Felipe de la Torre, natural de Tarazona es uno de los miembros aragoneses del grupo de París.
Había terminado la carrera de Artes y Filosofía en la Universidad de Alcalá en junio de 1544. Él estaba ya con Morillo cuando los refugiados de Sevilla llegaron a Amberes. Felipe de la Torre se iría a Lovaina y se integraría al grupo de españoles que dirigía Pedro Jiménez, cuyas actividades religiosas eran claramente evangélicas y alejadas de la ortodoxia romana, según la acusación de Baltasar Pérez.
En carta de Juan Pérez a Monterde se dice de Felipe de la Torre: “A v.m. he escrito de uno que yba allá, que es natural de Tarazona, nomine Philippo de la Torrevere theologus; es hombre de mediana estatura, moreno, el qual unice amo propter pietatem quam dominus ánimo illius insevit ministerio Evangelii. Pasará por ay y hablará a v.m. como un consorte eiusdem gratie et regni”. (Kinder)
Uno de los compañeros íntimos de Felipe de la Torre, Furió Ceriol, vería a este ordenarse como ministro protestante (Andrew, 1922, pág. 231)
Por este tiempo Felipe escribiría la Institución de un rey cristiano con el propósito que desde Lovaina, las autoridades de España se doblegaran un poco para volver sin tener que sufrir penas y procesos. Esta obrita de 127 páginas en octava versa sobre un clásico asunto ya tratado por el holandés Erasmo de Rotterdam (1469-1536) cuarenta años antes en su «Institutio Principis christiani» (Lovaina, 1516), dedicado en este caso al futuro Carlos V como réplica a El Príncipe de Maquiavelo, editado tres años antes. Ese año Erasmo adquiere el cargo honorífico de Consejero del soberano en la corte de Bruselas. La monarquía que soñaba Erasmo, temperada por la aristocracia, supone un contrato tácito entre el príncipe y sus súbditos, tema que veremos en cuadros de tema salomónico como el famoso cuadro de la Catedral de Gante. Reinar consistiría en mantener la justicia en el interior del reino y mantener la paz con las naciones vecinas. El príncipe reina para servir al pueblo, no para servirse de él. Marcel Bataillon señala cómo Felipe de la Torre, que demuestra conocer las
Apotegmas de Erasmo, curiosamente no cita nunca la
Institutio (posiblemente la segunda obra más conocida de Erasmo después del
Elogio de la locura), como si no supiera que Erasmo haya tratado alguna vez el tema de su libro. "Éste es un puro alarde de erudición escritural y patrística, en el que nunca se trasluce el problema apremiante, actual, de un gobierno según Cristo." Bataillón señala que la
Institutio Principis Christiani de Erasmo de Rotterdam "fue traducida por al castellano por Bernabé Busto, maestro de los pajes de su majestad, para que la leyese el Príncipe Don Felipe", según dejó escrito en 1535, aunque probablemente quedó inédita.(1)
Las pretensiones de Torre con la Institutio, es exhortar a Felipe II a que convocase en Concilio universal y si no fuese posible, que lo hiciese en sus reinos guardando los Cánones eclesiásticos que conviene. Torre envolverá la idea en otra que iba madurando como era la reconstrucción del Templo: “De esta manera V.M. edificará el Templo de Dios, repararle ha, restituyrá à su pueblo el Arca d´el Testamento, que es la verdadera religión, y instituciones que la yglesia antiguamente tenia, y dará à los otros Reyes forma para hazer otro tanto en sus reynos, y à sus vassallos exemplo para reformar cada vno su casa y vida. Para hazer esta obra y espiritual edificio, no le faltan à V.M. (como en la [I.Paralip.22] platica de la resignación David dezia à Salomon, la qual toda conuiene con la que el Emperador nuestro Señor hizo à V.M. en su resignación) no le faltan pues artífices, obreros, albañiles [...]» Sin lugar a dudas la piedra angular, no serán los obispos, ni el papa ni demás herederos de los apóstoles, sino Jesús. Reformando a la iglesia y poniendo buenos cimientos, los enemigos de Felipe II cesará, de sus hostilidades y se afianzará el gobierno en sus reinos, como ocurrió con Salomón.
Esta idea poseía una fuerza especial al fundarse sobre la Escritura. “Quando V.M. pues vuiére puesto tal diligencia, que la yglesia de Dios (si no vniuersalmente, à lo menos es sus prouincias, y con los medios y autoridad d´el sumo Ponticipe que arriua diximos) sea reformada, entonces se cumplirá lo que en el texto de la Sagrada Escritura se dize de Salomón, despues que vuiesse edificado el material templo de Dios. Yo haré (dize [I.Paralipom.22] Dios en el Paralipomenon) que todos tus enemigos al derredor, cessen: yo seré tu padre, y tu serás mi hijo: y te [I.Paralip.28] estableceré en tus reynos para siempre. Si perseuerare V.M. en cumplir sus mandamientos, se cumplirá también en su pueblo lo que en otra parte la Escritura Sagrada [3.Re.4] dize: Israel y Iuda (que son los cristianos) habitarán con grande seguridad cada vno en su viña, y debaxo de sus arboles. Lo qual todo el tiempo que viuió se cumplió. Lo que vimos también por exemplos de otros reyes en el capitulo segundo, y principalmente en el Rey [2.Paralip.17] Iosaphat, aquien Dios prosperó y dió paz en sus reynos muchos años, por el cuydado que tuuo de la institución de la yglesia, y pueblo de Dios. Propuesto he à V.M.una traça para la edificación d´el templo Espiritual que ha de edificar à Dios, assi como Salomon edifico el material.”
El libro de la Torre quiere tener un recorrido ideológico asentado en la Sagrada Escritura y por eso se titula así: “ Institvcion de vn Rey Christiano, colegida principalmente de la Santa Escritura, y de sagrados Doctores, por el Maestro Felipe de la Torre: Dirigida A la S.C.R. Magestad d´el Rey Don Felipe, por diuina gracia Rey de España, Inglaterra, Francia, &c. nuestro Señor. Beatus quem tu erudieris Domine, & delegetua docueris eum. Psal. 93. En Anvers, En casa de Martin Nucio, à la enseña de las dos Cigueñas. Año de 1556.
1) El Escorial y el Templo de Salomón. Juan Rafael de la Cuadra Blanco
http://www.delacuadra.net/escorial/jr-0.htm
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