un catedrático alcoholizado, que pretende escribir su gran obra, cuando “aspirar es fracasar”…
Todos forman un terrible guiñol, tan fascinante, como devastador…
UN POZO OSCURO
Chirbes, nació en Tabernes en 1949, pero vive en un remoto pueblo valenciano llamado Beniarbeig, lejos del mundillo cultural y sus farándulas.
Su último libro ha sido sin embargo recibido por la crítica como una obra maestra. “Una de las mejores de la literatura española”, dice Ángel Basanta. En ese sentido se ha convertido en un autor de culto para una minoría de intelectuales, que ve esta novela como “necesaria en este tiempo de levedad, frivolidades y desmemoria”. Muchos admiran su valentía, aunque reconocen que su lectura es dolorosa. A juzgar por las entrevistas, parece que tampoco a él, le ha resultado fácil escribirla: “
Crematorio me ha llenado de dudas y me ha tenido en un pozo oscuro durante muchos meses”…
Esto es literatura pura y dura.
Aquí no hay ligeras historias de amor, códigos perdidos o aventuras imposibles. Estamos ante un fuego voraz que lo quema todo, desvelando unas vidas destruidas hasta las cenizas. Crematorio nos revela unos personajes prostituidos, malvados y cobardes, que forman el paisaje moral de una generación desencantada. “Todo es impostura hoy”. Ni el autor se libra de la quema. Su libro le “devolvía una imagen tan desoladora”, que se preguntaba “si no era inmoral” publicarlo. Aunque “quería contar el estado del alma humana, la mía, la nuestra, en un mundo así”…
¿AJUSTE DE CUENTAS?
La obra
se abre y se cierra con una cita de
El Conde de Montecristo: “Lo más bello y grande que puede hacer un hombre es recompensar y castigar”. ¿Estamos por lo tanto ante un ajuste de cuentas? Chirbes dice que no. Más bien se trata de “un intento de inmersión en lo que me rodea y en mi mismo”. Lo que el autor quiere es “salir de esa maraña engañosa que permite creerse a mucha gente que todo es culpa de otros – la terrible derecha-, esa corrupción, la subnormalización o infantilización (con perdón para los niños) de un país en el que si pones la radio el domingo por la tarde sólo puedes oír fútbol”…
Sus más duras críticas son sin embargo con los políticos. Chirbes, los ve como una “gente muy satisfecha”, encantada de conocerse a sí misma... “Se homenajean unos a otros: cómo conseguimos parar el golpe de estado, cómo implantamos la democracia, cómo hemos modernizado este país”... No es mucho más misericorde con movimientos como los ecologistas. Por eso es tal vez tan popular en Alemania, donde los
Verdes parecen haber tocado fondo en una dinámica de corrupción y continúas componendas con el poder establecido… ¿Quién se libra de la quema?
A LA DERIVA
El autor es implacable hasta consigo mismo. “Escribo contra mí mismo y sobre mí mismo”, dice Chirbes: “Yo no tengo muchos ánimos, casi ninguna esperanza”.
Como su personaje, el escritor fracasado Brouard, “se cansa del esfuerzo que hay que hacer para encontrarle sentido a todo esto que no lo tiene y va a la deriva”. Con él “comparte ese confuso sentimiento de saber que nunca habíamos tenido tanto de todo y que sin embargo, nunca habíamos pensado que la muerte iba a pillarnos solos”…
La obra de Chirbes es mucho más que una crónica sentimental de una generación que pudo cambiar la Historia, pero ahora se enfrenta a la soledad del Crematorio. Ya que a la muerte todos nos enfrentamos solos. Sólo que pocos se atreven a hacer examen de su propia vida, como Chirbes, por temor a enfrentarse a sus fracasos. Él tiene la “sensación de que resulta imposible librarse del pecado original que a todos nos consume”…
No es extraño. La Biblia dice que el problema alcanza a todo hombre. Ya que
“la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (
Romanos 5:12).
La buena noticia es que aunque por esa maldad reina la muerte,
“así también la gracia reina por la justicia” de
“uno solo, Jesucristo”, para
“vida eterna” (
v. 21). Fuera de Él, ¡no tenemos esperanza!
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