Lo mismo se enseñaba de la gracia en oposición a los actos humanos, que no eran dignos delante de Dios como méritos para alcanzar favor de Dios y además toda la doctrina de la justificación por la fe se adelantaba a Lutero 5 años, por lo que los inquisidores condenaron a Alcaraz y los alumbrados de Toledo en base a la peligrosidad de las doctrinas luteranas mas que por la originalidad de su doctrina herética.
Este concepto radical del amor de Dios de Alcaraz es el que habría de convertirse en la fuente teológica de Valdés y de donde elaborará los conceptos de gracia, pecado y justificación por la fe. Será en el “Diálogo de doctrina cristiana” y en el “Alfabeto cristiano” donde Valdés expondrá con más claridad su teología que sin duda es radicalmente opuesta a la de Erasmo, aunque haya infinidad de autores que consideran “erasmista” a Valdés. Sin embargo el “Enquiridium” de Erasmo refleja lo contrario al pensamiento de Valdés. Mientras el pensamiento erasmista es eticocristiano y alude a la razón del hombre como haciendo las veces de rey y sin haber sido dañada del todo por el pecado de Adam, añadirá Valdés que las fuerzas humanas son “flacas y ruines” y el hombre es incapaz de poder hacer algo por su salvación.
Lo cierto es que mucha parte de la Reforma protestante ya tenía raices en la reforma de Cisneros y con los alumbrados y en Valdés adquirirá cuerpo de doctrina que nada tiene que ver con el erasmismo, ni la reforma católica como pretenden muchos autores.
El mismo Inquisidor General Valdés Salas aclarará este hecho al Papa en 1558 de esta manera: "
Considerando bien estos negocios parece que no dejan de tener el principio de mas lejos y que las herejías de que el Maestro Juan de Oria fue acusado y los errores que hubieron los que llamaban alumbrados o dejados, naturales de Guadalajara y de otros lugares del Reino de Toledo y de otras partes, eran de la misma simiente de estas herejías luteranas, sino que los Inquisidores que en aquel tiempo conocieron de aquellas causas, no estaban prácticos de estos errores luteranos, para usar de la ejecución que conviniera hacerse con mas rigor..." Nada de “erasmismo” para Valdés Salas
Cuando los censores de la obra escrita de Constantino Ponce de la Fuente denunciado por la Inquisición en 1556 y llevado a las cárceles de la Inquisición en Triana en 1558 donde moriría ese mismo año, se propusieron ver las “doctrinas erróneas” como la justificación por la fe sola, las ceremonias, las obras y el beneficio de Cristo no lograron verlo con claridad.
Según los censores los escritos de Ponce “parecían decir” y “apuntan querer sentir” doctrinas de alumbrados y del estilo que “encarescen los herejes” Nada de erasmismo y como bien demuestra Nieto, nada de “valido de la libre propagación de los libros de Erasmo” sino auténtica doctrina reformadora que entroncaba sin quererlo con el luteranismo. Posteriormente el espíritu de Lutero se movería por toda España y como dice la Pinta Llorente
"Pese a no creer nosotros en la trascendencia del movimiento reformista en España, es interesante reproducir aquí una epístola firmada en Amsterdam por CIPRIANO DE VALERA que reza así:" En España muy muchos doctos, muy grandes nobles y gente de lustre e ilustres han salido por esta causa en los autos. Común refrán es el día de hoy en España cuando hablan de algún docto decir. "Es tan docto que está en peligro de ser luterano”.
No podemos por menos que citar al católico Gonzalo de Illescas que en su "Historia Pontifical" escribía
: "En años anteriores, alguna vez se prendieron en España herejes luteranos en número mayor o menor, y fueron quemados, pero estos eran extranjeros, alemanes, holandeses o ingleses. A continuación se enviaron al patíbulo gentes pobres y de cuna humilde, y les ponían los sambenitos en prisión; pero en los últimos años hemos visto llenas las prisiones, los patíbulos y aún los quemaderos de hombres notables y, lo que es mas lamentable, de personas que según el sentido del mundo sobresalían mucho de otros en instrucción y virtud...Y eran tan números que si todavía se hubieran esperado dos o tres meses mas en combatir esta plaga, esta peste se hubiera extendido por toda España y nos hubiera traído la desgracia mas dura que jamás le habría herido."
Algunos autores actuales como la citada María Paz Aspe llegan a considerar a Ponce de la Fuente ortodoxo: “Pienso que el Dr. Constantino consiguió su intento y nos dejó un cuerpo de doctrina, bellamente expuesto, por el que puede considerársele como un exponente—ortodoxo—del evangelismo, aunque fuera una víctima cruenta de la represión inquisitorial que trató de aniquilar la "herejía luterana" en España”. No se da cuenta esta autora que Ponce si que tuvo contactos con el luteranismo y que aunque sea su doctrina netamente evangélica, en aquellos días eran “tiempos recios” en los cuales no se podía hablar ni callar sin gran peligro, porque ciertamente todo respiraba Reforma luterana.
Por esta causa los gobernadores escriben al rey de esta manera: "No contento aquel seductor de haber pervertido y engañado a Alemania, procura con sus malignas y diabólicas astucias... contaminar estor reynos... de España y para ello, con yncitación y ayuda de algunos destas partes que desean impedir o enervar el santo oficio de la Ynquisición ha tenido forma de hacer traducir y poner en lengua castellana sus herejías y blasfemias y enviar las a sembrar y publicar en esta católica nación. Y porque de pequeña centella... suelen hacer grande incendio y si... Vuestra Majestad no remediase a tiempo, mayormente estando algunas ciudades destos reynos alteradas podría causarse grande escándalo y mayor incendio y tal que después no se podía fácilmente extinguir.".
No fue el luteranismo en España cosa insignificante sino que como bien dijo M’Crie tanto en la extensión, como en la respetabilidad y como en el número de sus discípulos, no ha habido entre las religiones nuevas y proscritas personajes tan importantes.
Y si hemos de tener en cuenta al inquisidor Valdés Salas, estas doctrinas evangélicas y luteranas, estuvieron propagándose por 15 0 20 años porque los inquisidores y censores no las veían peligrosas hasta que Lutero tuvo tanta influencia en la Reforma que había comenzado con 95 tesis.
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