Más tarde cuando escribió su
“Epístola a los Peruleros” publicada en Amsterdam en 1627 e impresa por mandato de Sus Altezas y que además comprendía el “
Catecismo de Heidelberg” y “
Forma y manera de administrar y celebrar los santos sacramentos y otras ceremonias usadas en las iglesias reformadas, como el Bautismo y Santa Cena, además matrimonio, confirmar a los ministros, ancianos y diáconos, descomunión, recibir de nuevo los descomulgados, oraciones públicas y privadas, después oración escolástica y por último Confesión de fe recopilada de dos concilios, Niceno y Constantinopolitano y confesión de Atanasio”, firmaría con el nombre de Juan Bartolomé, nombre suyo que corresponde a sus nombres de pila. También se halla en la Copye van´t Proces, un folleto titulado
Los diálogos de Eutiquio en los que aparecen consejos de las opiniones de Eutiquio.
Se conservan de su puño y letra dos memoriales. En el primero dice: «Exc. Señor, De la carta que con ésta va por Su Mag. podrá V. Ex". entender que no solamente es lícito, mas que también en extremo es necesaria dar libertad de Religión, cosa que conviene a V. Ex. bien de notar, pues que en ella consiste la conservación o la perdición de los Reynos, y dando libertad de religión se trocará la maldición en bendición y se hará con la ayuda de Dios antes más de lo que a V. Exa. he dicho, cuya Ilustríssima persona Dios guarde muchos años. De Madrid, 24 de octubre 1632. El humdssmo criado de V. Ex", Joan Aventrote”
El texto de la segunda carta es el siguiente: «Señor, Que avía de venir la apostasía por la qual se dexaría de predicar el Evangelio verdadero de Christo y que después en estos postreros tiempos antes de la fin del mundo otra vez se avía de predicarlo a todas las naciones y gentes, los apóstoles y el Christo mismo lo predixo. De lo qual la verdad en muchas partes de la Christiandad esta ya cumplida, como consta de los Reynos de Englatierra, Denemarque, Suecia y de las más innumerables provincias y ciudades, a donde en lugar de la ignota missa se predica el Evangelio de la gracia de Christo y pues que Dios quiere que en estos postreros tiempos antes de la fin del mundo el Evangelio del Reyno de Christo otra vez se predique a todas las naciones y gentes, y V. Magd. con la Inquisición del Reyno impide que en vuestros Reynos en manera ninguna se predique; es este impedimento del Evangelio la única causa de que las Provincias preciosas del Pays Baxo se levantaron y que los demás vuestros Reynos, ansí en Améirica como aquí en Europa, se van enpovreciendo, consumiendo y periclitando y por esso la monarchia Romana, madre de essa apostasia, se va aora a perdición, para que el Evangelio de la verdadera luz se predique en todas las tierras y especialmente en las de V. Magd., cuia verdad Dios también confirmó con tres testimonios que me a dado y a mí dan esperanca que a de haser por V. Magd. cosas grandes en gloria suia y me han en la flaquesa a mi maior edad ansi confortado como obligado de venir acá para servir a V. Magd. en ellas.-
«El Rey de los reyes guarde y bendiga a V. Real Persona. j
De Madrid 24 de Octub. 1632. De V. Magd. humil.mo criado. Joan B. Aventrote. »
Al margen de este segundo memorial van citadas las autoridades en que se fundan sus afirmaciones:
2 Thes. 2;
Apoc., 14, 17 y 18;
Mat. 24»
Una vez que Aventrot liquidó sus asuntos con la Península y las Islas Canarias y con grandes sumas de dinero (80.000 ducados se suponía) esto no era nada para quien llevaba otra cosa en el corazón: la pasión por el Evangelio. Su llegada a los Países Bajos tenía el halo de un profeta y el día 10 de noviembre de 1612 terminará y firmará su “
Carta al poderosísimo Rey de España” señala el comienzo de una nueva vida.
Para el autor que seguimos, Alejandro Cioranescu, este cambio a profeta y predicador del Evangelio fue repentino. Nosotros creemos que toda su vida fue un verdadero evangélico, pero teniendo precauciones con la Inquisición. Cuando el 12 de octubre de 1610 se hallaba en Inglaterra, sabemos que escribió su primera carta al Rey de España, exponiéndole sus ideas “contra el reinado del Anticristo”.
Se conocen sus escritos posteriores y esta parece de la misma temática. Lo cierto es que esta carta no tuvo el resultado apetecido, pues no solo deseaba la conversión del Rey de España, sino también la independencia de los Países Bajos. Creía Aventrot que su fracaso se debía a la inesperada muerte del secretario del Rey, Andrés de Prada y de que sus escritos no tenían la fuerza ni el conocimiento bíblico suficiente. Pero ahora estaba más convencido y con la ayuda de Dios, podría convencer que la religión romana es una doctrina falsa, que el Papa es el Anticristo y que la guerra de los Países Bajos es el fin del reinado del Anticristo.
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