Otro metodista le sucedió a Rule:
James Lion. William Rule había tomado la decisión de ausentarse temporalmente de la ciudad, presionado por las autoridades, dejando a cargo de las funciones directivas de la misión a este agente ingles de la Sociedad. Pero como muestra del carácter obstinado de Rule, debe reseñarse que tanto él, de vuelta nuevamente en la ciudad, como Jacobo Lion. siguieron celebrando reuniones y enseñanzas durante los primeros meses de 1840, de modo mas subrepticio y a pesar de todos los obstáculos a su paso. EI 6 de abril de ese mismo año puede considerarse como la fecha definitiva del término de las actividades metodistas en la ciudad de Cádiz. Este nuevo brote seria cortado por lo sano por el alcalde de la ciudad y acarrearía, como consecuencia, la expulsión de William Rule y Jacobo Lion
[i].
Junto a Lion destacan
Margarita Barea, sirvienta de Lion y su hijo Federico González, Antonia Rodríguez, maestra, Antonio Labraque, Simón Pastorino, Pedro Vázquez, Tomás García Luna, Josefa Serrano de Martínez y José Mª de Zulueta y Clemente de Zulueta, este empresario con conexiones con Inglaterra y el resto de profesiones liberales y artesanos independientes.
Aparece en 1852 otro pastor metodista en Sevilla,
Andrés Fritz, quien permaneció por poco tiempo al ser denunciado por el dueña de la casa donde se reunían unas veinte personas. La defensa que hace el ministro inglés Lord Hawden ante este hecho de persecución y fanatismo, aparece el periódico
El Clamor público.
Personaje casi desconocido es
Tomás Bertran i Soler[ii], agente de las Sociedades Bíblicas,
[iii]quien aparece por 1859 bajo el anagrama de Barón de Santmotrells publicando entre otros libros, -como llama Mar Vilar- “un libelo anti-inmaculista”:
“Las imposturas del Pontífice Rey y de su satánica Curia” con el pie de imprenta de Gibraltar y en la oficina de la “Iglesia Española Reformada” . La misma autora lo describe como un pequeño opúsculo de 15 páginas pero con conceptos teológicos y escriturarios que debió adquirir en su estancia en Gibraltar y también con un contenido solapadamente político. Sería en Gibraltar que se adhirió a la Iglesia Española Reformada que entonces dirigía su compatriota
Francisco Paula Ruet.“Después de referir que en las Sagradas Escrituras y en la Tradición cristiana no se halla vestigio alguno de tal doctrina, (la de la inmaculada concepción de María) aporta un amplio elenco de citas de los santos Padres y de los más prestigiosos teólogos desautorizando la sola posibilidad de esa doctrina, aparato crítico que en lo fundamental debieron aportárselo, o cuando menos revisarlo, la media decena de clérigos del entorno de Ruet, en Gibraltar, adscritos a la Iglesia Española Reformada, cuerpo de citas que es muy semejante al de otra obra similar de Beltrán,
De la autoridad de los Príncipes en la Iglesia de J[esu]C[cristo], escrita por la misma época y posiblemente también en el enclave inglés, que el autor, residente ya en Málaga no pudo publicar por impedirlo el gobernador Guerola, pero de la que he visto la copia- dice Mar Vilar-.
Después del exilio en 1833 había vuelto a Barcelona, “ciudad en la que se afanó en sacar adelante el periódico
El Regenerador durante los siguientes dos años. Escribió también una
Historia de las Revoluciones de Castilla en el reinado de Carlos I y de España, libre por esencia, oprimida por sus tiranos”.
[iv] “En 1849 fue detenido en Francia, aunque pudo volver a España en virtud de la amnistía. Publicó entonces
Máximas de Napoleón escritas en la Isla de Sta. Elena y
Lecciones de política y moral (Barcelona, 1850). Probablemente se trasladó después a Valencia, donde vive de traducir a Paul de Kock; así, nos han llegado
Los hijos de María,
Mi vecino Raimundo y
Un buen mozo (Valencia, 1857) y
Edmundo y su prima (id., 1858), novelas que se publicaron en la imprenta de la Regeneración tipográfica -que acaso era suya-. De este mismo taller procede la obra
Los ingleses tal como son; carácter, leyes, usos y costumbres del pueblo inglés, y todas sus extravagancias (Valencia, 1858), escrita contra la anglomanía española y contra el socialismo, y basada en sus largas estancias en París y Londres y en sus tres emigraciones en América y en Europa, en las que llegó desde más allá del Ecuador hasta Moscú. Publicó en la misma imprenta
Un milagro y una mentira. Vindicación de los mallorquines cristianos de estirpe hebrea (1858), así como la
Historia del heroico pueblo español y, como apéndice a la misma,
Cuchilladas a la capilla de Fray Gerundio”.
Pero si poco sabemos de la conversión al Evangelio de Bertrán Soler, menos aún de
José Jiménez y Teixidódel que conocemos otro opúsculo:
Observaciones acerca de la recogida del folleto intitulado Juicio doctrinal sobre el decreto pontificio en que se declara artículo de fe que María Santísima fue preservada del pecado original(Imprenta de Francisco García Padros, Madrid 1855, 28 páginas.)
En 1855 nace
Juan Labrador Sánchez, general de artillería y ferviente evangélico cuya azarosa vida dejó ejemplar testimonio.Y en
"El Heraldo", de Figueras, entre los años 1929 y 1930, se publicó su autobiografía. Una revista, con ocasión de su fallecimiento, escribió: "
Desde el día en que se le concedió el retiro del servicio activo empleó todo su tiempo y todas sus fuerzas en divulgar el Evangelio, distribuyendo continuamente con entusiasmo inagotable multitud de tratados, periódicos, libros y evangelios" que citaremos en otra sección.
Entre los relacionados con esta literatura anticlerical o anticatólica cita Menéndez Pelayo a Morgáez: “Llevó la voz entre ellos el ex dominico
Fr. Braulio Morgáez, antiguo catedrático de Teología en la Universidad de Alcalá, fraile turbulento e indisciplinado, que ya en 1853 había promovido ruidoso escándalo con ciertos
Diálogos entre el Presbítero D. Tirso Investigador y el doctor en Teología Fr. Alfonso Constante, sobre la potestad de los ordinarios diocesanos respecto a sus clérigos y demás personas eclesiásticas que, según el santo Concilio de Trento, les están sujetas, aunque sean exentas.”
En la
“Exposición que eleva a las Cortes de España[v]”dice en una Nota en la primera página: “No se imprime, en España esta exposición, porque la Potestad Eclesiástica, principalmente la de Madrid, se opone con la mayor tenacidad a que la verdadera doctrina de la Iglesia de Dios, sea expuesta con claridad al Pueblo fiel: y para lograrlo no tiene reparo en conculcar las Santas Leyes de la Iglesia y las del Reino, y en cometer multitud de atropellos.”
Quiero hacer constar lo lamentable que resulta en el día de hoy, que la
Biblioteca Nacional de España haga una referencia tan despectiva a la obra
“Exposición…”cuando se consulta su ficha. Dice: “Juicio doctrinal sobre el decreto pontificio, en que se declara artículo de fe católica que la gran Madre de Dios María Santísima fue preservada de la mancha del pecado original escrito por un teólogo de los
de cuatro al cuarto”. Un catedrático de Teología de Alcalá creo que merece ser tenido por teólogo de primera fila por muy antipático que a uno le resulte.
No parece que este fraile liberal sea protestante aunque muchas de sus doctrinas lo sean, pero es de gran valentía ver cómo afronta esta acusación Morgáez dándole la vuelta al argumento de si es protestante o no:
“En el estado, en que están el día de hoy en España las ciencias Eclesiásticas, no me admiraré, que haya quien afirme, que yo enseño el puro Luteranismo. Pero en esto se manifiesta, que el que esto diga, no conoce lo que es Luteranismo. Si lo supiera, sabría que el Luteranismo solo conoce por regla de Fe a la Escritura Sagrada, y esta no entendida según el Magisterio de la Iglesia, sino según el sentido privado de cada uno. Así que los Luteranos desprecian el Magisterio de la Iglesia, no reconocen tradición, y aunque entre ellos hay quienes leen los escritos de los Santos Padres, los leen únicamente para buscar armas para combatir el Catolicismo, arrancando de ellos algunos textos, que o los presentan trucados o los interpretan a su modo; otros los leen, porque admiran en ellos producciones, que honran la humana naturaleza. Mas los Católicos, aunque sean simples, y no tengan mas nociones de la Religión Católica que las adquiridas en el Símbolo de la Fe, y en el Catecismo de la Doctrina Cristiana, cuando sacan de estos lugares sus argumentos para juzgar doctrinalmente alguna proposición, con tal que sus argumentos sean lógicos en la sustancia, mas que no lo sean en la forma; no hacen otra cosa que seguir el Magisterio de la Iglesia. Son, pues, Católicos, no hierran, no son Luteranos, porque ellos no usan en sus razonamientos de argumentos sofísticos, fundados en el sentido privado. Mi doctrina, pues, es enteramente opuesta al Luteranismo. Con este se roza mucho, la que profesan,
no pocos de los que rigen entre nosotros los destinos Eclesiásticos, como en caso necesario lo demostraré”.
Otro personaje singular es
D. Antonio Aguayo[vi], cura de Granada que inició su apostasía hacia el protestantismo liberal, luego formalmente consumada, con una
Carta a los Presbíteros Españoles y también
Historia de una cartaen laque, en ese lenguaje plúmbeo y adornado, dice:
“Un católico de buena fe, un escritor popular, un filósofo profundo, ha estudiado el Evangelio, ha leído la historia, se ha fijado en España, y al ver un escándalo que crece indefinidamente llevando en alas de su impunidad una gran perturbación a todas las esferas de la actividad humana, al ver al neo-catolicismo predicar desde la tribuna, desde la prensa y desde todas partes, violencia contra todas las manifestaciones del espíritu y exterminio para todos los que se opongan a sus egoístas fines, y al ver que esta barbarie se predica en nombre mismo de la Iglesia católica, en nombre mismo de los grandes principios cristianos, no ha podido menos de exclamar: «Tres periódicos ven la luz pública en Madrid con destino a representar los intereses del clero español. El uno dice que las cosas del día deben arreglarse a puntapiés: el otro añade que ruega a Dios ¿Para qué dirán los lectores que ruega a Dios—Para que libre a España de moderados, de conservadores, de vicalbaristas, de progresistas y de demócratas. Esto quiere decir que pide a Dios el completo exterminio de España. El tercero agrega que no hay otro recurso que el pesebre oel quemadero.» ¡Y Jesucristo oraba por aquellos que le azotaban y escupían, y le hacían beber hiel y vinagre, y le ponían clavos en las manos y le coronaban de espinas! ¡Jesucristo oraba por sus verdugos cuando la sangre corría por su frente, por sus ojos, por sus mejillas, por todo su cuerpo! Y los hombres del quemadero, del puntapiés y del exterminio de España, ¿se denominan hijos de aquella cruz, de aquella caridad, de aquel santísimo dolor?¡Qué iniquidad! ¡Desventurados! (¡Cuánto mas os valiera que os arrepintierais y llorarais!
Un heterodoxo de difícil encasillamiento es
José M. Moralejo, cura de Brihuega, emigrado a París (1824), se afilia a laiglesia francesa del abate Chately a la sociedad secreta de los Templarios.Elabate Chatel, funda unaiglesiadisidente del catolicismo y durante variosaños de la Iglesiaromana, y funda entonces su
“Nuevaiglesiacatólicafrancesa”.
[i]La Escuela Metodista de Cadiz (1837-1840) Antonio Gimenez Departament of Romance Languages Williams College Williamstown, Mass.
[ii]Ya hemos dado algunos datos el Protestante Digital: http://www.protestantedigital.com/ES/Blogs/articulo/589/Tomas-bertran-i-soler
[iii]Historia de los heterodoxos españoles, Volumen 2. Marcelino Menéndez y Pelayo, pág 1242 Nota; en mi libro
Historia del protestantismo en Asturias, Pág.192 Nota 102
[v]Exposición que eleva a las Cortes de España Fr. Braulio Morgaez CarrilloDatos de edición:[S.l.] [s.n.] Torino Tip. del Progresso 1859. Este libro es uno de las más extensas explicaciones y abundancia de datos sobre la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción y en nada se puede decir que es un teólogo de cuatro al cuarto.
[vi]Esdifícil precisar el número de clérigos convertidos. Entre los más conocidos son: Juan Bautista Cabrera, Cipriano Tornos, Antonio Simo y Soler, Luis A. Fernández Chacón, Antonio Meneses Sánchez, Pablo Pizarro, Celedonio Martínez. Pablo Sánchez, Antonio Aguayo y Molina, Juan Heredia, Félix Moreno Astray, Tristán Medina.
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