En el Prefacio a
El Nuevo Testamento de Nuestro Señor Jesu Christo, nuevamente sacado a luz, corregido y revisto y por D. Sebastián de la Enzina, Ministro de la Iglesia Anglicana y Predicador a la Ilustre Congregación de los honorables señores tratantes en España. Luc. II, X. He aquí os doy nuevas del gran gozo, que será a todo el Pueblo. En Ámsterdam, Impresso por Jacobo Borstio Librero, 1708. (Prefación, dos hojas; orden de los libros, una hoja. Total, 491 páginas. B. Usoz.), se muestra la necesidad de las Sagradas Escrituras y se hace una breve historia de las traducciones de la Biblia en España.
Uno de los hechos conocidos es que en Ámsterdam había una congregación de mercaderes holandeses y entre ellos algunos de los españoles que por 1708 pertenecían a la iglesia anglicana, cuando lo normal hubiese sido que fuese calvinista o luterana.
Al ser Ámsterdam refugio de sefardíes y conversos, así como de hugonotes franceses, no parece imposible la existencia de una congregación española de la iglesia anglicana, al menos este Nuevo Testamento indica la necesidad de una formación religiosa y bíblica en español.
Los comerciantes de Ámsterdam poseían la mayor parte de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales o VOC. Esta organización se instaló en los países que luego pasarían a ser colonias de Holanda. En esa época Ámsterdam era el principal puerto comercial de Europa y el centro financiero más grande del mundo.
No debemos olvidar que el apóstol de los indios del Brasil, el protestante español Vicente J. Soler, estuvo apoyado y comisionado por esta misión de la Compañía Holandesa de la Indias Occidentales.
Menéndez y Pelayo dice que este Nuevo Testamento es “una linda edición”, pero que es una mera reimpresión del texto de Cipriano de Valera conforme a la edición de 1596 y copiando el Prólogo en parte.
Boehmer dice que la versión de Sebastián de la Enzina de 1708 es similar a la de Juan Pérez aunque hay alguna variante de poquísima consideración.
Pellicer dice que es “impresión hermosísima.
Aunque este Testamento se dice corregido y revisto, se conforma según consta del cotejo con el reimpreso por Cyprian Valera el año de 1596, cuyo Prologo copia aunque en extracto. Solamente se diferencia en que omite todas las notas marginales, que tiene el de Valera”.
Por estas fechas había llegado a Inglaterra una tripulación española a la cual la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera había repartido copias del Nuevo Testamento en español. Según Sr. Luccock era una traducción de un español desfigurado y que ninguno de la tripulación entendía bien el mensaje del Evangelio. Trataron de averiguar si era un dialecto, pero parece ser que fue una intoxicación y una falsedad de este autor que no se tomó la molestia de comprobar si era una buena traducción en español o si era un español anticuado.
Lo cierto es que el Nuevo Testamento era el de Sebastián de la Enzina en correcto español de la edición de 1708 y terminó siendo la mejor versión en español de los protestantes durante muchos años. La Sociedad Bíblica Británica y Extranjera lo aprobó como un texto de buen español que evidentemente era bien entendido por los comerciantes y marineros.
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