Lo cierto es que la calidad de sus escritos y su saber filológico, le hacen merecer un puesto principal entre los sabios de este siglo y encumbran el protestantismo español a mejores puestos que el de mera anécdota.
Francisco de Enzinas nació en Burgos por los años 1520(1). Se hizo llamar
Dryander, traduciendo su apellido al griego, de los franceses tomaría el apellido
Du Chesne (de
chene, encina), no faltando autores que le apelliden Francisco de
Houx (acebo), y otros, Francisco
Aquifoliulm.
Parece una costumbre suya el cambiar de nombre según el país que habitaba, llamándose en Flandes
Van Eick, y en Alemania,
Eichmann, procurando disimular su apellido, harto famoso, y burlar las pesquisas de los que le condenaron por reo de fe y escalador de cárceles. También aparece el seudónimo
Senarcleus en el Índice de Roma: “Claudius Senarclaeus, seudónimo de Francisco Enzinas (1520-1552) y en otro Índice con el seudónimo
Denzinas. Parece que también puso en las
Vidas de Plutarco el nombre de
Juan Castro de Salinas.
Estudió en Los Países Bajos y aparece matriculado en la Universidad de Lovaina el 4 de junio de 1539, cursando letras humanas y Teología y abrazando la Reforma luterana, influido por su hermano Jaime. “Allí formó un círculo de amistad con estudiantes ávidos de saber y dispuestos transgredir los límites fijados por la ortodoxia, como Hernando de Jarava, el traductor de los Salmos, y Juan de Jarava, su sobrino. Entre Lovaina y París, Francisco trabó amistad con círculos humanistas que conocían la doctrina reformada: Cassander, el polaco Juan Lanski, el cisterciense Alberto Handerberg o el médico Pablo Roels” (Moreno & Fernández Luzón, 2005, pág. 73) Estaría en París en agosto de 1541 asistiendo a los funerales de su tío Pedro de Lerma, quien también estaría dentro de la Reforma evangélica (Bataillon, 1995, pág. 482)(2)
No encontrándose seguro, Enzinas, ni en Amberes ni Lovaina, donde residía habitualmente, pasó a vivir en Wittenberg, donde le apetecía estar cerca de Melanchton y otros reformadores. Se matriculó en Wittenberg el 27 de octubre de 1541, viviendo en casa de Melanchton y allí comienza una versión castellana del Nuevo Testamento ya que él era un experto helenista. En 1548 escribe a Bullinguer desde Estrasburgo: “Has de saber que he tomado como compañera de mi vida a doña Margarita Elder”. El matrimonio tendría dos hijas que quedarían huérfanas muy pronto, pues en 1552 la peste acabaría con la vida de Francisco y Margarita.
Cuando termina la traducción a primeros de 1543 se traslada a los Países Bajos para editarla, aunque no eran buenos tiempos por la persecución contra los luteranos, de los cuales algunos fueron a prisión en Lovaina y en Bruselas. Aún así
Enzinas presentó, sin arredrarse, su manuscrito a los teólogos lovainenses quienes desaprobaron el que se tradujese a lengua vulgar por los inconvenientes producidos en Alemania.
No se desanimó Enzinas, quien imprimió su traducción en Amberes, con una dedicatoria al emperador Carlos V a quien presentó un ejemplar.(3)
Sin embargo el emperador ya había mandado prohibir el libro y recoger todos los ejemplares. Enzinas pensó parar este golpe presentándose en Bruselas el 23 de noviembre de 1543 y concertar la entrevista con el Emperador por medio del Obispo de Jaén, don Francisco de Mendoza, hombre de principios humanistas y capellán del emperador.
Enzinas refiere así la entrevista con el emperador, acordándose del
Salmo 119:46 “y hablaba de tus testimonios en presencia de los reyes y no era confundido”:
“¿Qué obra quieres dedicarme?” le preguntó Carlos V.
”Señor, -respondió Enzinas- es una parte de la Sagrada Escritura que llamamos el Nuevo Testamento, fielmente trasladada por mí al castellano: donde se contienen principalmente la historia evangélica y las epístolas de los Apóstoles. He querido que vuestra majestad, protector de la religión, juzgue y examine despacio mi trabajo y suplico humildemente que la obra, aprobada por V.M. sea recomendada al pueblo cristiano por Vuestra Imperial Autoridad”
“¿Eres tu el autor de esa obra?- replicó Carlos V
“El Espíritu Santo – dijo Enzinas- es el autor: inspirados por él algunos santos varones escribieron para común entendimiento estos divinos oráculos en lengua griega; yo soy únicamente su siervo fiel y órgano débil que he traducido esta obra en lengua castellana”
“¿En castellano?- pregunto el emperador.
“En nuestra lengua castellana, -contestó Enzinas- y torno a suplicaros que seáis su patrono y defensor, conforme a vuestra clemencia”
“Sea como quieres, -dijo el soberano- con tal que nada sospechoso haya en el libro”
“Nada que proceda de la Palabra de Dios debe ser sospechoso a los cristianos” – dijo Enzinas-
“Cumpliráse tu voluntad, si la obra es tal como aseguráis tu y el obispo” -terminaría el emperador-.
1) Francisco Socas en el Ensayo preliminar a las “Memorias” de Enzinas pone la fecha de su nacimiento en 1518 y la de su muerte en 1552 y dice haber tomado los datos biográficos de Boehmer, Vermaseren, Gilly
2) Sobre los pseudónimos de Enzinas, J.C. García Pinilla anota_ “A menudo se ha dicho que Enzinas utiliza estos pseudónimos como precaución ante sus perseguidores. En realidad él solo utilizó además del de Dryander, los de Juan Castro de Salinas (en el caso que no se trate de un testaferro) y Juan de Jarava (si como señalan todos los indicios, no existió tal personaje). Francisco de Elao fue una creación de su hermano Diego, y Bucero creó Franciscus Quercetanus y Franz Eichmann como medida de seguridad. Fuera de esto, Enzinas optó a menudo por la anonimia. El resto de pseudónimos que Vermaseren, Menéndez Pelayo, Socas y otros le atribuyen no son sino confusiones y malentendidos de diversos eruditos: “Aquifilium, Du Chesne, van Eick, etc.”
3) La Reforma en España en el siglo XVI de Thomas M´Crie se adjuntaba en un apéndice esta dedicatoria que también ponemos en otro apéndice.
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