En sus últimos años, por 1870, convertido ya, se inscribe en la Iglesia Evangélica de Madrid donde había seguido recibiendo “instrucción”. En Camuñas permanecerá los últimos nueve años de vida. Allí celebraban cultos domingos y jueves y además, junto con su esposa, abre una escuela de niños y niñas con un éxito tal que casi no cabían. Se cuentan en la foto de “Memorias de la familia Fliedner”, unos 60 alumnos.
Jorge Fliedner describe a Félix Moreno “como hombre bajito pero muy activo” que quiso llevar el Evangelio a los pueblos limítrofes pero sin atender suficientemente a Camuñas que pudo haber sido, como algunos han descrito “la Ginebra protestante española”. Lo cierto es que como dice José María Martínez el “flujo espiritual no fue bien aprovechado ya que en vez de concentrar esfuerzos, se dispersaron sin demasiado fruto” Al respecto nos cuenta Menéndez y Pelayo que “en 1874, Moreno Astray se trasladó a Alcázar de San Juan, y allí comenzó a publicar un periódico, retando, desde el primer número, a discusión a los eclesiásticos del contorno. Aceptó uno de ellos; pero, llegado el día de la controversia, se excusó Astray, limitándose a continuar su campaña contra
La Crónica de Ciudad Real”
Menéndez y Pelayo también nos da su versión de este hecho singular del “Camuñas ginebrino” en su “Historia de los heterodoxos españoles” donde indica que un maestro ateo, un barbero y un cierto señor de horca y cuchillo (suponemos que este último es D. Luis Villaseñor), llaman en 1874 a Moreno Astray, de la mano de varios misioneros republicanos como Araus y Ceferino Treserra. Federico Fliedner nos da la versión mas sencilla de “como unos habitantes del pueblo al ir a Madrid, habían entrado en una iglesia evangélica, y encantados con lo que allí oyeron volvieron al pueblo cargados de Nuevos Testamentos uniéndose a esta familia otras, pidiendo urgentemente un pastor.
Aparece, Moreno Astray, como pastor de la iglesia de Camuñas en las Asambleas Generales de la Iglesia Cristiana Española de 1871 y 1872
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El 19 de abril de 1880 muere en la villa de Camuñas, ese gallego más Quijote que Sancho, que fue Félix Moreno Astray.
Don Federico Fliedner, sintiendo gran afecto por la congregación de Camuñas, manda a un nuevo maestro evangelista, D. José Marcial Dorado, que será sin duda el más intelectual de todos los representantes llegados a Camuñas. D. José muere en el año 1890 por lo que su estancia en Camuñas también es de una duración de nueve o diez años.
Según Benito González Raposo, en su artículo “
Félix Moreno Astray, un heterodoxo gallego, su vida como pastor protestante no fue envidiable en riqueza o bienestar material como le ocurrió a esta generación provenientes de “la Gloriosa” que dependían de la venta de Bíblias para su sustento, como si fueran colportores. En el caso de Moreno Astray la escuela suponía una ayuda, aunque fuese muy pequeña, además del apoyo de los Fliedner.
También estuvo Moreno Astray en las discusiones para aprobar una Confesión de Fe unitaria y ecuménica, aunque saliese con un “fuerte carácter polémico contra la Iglesia Católica”. Sin embargo supuso la agrupación de la mayoría de las iglesias y misiones en España, excepto Bautistas y Hermanos. El escrito se titulaba “Al pueblo español”. [Por A. Carrasco y F. Moreno Astray 4 págs. Publ. por la Asamblea General de la Iglesia Cristiana Española.
En el corto espacio de militancia evangélica Moreno Astray sufrió todo tipo de persecuciones, pero siempre se mantuvo fiel. De su vida literaria solo conocemos algunos artículos publicados en la Revista “Galicia”.
Uno de los artículos publicados se titula “La iglesia cristiana española” en donde entronca la iglesia evangélica con el nacimiento del cristianismo, pero sobre todo lo que más sobresale es ese espíritu combativo y desafiante, por la “santa causa de la libertad, la civilización y la verdad, a la que he consagrado mi vida en contra del fanatismo, la superstición y la barbarie... Tal vez esto levante polvareda entre obispos y clerizontes. Me alegraría infinito porque esto sería la ocasión propicia de destruir todas las supersticiones religiosas y derramar la luz sobre tantas conciencias sumidas en las tinieblas del oscurantismo y del error”.
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