Dice Menéndez y Pelayo que “Miguel de Montserrate era un judaizante de la montaña de Cataluña, grande aventurero y traficante religioso, aunque hombre de pocas letras. Fugitivo en Ámsterdam y, sin duda, mal recibido por sus correligionarios, se puso a sueldo de los protestantes, ventris et cupiditatis gratia, según dice su émulo Marginetti, y para agradar a sus nuevos señores dedicó a los Estados de Holanda una
Christiana confesión de la fe, en que afirma la Trinidad, la igualdad de las persona divinas, la creación, la providencia, la divinidad de Cristo, la pasión y la resurrección; reconoce dos sacramentos: el bautismo y la cena, que llama recordación y memoria, al modo calvinista, y defiende que “el hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley”.
Todo esto empedrado de textos bíblicos y salpicado con muchas desvergüenzas contra la confesión auricular.
Christiana Confession de la Fe, fundada en la sola Escritura Sagrada. Dirigida a los Illustríssimos y muy magníficos y poderosos Señores los Señores Estados de la Provincia de Ollandia y West-Frisia. Por Miguel de monserrate, criado muy humilde de Vuestras Señorías Illustríssimás. En Leyda. Con privilegio. Año 1629. (Ejemplar de la biblioteca de Usoz.) Montserrate era un insolente plagiario; trozos hay en su dedicatoria copiados ad pedem litterae de la Amonestación que puso Casiodoro al frente de su Biblia.
Del mismo año 1629 es otro opusculejo suyo, titulado
In coena Domini, donde hay atroces calumnias contra los inquisidores. Libro intitulado
«In Coena Domini», dirigido a los Illustrísimos muy altos y poderosos Sennores mis Sennores Estados Generales de las Provincias Unidas del País Baxo, La Haya, Arnoldo Mures, 1629. (En 8.º; 59 hojas. Tenía un ejemplar el marqués de Morante.) Montserrate, ya que no en saber teológico, a lo menos en procacidad, lleva la palma a todos sus correligionarios.
Nada pierde mi lector con no conocer el
Trono de David o quinta monarquía de Israel ,1941. Throsne de David, ou cinquiesme Monarchie, Royaume d´Israel, promise par l´Eterne, comme il se voit es Actes des Apostres, cap.1. v.6, et en totute l´Escriture mosaico poco ingenioso de textos de la Escritura; ni el Diálogo
De divinitate Iesu Christi de regno Dei, notable sólo por lo macarrónico y culinario de su latinidad; ni menos
El desengaño del engaño del pontífice Romano, sañudo libelo, del cual copió Bayle en su
Diccionario un trozo acerca de las monjas, que honradamente no puede transcribirse aquí.
De divinitate Iesu Christi et de Regno Dei. Directum ad Celsitudines Serenissimás Status Generales provinciarum Belgicarum. Psal. 18. 8. «Lex Domini inmaculata convertens animás, Testimonium Domini fidele, sapientiam praestáns Parvullis.» Per Michaelem Monserratum, Montañés (sic). Hagae Comitu, 1650. (Veintiocho páginas en 4.º, Biblioteca Angélica de Roma.). Todas estas obrillas son rarísimas.
El desengaño del engaño nunca he llegado a verle.
Además de estos tratados, atribuye Marginetti a Miguel de Montserrate otros dos por lo menos, fuera del Misericordias David fidelis. De súbito, Miguel de Montserrate pareció volver al judaísmo, y en 1645 imprimió clandestinamente un libro rotulado
Misericordias David fidelis, dedicado al Soberano Señor Dios de Israel. Tan raro ha llegado a hacerse, quizá por haber sido destruida la edición, que nadie puede jactarse de haberle visto; pero esto no es razón para poner en duda su existencia, cuando de ella tenemos un testimonio irrecusable: la denuncia o
Brevis demonstratio que un italiano llamado Marginetti, fervoroso protestante, dirigió a los ministros de la iglesia reformada «contra la impía y perversa doctrina de Miguel de Montserrate, catalán, hombre
nullius religionis» Brevis Demonstratio ad Reverendos Ministros Verbi Dei Ecclesiae Reformatae, contra impiam et perversam doctrinam Michaelis Monserrati, Montañes Cathalauni, nullius Religionis. Ad maiorem Iesu Christi gloriam. (Cuatro hojas, incluso la portada; al fin se lee la firma del autor: Antonio Marginetti, servus et exul Iesu Christi, Biblioteca Angélica de Roma.).
Marginetti no solo cita el libro, sino que copia trozos de él, indicando las páginas; y acusa a Montserrate:
1.º De negar la venida del Mesías.
2.º De afirmar que los judíos no han de morir, sino que por un privilegio particular serán trasladados al cielo; y el mismo Montserrate será rey en el siglo futuro.
3.º De no admitir la
humanidad de Cristo, para dejar a salvo así la venida del Mesías futuro, que él entendía de un modo carnal y milenario.
4.º De defender la eternidad del mundo.
En suma: quería mostrarse a la vez cristiano y judío, hombre de la vieja ley y de la nueva, con sus puntas de filósofo y aristotélico. Si tales cosas sostuvo, y Marginetti no exagera, habrá que tener a Montserrate por un fanático delirante. Pero el tono de sus obras parece más bien el de un especulador religioso.
Al tiempo de revisar este capítulo, hallo entre mis papeles nota bibliográfica de otro libro de Miguel de Montserrate, que D. Juan Calderón copió en el Museo Británico y remitió a Usoz:Libro intitulado
«Aviso sobre los abusos de la Iglesia Romana». Dirigido al Illustríssimo y Excellentíssimo Sennor Conde de Calemburg Estado (sic) General [136] de las Provincias Unidas del País Baxo. Compuesto por Miguel Montannes. en la Haya en casa de Ludolpho Breec hevelt. Con licencia de sus Altezas. Anno 1633.En este libro, Miguel de Montserrate se apellida evangélico; defiende la doctrina luterana sobre la justificación y la calvinista sobre la cena.
Esta última nota de Menéndez y Pelayo parece dejar claro que hay varios malentendidos sobre la vida y obra de Monserrate, aunque parece ser un verdadero evangélico. Tampoco cita este autor la obra de
“Libro intitulado: Consuelo de morientes y viventes....Autor Miguel Monserrate Editor B. Hilden, 1626 ,397 páginas. Adolfo de Castro en su Historia de los protestantes españoles anota: “Miguel de Monserrate, (véase su rarísimo libro
In Cana Domini) Cipriano de Valera en el
Tratado de los Papas coafirma la opinión de Monserrate acerca de la inicua lujuria de los del Santo Oficio. Hubo inquisidor (refiere) que por gracia y donayre dixo de otro compañero suyo que no se contentaba con aporrear el pulpo, sino con comerlo; porque habiendo hecho azotar a una hermosa moza, que estaba presa por judía, durmió después con ella, y luego la quemó”. Kaplan(1) pone a Fernando de Texeda y Monserrate entre los descendientes de judíos sefardíes, pero los considera protestantes.
1) The Dutch intersection: the Jews and the Netherlands in modern history por Yosef Kaplan
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