El informe vaticano, compuesto por todos los informes de los obispos españoles, analiza las causas de la expansión protestante en España que achaca a la inmigración de los pueblos de mayoría protestante y de otros como los hugonotes franceses que llegaron a España cansados de tanta persecución.
En Asturias por ejemplo Numa Guilhou y Luis Truan que crearon las mayores industrias de esta provincia, pertenecen a esta generación de inmigrantes. “Otra causa –dice el informe- es la propaganda que se hace con el dinero, con las escuelas, con publicaciones, especialmente de carácter popular, y en algún caso con la asistencia sanitaria.
“Por lo que se refiere a la propaganda intelectual, lamentablemente es constante, comparada incluso con el movimiento católico, literario, social y político de la nación, no llega a ocupar ningún puesto entre los elementos de la cultura. Esto explica como no ha surgido una situación de verdadera polémica doctrinal, y que los católicos no concedan a los protestantes beligerancia alguna, (f. 112)sino que se limitan al desprecio”.
Los medios para contrarrestar la “propaganda” fueron percibidos con prontitud por el clero católico. Las emigraciones e inmigraciones y los movimientos comerciales e industriales supusieron, como dice el informe, un peligro mayor.
Cuando
Joseph Townsend vino a España, no solo hizo un reconocimiento de España en su geología y geografía, sino que hizo prospecciones sobre las posibilidades de establecerse sociedades mineras e industriales, así como de las posibilidades de acción que las sociedades misioneras tenían en España.
“
Lo que únicamente se puede hacer -dice el informe
[i]-
es recomendar a los párrocos que de mantenerse en contacto con sus parroquianos emigrados, si no hay otro en medio de sus familias. Contra las otras causas del protestantismo, más allá de la oración, que es siempre el medio más eficaz, según mi humilde parecer, se podrían adoptar los siguientes remedios:
a) Aprovechar las profundas raíces que en España tienen la devoción al Papa y a la Santísima Virgen.
b) Habiendo caído en España la unidad católica y no pudiendo por esto hacer recurso, en todos los casos, por los medios legales, es necesario por lo menos invocar aquéllos que vienen de la interpretación estricta de aquella tolerancia religiosa que ha sido concedida, y rechazar la tendencia a la libertad religiosa, haciendo así que las autoridades intervengan donde la tolerancia se convierte en libertad, y la libertad en licencia. Como se sigue de los informes de los diversos prelados, en la gran mayoría de los casos las autoridades prestan su válido apoyo. Cuando éstas no son sinceramente católicas, todos los pretextos legales son buenos para dejar libres a los protestantes; pero cuando son verdaderamente católicas, pueden muy bien volver imposible la propaganda, y por tanto la existencia de los protestantes.
c) Misiones en los puntos donde hay protestantes, predicadas por sacerdotes o religiosos preparados para esta clase de lucha, que sepan combatir el protestantismo e ilustrar los orígenes inmorales en muchos casos. En España no son necesarias grandes disertaciones porque el pueblo tiene como error el protestantismo, dado su tradicional amor a la Iglesia Católica y a la Santa Sede; y por cuanto se refiere al elemento culto, éste ya ha juzgado al protestantismo.
d) Procurar que los niños encuentren en nuestras escuelas las ventajas didácticas y económicas que ofrecen los protestantes. En algunos pueblos los niños van a la escuela protestante porque en el pueblo no hay escuela nacional. Éste es el caso de abrir aquí una escuela parroquial rápidamente, y luego obligar al Ayuntamiento a seguir las disposiciones del Real Decreto del 23 de diciembre de 1921 que impone construcciones de escuelas, a las que el Estado contribuya (f. 114)con el ochenta por ciento. (Como podemos ver ni una peseta del Vaticano, era necesario “obligar al Ayuntamiento”. Los protestantes tenían que pagar sus escuelas y maestros)
e) Valerse de las asociaciones católicas para hacer el vacío alrededor de los protestantes. Las asociaciones femeninas podrían penetrar en las familias, cuyos hijos van a las escuelas protestantes y disuadirlos de mandarlos. Por otra parte, las asociaciones católicas de caridad podrían tener presentes las familias objeto de todo cuidado sanitario de parte de los protestantes, y sustituirlos a ellos en la obra de asistencia. (Este hecho era de los más crueles al usar a los hijos como chantaje emocional y disuadirlos de sus creencias)
f) Instituir algún órgano especial para vigilar los movimientos de los protestantes. En la diócesis de Madrid, según el informe del señor Obispo, se ha instituido una Junta presidida por un Canónigo de la Catedral; una cosa similar se podría hacer en toda la nación, pero exigiendo una mayor actividad, porque de esta Junta de Madrid no se oye nunca hablar, y no debe ser muy solvente porque, como yo he anotado arriba, los datos enviados por el Obispo de Madrid son muy deficientes.
g) En los lugares donde se envían folletos de carácter protestante, impedir cuanto se pueda la difusión, y donde no se consiga hacerlo, difundir folletos en los que se rebatan los errores protestantes, como aquéllos que Padre De Mandato difunde en Roma con tanto éxito del 1890 al 1900”.
Toda una policía política, social y fundamentalmente religiosa estuvo al servicio del Vaticano para impedir la libertad religiosa, de culto y de conciencia. Se les había inoculado un veneno antiprotestante tan fuerte que una sociedad que andaba los primeros caminos del liberalismo y la Ilustración, como los liberales españoles con Riego a la cabeza y librepensadores como Rosario Acuña, no lograron desprenderse de Roma.
El protestantismo salió adelante sin ellos y con ellos. Sin ellos porque no hubo ningún apoyo formal del liberalismo sino simpatías puntuales de algunos librepensadores. Pero también con ellos porque hubo algunos convertidos liberales y algunos llegaron a ser pastores.
[i]Federico, Arzobispo de Lepanto, Nuncio Apostólico.
Despacho n. 4896 del nuncio al secretario de Estado. Madrid, 6 febrero 1931, en ASV, A.E.S., Stato Spagna, iV periodo, pos. 790, fasc. 146, anno 1931, ff. 1-115.
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