Reinaldo González Montes (Montano)

Según esta autora, la obra de Reinaldo González Montes “Artes de la Inquisición española” está considerada como el máximo exponente de la literatura hispana protestante del siglo XVI. Hay más obras de protestantes españoles, además de esta de Montano, que están en la cumbre de la literatura y que citaremos en su momento para hacer un comentario más extenso.

Sin lugar a dudas, “Las Artes” supuso una forma de hacer literatura, pero también de demostrar que el movimiento evangélico en España no ha sido incidente sin trascendencia, sino que la formación del protestantismo español cuestionó los fundamentos ideológicos de la Monarquía que se definía e identificaba con el catolicismo. “Aunque la Inquisición se limitó a entresacar las frases y conceptos más ásperos, sin ocuparse de su heterogeneidad, de la amalgama de elementos que se aprecia, basta un esfuerzo mínimo de ordenación y sistematización para descubrir que nos hallamos ante un fenómeno de protestantismo neto y contundente, y ello en varios aspectos a cual más clarificador: conjuntados todos forman una visión coherente y precisa, sin flancos para el equívoco o la duda (...) (Tellechea Idígoras, 1985, pág. 5)

Esta tesis que mantenía con claridad I. Tellechea en sus últimos años, es la que pretendemos defender siempre en estos artículos. La autora citada, Giessen, redundará más en estas apreciaciones de un protestantismo madurado: “El hecho de que, pese a los controles inquisitoriales, las parroquias protestantes habían logrado formarse, intensificó la identidad católico-romana; y su reacción negativa contra ellos, a su vez, aumentó la conciencia protestante. Tellechea Idígoras no vacila en afirmar que la dinámica de estos grupos habría sido capaz de iniciar una amplia propagación del protestantismo en territorios hispanos”.

Sin embargo no podemos eludir la difícil tarea de saber quién era este autor, que para unos es un expatriado sevillano, buen conocedor de la Inquisición por dentro, como podía ser el Licenciado Francisco de Zafra (según Menéndez y Pelayo) o como ya hemos insinuado en este libro, Antonio del Corro, cuyo tío homónimo era inquisidor que tuvo a bien enseñar a Corro muchos procesos, o realmente era verdadero su nombre.

Para Giessen “el libro, en gran parte memoriográfico y autobiográfico, relata exclusivamente los acontecimientos acerca de la congregación protestante sevillana. Su redacción se concluyó probablemente poco después de terminar la última fase del Concilio Tridentino. Se desprende del texto que el autor es un andaluz que ha residido en Sevilla, conocedor de las obras de Erasmo, partidario del protestantismo, familiarizado con las prácticas de la Inquisición española y amigo de un considerable número de personas mencionadas en el texto. Se revela testigo de los acontecimientos que tuvieron lugar en torno a los protestantes sevillanos entre los años 1557 y 1564: habla de la experiencia que obtuvo, “en su mayor parte de forma directa” del Santo Oficio hispalense, del que fue preso él mismo. Por la cuestión de la autoría de las “Artes” se preocuparon, desde un principio, muchos historiadores. Detrás del seudónimo, que puede referirse a un lugar de nacimiento en alguna sierra andaluza, la mayoría de los investigadores quieren ver de autor a Casiodoro de Reina, el antiguo monje Jerónimo fugitivo de Sevilla y más tarde primer traductor de la Biblia completa al castellano”. (GIESEN, 2001, pág. 30)

Para Wiffen el autor sería Casiodoro que era el principal evangelizador protestante en el monasterio de San Isidoro en Sevilla. Otros como Daniel Gerdes en su Florilegio histórico crítico de libros raros de 1763 creen que fue un fraile dominico. Llorente lo relacionará con el fugitivo Francisco Zafra. Franz Goldscheider y C. Rahlenbeck, dirán que el autor fue Juan Morillo, pastor en Frankfurt. Schäfer cree que el autor fue el monje fugitivo Fray Benito de San Isidoro de Sevilla, sin descartar la autoría de varias personas.

Manuel Gutiérrez Marín descarta que fuera clérigo: “De que era protestante no cabe duda, pero, que sepamos, no era miembro de ninguna Orden religiosa ni perteneciente al clero. Sus conocimientos de la congregación protestante de Sevilla y las alabanzas que le prodiga, nos llevan a suponer, con razón, que estaba afiliado a la misma, cosa que le atrajo el encarcelamiento. Posiblemente tuvo que padecer los procedimientos inquisitoriales e incluso el tormento”. Nicolás Castrillo Benito(1) nos advierte de que la redacción es de Antonio del Corro y se tradujo posteriormente por Reina. “Durante la estancia de Reina en Bergerac y en Montargis, y por las conversaciones [i.e. de Reina] con Corro y Juan Pérez, debe haber nacido el proyecto de una obra sobre la Inquisición española, una obra que serviría al mismo tiempo de homenaje póstumo de los amigos y conocidos que poco antes habían caído víctimas del tribunal inquisitorial de Sevilla”(Giliy). Uno de los últimos autores en tratar el tema es Francisco Ruiz de Pablos(2) que entiende ser la autoría de Casiodoro de Reina.

Parece evidente que con tantas autoridades sobre el tema, no seamos capaces de dar una opinión segura. Sin embargo lo haremos, pues en este caso, la obra parece más una colaboración entre Corro y Reina que entre los otros mencionados. En cartas del editor Oporino en 1567 al predicador Conrado Hubert en Estrasburgo, le pregunta si la obra de Reina sobre la Inquisición ha sido quemada en Flandes o si en el caso contrario, no quiere publicarla. En otra carta de Reina a Diego López de París de septiembre de 1567 le informa de la publicación de esta obra.

Las traducciones de “Las Artes…” fueron muy tempranas 1568 en francés e inglés, y en 1569 cuatro versiones holandesas y dos alemanas. La versión en legua española la haría Usoz en 1851 después de la abolición de la Inquisición. Las Artes de la Inquisición de Montes, las Relaciones de Antonio Pérez y la Apología de Guillermo de Nassau (Orange) propagarían la leyenda negra aún más, aunque solo se describieran los hechos violentos y la injusticia vistiera de vergüenza a la España orgullosa y conquistadora. Máxime cuando los conflictos religiosos de la época, no solo afectaban a la autoridad del Papa, el culto a la Virgen y los santos, las indulgencias y las órdenes monásticas, sino que la rebelión de los Países Bajos, produciendo, por la agresividad del Duque de Alba, una avalancha de fugitivos protestantes. Será, al capitular Amberes en 1568 perdiendo alrededor de 100.000 habitantes y cuando los protestantes se niegan a unirse a la Liga contra los turcos, cuando las críticas contra España afloran en todas partes. Sin embargo dirá Carmen Alonso(3), la leyenda negra “no es en absoluto de origen protestante, sino que surge a partir de varios escritos donde se desenmascara el mito de la grandeza de la nación, entre 1550 y 1600. Estos son la Brevísima relación de la destrucción de las Indias (1552) de Las Casas y el Íntegro, amplio y puntual descubrimiento de las bárbaras, sangrientas e inhumanas prácticas de la Inquisición española contra los protestantes (1558)(1567) de Reinaldo González Montes (Montano)

El contenido de la obra no es un simple martirologio(4), ni pretende facilitar desnudos conocimientos dogmáticos, ni pretende polemizar en el sentido de disputar. Más que ataque es defensa. Es escueta información dolida, vivida y denigrada. Por eso no podemos asustarnos por un lenguaje de fuerte expresividad, que en la defensa de cristianismo primitivo y la verdad del Evangelio, se califique a los inquisidores de “fieros lobos” “carniceros” o “caníbales de tiránica crueldad”. La ironía mordaz de Montes la emplea contra los adversarios que se disfrazan de “santidad”, castigan desmesuradamente “por misericordia” y te despojan de los bienes “y a menudo se les pega a estos alguna de tales cosas”. En vez de buscar la catequización y el arrepentimiento propios del Tribunal de la Fe, lo que conseguían en musulmanes y judíos, era el arrepentimiento de haberse convertido a una fe cruel e hipócrita. Las bulas y las indulgencias son “meras bolas” (bulas=bolas) etc.”. Este estilo tiene objetivos pedagógicos concretos. Por un lado, el autor quiere provocar la indignación de sus lectores frente a la arbitrariedad ilimitada de la Inquisición. Por otro, intenta mantener vivo el interés por su obra; lo que podría ser un sobrio informe sobre las prácticas inquisitoriales, leído sólo por un número determinado de personas interesadas en el tema, se vuelve de esta manera en una lectura atractiva y divertida para un público extenso y sin conocimientos previos.” (Giesen, 2001, pág. 108)

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1) Las "Artes aliquot", primer libro crítico sobre la Inquisición española: ¿bestseller en Europa en el siglo XVI? Nicolás Castrillo Benito. Livius: Revista de estudios de traducción, Nº 2, 1992, págs. 61-86
2) Un protestante sevillano, fuente esencial de Hamlet: defensa contra la ...Francisco Ruiz de Pablos
3) La novela histórica alemana y los Austrias españoles.-Volumen 64 de Ciencias jurídicas y sociales Tesis inéditas, Universidad Complutense de Madrid Facultad de Filología. Autor Carmen Alonso Ímaz Librería-Editorial Dykinson, 2007 pág.285. En la pág. 225 Carmen Alonso dice que deban añadirse las acusaciones contra Felipe II de Montano, refugiado en Heildelberg, quien había escrito el libro con el título aún más largo: Brevísima relación de la destrucción de las Indias (1552) de Las Casas y el Íntegro, amplio y puntual descubrimiento de las bárbaras, sangrientas e inhumanas prácticas de la Inquisición española contra los protestantes, manifestadas en sus procedimientos contra varias personas particulares, así inglesas como otras, en quienes han ejecutado su diabólica tiranía. Obra adecuada para estos tiempos y que sirve para apartar el afecto de todos los buenos cristianos de esa religión, que no puede sostenerse sin esos puntales del infierno (1567). Desconocemos si es un libro diferente a las Artes de la Inquisición aunque sospechamos sea el mismo contenido con un título más atractivo al lector que aparece así en Julián Juderías y así lo cita García Cárcel, con un mejor estudio de Francisco Ruiz de Pablos en Un protestante sevillano, fuente esencial de Hamlet: defensa contra la Inquisición o pedagogía para descubrir la ilegítima usurpación del poder Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2000 pág. 283-286
4) Bataillon dice pertenecer este libro al género de los Martirologios que tan poderoso instrumento de propaganda hizo Crepín en Ginebra, y este que salió 10 años después de la persecución inquisitorial en Sevilla “demás está decir cuánto hay que desconfiar en él”. Sin embargo hasta el mismo Llorente y Menéndez y Pelayo reconocen no haber imprecisión en los datos que aporta. Paradójicamente, a renglón seguido, dirá Bataillon: “Pero para quien lo lee con cautela, es infinitamente precioso” (Bataillon, 1995, pág. 523)