Como hijo de lechero, Gordon Matthew Summer (1951), que es como se llama realmente
Sting (apodado así por un suéter que tenía a rayas amarillas y negras), ayudaba a su padre en el reparto a domicilio en un pequeño pueblo cerca de Newcastle, llamado Wallsend.
Su familia católica le dio una formación que él califica como “enraizada en la magia y la religión”. Lo que le alejó siempre del hedonismo que prevalece en el mundo del rock. Estudió con los jesuitas y pensó seriamente sobre la vocación de ser llamado al sacerdocio.
He estado pensando sobre religión
He estado pensado sobre cosas en que creer
He estado pensado sobre la Biblia
He estado pensando sobre Adán y Eva
He estado pensando sobre el huerto
He estado pensando sobre el árbol del conocimiento
y el árbol de la vida
He estado pensando sobre el fruto prohibido
He estado pensando sobre un hombre y su mujer
He estado pensando sobre el amor sagrado
(Sacred Love, 2003)
Sting es un lector voraz, que ha buscado siempre una respuesta para sus temores y culpas, como si deseara ser santo y pecador al mismo tiempo. Llegó a ser maestro en un colegio de religiosas, antes de dedicarse a tocar el bajo y componer canciones sobre prostitutas como
Roxanne o peticiones de ayuda desesperada como
Message in a bottle, pero siempre le ha interesado la religión. Padre de cuatro hijos, es ahora uno de los diez compositores más ricos del mundo, pero
sigue buscando el amor sagrado…
He estado animado, he estado hundido.
He estado solo, en esta ciudad sin Dios.
Tú eres mi religión, tú eres mi iglesia.
Tú eres el Santo Grial al final de mi búsqueda.
¿He estado de rodillas suficiente tiempo?
He estado buscando por todo el planeta para encontrar
el amor sagrado.
(Sacred Love, 2003)
IMAGINERÍA CATÓLICA
“Yo era un católico devoto”, dice Sting. Ahora “no voy a misa, pero no estoy seguro de haber roto con todo aquello”.
Puesto que “todo lo que se me inculcó en mi mente infantil, de que hay un cielo y un infierno, pecados mortales y veniales, está dentro de mi psiqué y nunca desaparecerá”.
No es casualidad por lo tanto que sus canciones hablen de ángeles y demonios. “El catolicismo me es útil como artista, ya que hay toda una reserva creativa ahí, en ese hombre en la cruz sangrando, la corona de espinas, toda esa imaginería es tan rica para un artista”…
El espíritu se mueve sobre el agua,
toma la forma de esta hija de los cielos,
se levanta como un río que se desborda.
La palabra hecha carne y sangre.
El cielo se volvió oscuro y la tierra tembló,
como en una profecía del Libro Sagrado.
No codiciarás, no hurtarás,
no dudarás que este amor es real.
Así que me pongo de rodillas y oro a los cielos.
Cuando miré arriba, ¿podía creer lo que estaba viendo?
todos los santos y ángeles y estrellas arriba
todos se inclinaban a la flor de la creación,
todo hombre, toda mujer,
toda raza, toda nación
todo lleva a este
amor sagrado.
(Sacred Love, 2003)
Sus memorias comienzan en una noche de invierno de 1987 en Río de Janeiro. Bajo una impresionante tormenta, Sting y su esposa Trudie asisten a una ceremonia religiosa en plena selva para probar la
ayahuasca. El cantante de
Police estaba en Brasil para dar uno de los mayores conciertos de su vida, ante doscientas mil personas, pero su padre había muerto unos días antes, apenas unos meses después de su madre. No había asistido a ninguno de los entierros y buscaba una experiencia ritual que proporcionara una salida al bloqueo emocional que le embargaba. A partir de las alucinaciones que provoca el vegetal, el artista empieza a pasar páginas del libro de su vida...
Aunque las páginas están numeradas,
no veo a dónde llevan,
Porque el final es un misterio que nadie puede leer
en el libro de mi vida.
Hay un capítulo sobre Dios que no puedo entender.
Hay una promesa de cielo e infierno,
pero estoy perdido si miro.
(The Book of My Life, 2003)
STING Y DIOS
Con ocho años Gordon descubre la infidelidad de su madre. La vida en su casa estaba llena de discusiones y reproches. “Mi hermano y yo aprendimos el terrible lenguaje de la destrucción”, dice. Ya que eran “dos niños esperando que pasaran las nubes tóxicas de improperios que estallaban sobre sus cabezas”. Es entonces cuando buscaba refugio en una guitarra. La música se volvió así en una obsesión.
Poner discos era para Sting su única vía de escape. Pero su mundo cambió cuando vio en directo al fallecido Jimi Hendrix, antes de morir de una sobredosis. “Escuchaba exhaustivamente a Dylan y memorizaba sus letras”, hasta descubrir el jazz con Miles Davis y John Coltrane. Toca entonces el bajo en orquestas de jazz, llegando a actuar en el festival de San Sebastián, cuando llega el punk a Londres a finales de los setenta. Se tiñe a partir de ese momento el pelo y comienza The Police. Es un tiempo de ruptura, en que la juventud grita
No hay futuro…
Si Dios está muerto y un actor hace su papel,
sus palabras de temor
encontraran un lugar en tu corazón.
Sin la voz de la razón, toda fe
está bajo su propia maldición.
Sin libertad del pasado, las cosas sólo pueden ir peor.
La historia no nos enseña nada.
(Nothing like the Sun, 1987).
Los dos últimos discos de The Police tienen una base cada vez más intelectual. Ya que
Ghost In The Machine (1981) está basado en la obra de un filósofo inglés de origen húngaro llamado Arthur Koestler, y
Synchronicity (1983) es un concepto del psicoanalista suizo Jung.
Tal vez fue el interés de este autor por la religión, el que le llevó a hacer una canción como Oh mi Dios, buscando ese amor sagrado…
Toda la gente que conozco se siente sola
y Dios está tan lejos,
y mi corazón no pertenece a nadie.
Así que ahora a veces oro:
¡Por favor, ocupa el espacio entre nosotros!,
¡y llénalo de alguna manera!.
Oh, mi Dios, tratándome de esta manera,
¿esperas que te trate bien,
no importa lo que digan?
¿Cómo puedo volver la otra mejilla?
Está negra, magullada y desgarrada.
He estado esperando desde el día que nací.
¡Ocupa el espacio entre nosotros!,
¡y llénalo de alguna manera!
Mi Dios tiene que estar durmiendo.
¡Despierta antes que sea demasiado tarde!
¡Ocupa el espacio entre nosotros!,
¡y llénalo de alguna manera!
(O My God, 1983)
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