Ciertamente la información que tenemos es insuficiente, pero al menos nos sirve para ponerle rostro a muchos de los reformados que por diversas razones se embarcaron al Nuevo Mundo.
FRAY DIEGO PIZARRO
“Natural de Trujillo en España, que fue mandado prender porque «diciendo un religioso que venía con él navegando en un navío por la Mar del Sur, que deseaba ya verse fuera de aquel navío, él había respondido que él también se quisiera ver en el cielo; y diciéndole el dicho religioso que si pensaba ir allá, el reo había respondido que sí, pues los méritos de la pasión de Nuestro Señor Jesucristo le habían de llevar, sin obras. El reo respondió que sí, y el dicho religioso le dijo ´eso no creo yo, porque dice San Pablo:
Fide sine operibus mortuus est´
; y a esto respondió el reo: ´cómo se salva un niño sin obras?´ y el dicho religioso le dijo que salvaría con la inocencia, a su parescer; y el reo volvió a decir: ´¿y un moro cómo se salva después de bautizado´ y el dicho religioso le dijo que si entonces se muriese, que se salvaría en la fe del bautismo, y le dijo más, que le parescía mal aquello y que a quien tal sustentase le quemarían; y a esto respondió el reo: ´bien, bien´; y con esto cesó la plática”.
Llevado a Lima, y puesto en las cárceles del Santo Oficio, en la primera audiencia que con él se tuvo confesó ser verdad lo que le achacaban haber porfiado, advirtiendo que de algunas cosas no se acordaba. En el curso de la causa tachó a ciertos testigos como enemigos suyos, y después de haber sido trasladado a una celda del convento de San Francisco, visto el negocio en consulta, fue votado en que se leyese su sentencia al reo en el capítulo de su convento, en presencia de los religiosos de él, y que allí abjurase
de levi, y le fuese dada una disciplina, y estuviese recluso en una celda por tiempo de dos meses, y privado de la administración de los sacramentos por seis meses, y de voz activa y pasiva por cuatro años, “y así se hizo y se ejecutó la sentencia en 6 de Octubre de 1582”.
Parece haber nacido concretamente en Tordesillas de la Tiesa, siendo fraile dominico. Sus abuelos eran Diego Pizarro casado con doña María de Carvajal que tuvieron un hijo y sucesor llamado Juan Pizarro de Carvajal el cual no se casó pero tuvo tres hijos naturales que fueron fray Diego Pizarro, Francisco Pizarro quien casaría con María Villarejo Calderón y por último Pedro Pizarro en quien siguió el señoría de Tordesillas de la Tiesa. Cita Toribio a Fray Francisco Pizarro, franciscano, que sostenía que se podía ir al cielo con solos los méritos de Jesucristo, y en otra parte “Fray Diego Pizarro que pretendía irse al cielo por sólo los méritos de Jesucristo”. Ignoramos si eran personas distintas al ser uno dominico y otro franciscano puesto que aparecen en las mismas fechas procesados.
JOSEPF VENTURA DE ACOSTA Y MONTERO
Joseph Ventura de Acosta y Montero, español, natural de la isla de Tenerife, en las Canarias, y residente en el puerto del Callao, de ejercicio piloto, soltero, de edad de cincuenta y tres años, salió al auto con sambenito de media aspa, por proposiciones heréticas y escandalosas; y estando en forma de penitente, confeso y contrito, se le leyó su sentencia con méritos, abjuró
de vehementi, fue absuelto
ad cautelam y condenado a destierro de esta ciudad de Lima, a la villa de Madrid y corte de Su Majestad, por espacio de ocho años, y treinta leguas en contorno, y que todos los sábados del expresado tiempo rece una parte de rosario a María Santísima, y en confiscación de la mitad de sus bienes, aplicados a la cámara y fisco de Su Majestad y en su nombre, al receptor general del Santo Oficio. Fueron sus padrinos don Lorenzo de Zarate y don Joseph de Salazar y Solórzano.
ROMÁN DE VEGA
Román de Vega, hijo del factor real Rodrigo de Vega Sarmiento, que después estaba destinado a ser familiar de la Inquisición, fue penitenciado en Concepción, en enero de 1560, en la prisión que había sufrido y en las costas de su proceso.
HERNANDO DE ALCÁNTARA.
Vecino también de aquella ciudad, fue encausado por un vicario del Prelado porque había dicho que la fe es mayor que la caridad, ya que cuando llevan un niño a bautizar, decía, pide a la Iglesia fe, y la Iglesia le responde que le prestará vida perdurable, de lo cual deducía el reo que la fe era mayor que la caridad. Arribaba también a la misma deducción en vista de que en un libro de horas que poseía era la fe la que se enumeraba la primera, y, por tanto, debía ser la virtud mayor. Terminado el proceso, fue remitido por el vicario al Obispo, y por éste, junto con el reo, al Santo Oficio, luego de su llegada. Presentose, pues, Alcántara ante sus nuevos jueces, quienes sin oírlo ni sustanciar el proceso le condenaron en la prisión que había sufrido y en el viaje que había tenido que hacer a Lima.
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