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Tristán Jesús de Medina

(1831- 1886): exsacerdote abolicionista, poeta y pastor

La vida y obra del sacerdote cubano, convertido al protestantismo en Madrid, ha sido rescatada en estos últimos años y puesta de actualidad.(1) La pregunta que se hace José Ferrer es ¿De qué le sirve a una literatura, en definitiva, silenciar a sus malditos? La mala fama que le dio Menéndez y Pelayo, no solo le silenció sino que su obra poética, sus sermones y su teología ha sufrido de una heter
ORBAYU AUTOR Manuel de León 18 DE DICIEMBRE DE 2006 23:00 h

José Lezama celebró sus sonetos y Cintio Vitier en los 1970 volvió a publicar dos de sus ensayos. Pero es a Roberto Friol a quien debemos todo un volumen de narraciones firmadas por Tristán o Tristán Edmain y también Andrés Mattini, seudónimos de Tristán de Jesús Medina. Friol planeaba tres tomos de obras arrebatadas a los viejos periódicos, cada tomo dedicado a un género: poesía, narraciones, ensayo. De ellos únicamente el segundo alcanzó a ver la luz en 1990).

Nos dice J.P. Bastián(2) que Tristán de Jesús, ardiente reformista y abolicionista, fue miembro y vocero de los grupos republicanos, y un amigo de Emilio Castelar en Madrid; ahí tuvo vínculos con la congregación protestante de reciente formación (1869), donde predicó. Políglota, cosmopolita, suficientemente viajado, el siglo, para Tristán de Jesús Medina, debió de ser un panorama como pocos autores cubanos contemporáneos suyos consiguieron avistar. Para Menéndez y Pelayo, Tristán de Jesús Medina era un orador famoso, de estilo florido, sentimental, vaporoso y adamado, sin fondo ni gravedad teológica. Entre otras calificaciones también están las “de alma débil apasionada, impresionable y versátil, no anticatólica en el fondo, pero sí echada a perder por cierta manera sentimental, femenina y romanesca de concebir la religión.”, sin embargo añade “no es para olvidarlo” y nosotros tampoco queremos olvidar estos personajes incómodos en cualquiera de las fronteras.

Nacido en Bayamo,Cuba, el 23 de julio de 1831, fallecería en Madrid el 2 de Enero de 1886, fechas investigadas por Jorge Ferrer que nos dice provenir de familia acomodada, pues su padre, José Antonio Medina, era Contador principal del Ejército y Tesorero Administrador de Rentas Reales de Bayano, siendo nombrado administrador de la aduana de Santiago de Cuba donde se trasladará la familia.

La formación que recibe y que se conoce se refiere a la recibida en Madrid. Bachiller en Artes por la Universidad Literaria de Madrid, después en el Colegio San Fernando donde estudia con el helenista Inocencio Palacios y escribe sus primeros versos. Algunos dicen que terminó su educación en Alemania, volviendo a Cuba y viajando por Francia, Estados Unidos e Italia.

En Cuba nos dice Ferrer que su vida se repartirá entre “la tragedia amorosa, la galantería social, los hábitos del sacerdocio y una frenética actividad literaria” Tragedia amorosa porque con 19 años se enamora de una prima carnal, Catalina Sánchez, de 13 años de edad, que morirá a los pocos meses de noviazgo. La historia la cuenta Tristán en los veros “Genaro y Adelaida” y en “Primer amor, primeros versos”. Sin embargo, cuatro meses después, se casa con Magdalena de la Junquera, sobrina del Conde Mirasol y Gobernador de Puerto Rico y mas tarde Ministro de la Corona con la que tiene una niña que llamaron María Loreto.

Durante cuatro años, el afán creador de Medina fue colosalUna lágrima y una gota de rocío. novela de acción, el relato Sunsión y comienza a publicar por entregas en El Orden, la novela Un joven alemán. En 1854 la emprende con una revista que llamará No me olvides, ocupada casi íntegramente por textos suyos, entre otros su segunda y tercera novelas: El doctor In-fausto y Los misterios de La Habana.La muerte de Magdalena de la Juanquera, cambiará la vida de este literato y melómano empedernido, que tocaba el violín y poseía uno del luthier Jacob Steiner. Después de enviudar, elegirá el sacerdocio, ingresando en el Seminario en Santiago de Cuba, ordenándose en agosto de 1856, no sin bastantes trabas del obispo. En este Seminario dará clases de Física e Historia Universal y también habría escrito El lirio de los mártires. Canto religioso en memoria de los cuarenta y un días de cárcel de Santa Filomena. Tristán parece sincero de conversión católica y quiere ser un escritor sagrado. Se doctora en Filosofía por la Universidad de la Habana y comienza a debatir asuntos doctrinales de la religión católica.

El 12 de julio de 1859, sube al vapor New Caledonia y acompañado de la madre, su hermana y su hija de seis años, se va de la Habana y nunca más volverá a pisarla. Llega a Madrid con 29 años, sacerdote, poeta y viudo. Quizás buscando una nueva iglesia que tuviese los principios del sexenio revolucionario, de libertad e independencia, que no la actual que le encorsetaba y no le dejaba volar. Quizás por eso reniega de la iglesia católica al serle quitadas las licencias de predicar aunque en un momento de postración física y de penuria económica, solicite la habilitación de poder predicar que era su sustento. Pero volvería a sentir la misma aversión al catolicismo, algo que no encajaba en su modo de ser. La libertad de cultos que trajo la revolución del 68 y la posibilidad de que se implantaran las iglesias evangélicas sin tener que ir a la cárcel, le acercó a los evangélicos. Sin embargo se dice que fueron los protestantes quienes se acercaron a Tristán sabedores de sus desencuentros con la curia toledana y madrileña, y también del deseo de fundar una iglesia nueva más cercana a sus conocimientos bíblicos y teológicos.

Así nos cuenta Ferrer la historia: “El 6 de junio de 1869, Tristán fue bautizado por William Greene en la Sala Evangélica de la Paz(3) establecida en Madrid por los protestantes. Greene había venido a Madrid a principios de ese mismo año desde las Islas Baleares, en las que trabajó como ingeniero en el trazado de las primeras líneas de ferrocarriles mientras, según diversas fuentes protestantes, repartía Biblias y predicaba el luteranismo. Venía acompañado de una numerosa parentela; se conoce de las visitas que solía hacer acompañado de sus hijos varones a casas de clérigos católicos, provistos de Biblias que leían a viva voz en forma harto ostentosa. En el verano de 1871 la familias Medina y Greene sumarán a su colaboración con la causa protestante dobles lazos de familia: Tristán, viudo y sacerdote cristiano, casará con la hija mayor de Greene, Rosa -- un matrimonio que no fue nunca reconocido y que Tristán pretendió años después desde Suiza, claro está que sin éxito alguno, que fuera bendecido por el Papa --, y María Loreto, la hija de Tristán, es desposada por William Greene, jr. También la hermana de Tristán, Rosalía, que lo acompañaba en Madrid, se convirtió por aquellos días al protestantismo del que abjuraría en 1877, asistida, cómo no, por el omnipresente Salamero y Martínez

Ya hemos comentado en varias ocasiones, que este tipo de abjuraciones no están demostradas y son poco verosímiles. Igualmente, lo que dice Méndez y Pelayo de Tristán Medina, que le debió “mujer y dinero” a los protestantes, los escritos de este demuestran que fue todo lo contrario, pues Tristán vivía de sus rentas. “De esas rentas habría vivido Medina en el hostil Madrid de 1873, ellas habrían alimentado también a su madre y a su hermana y, además, ese dinero habría ido también a manos de los Greene, sufragando los gastos necesarios para el retorno de su hija y su yerno de una estancia en Brasil y Argentina, y colmando los ávidos bolsillos del propio William Greene: "El mismo miserable Mr. William Greene(4) […] no ha contado en ocasiones con más dinero que el que me pedía, viéndolo llegar de Cuba a mis manos. En los días mismos en que me hacía traición, el dinero que manejaba, no sólo para sus viajes o correrías, sino para recibir amigos en su casa de Argenthal (que yo ayudé a pagar también), era todo, todo, dinero mío, recién llegado de Cuba". Parece que su relación con la que llamaba "mi familia inglesa" atravesó dos etapas. Una en la que Tristán y William Greene oficiaban de padres incontestables en perfecta paridad y otra, cuando Medina reniega de la fe protestante y apuesta por la prevalencia de su yerno, que, según testimonio suyo, habría abrazado también el catolicismo. Tristán acusa entonces a Greene padre de acosarlo con un desmedido interés económico y denunciará el "terrible e intolerable martirio" que éste infligiera a la parte de la familia, aparentemente mayoritaria, que se convierte al catolicismo a instancias de Tristán”.

Es posible que no fuesen las cosas totalmente así, como las describe Ferrer y Tristán, porque lo que sabemos sobre la necesidad de dinero de Greene, no era por avidez ni gasto en correrías, sino que, por ejemplo, en 1871 se abren tres locales, uno en la calle Amaniel, otra para 400 personas en La Libertad, que se le llama “Sala Evangélica de la Paz” y otro alquilado también por Greene en Calatrava, 25. Además Willian Greene que había trabajado en España como ingeniero y había formado una congregación en Baleares, ahora se dedicaba a trabajar a tiempo completo para la Obra, por lo cual no tenía ingresos propios. Aquí aparece Tristán Medina, exsacerdote y orador elocuente que atraía a centenares de oyentes,(5) que aportaría para el mantenimiento del local ya que las libras esterlinas de Menéndez y Pelayo nunca han aparecido en el protestantismo español mas allá de las necesidades de sustento. La mayoría de quienes, se dice, abjuraron y de los que lo hicieron en realidad fueron por necesidades de subsistencia. Un simple arreglo de boca era lo que necesitaba Ramón Bon y no tuvo dinero para ello, ni el protestantismo “tan generoso” nunca proveyó. Fue el pariente, canónigo de León, el que resolvería con sus dineros el dolor de muelas a cambio de una abjuración en la catedral de León y unos cuantos libros desacreditando al protestantismo.

Dice Jorge Ferrer: “Del éxito que cosechó Tristán Medina como predicador protestante da fe el testimonio de John Gadsby, que visitó Madrid en abril de 1870 para interesarse por el auge de las ideas protestantes. A Gadsby le presentan a William Greene y lo llevan a la escuela que los protestantes habían instalado en la calle Madera Baja, donde le hablan de Tristán. Sigamos su relato, uno de los pocos que nos muestra al bayamés entre protestantes: “También había un aula para mujeres, presidida por el Sr. Gladstone, y también se hallaba allí un hombre que había sido sacerdote. Debo mencionar que muchos que habían ejercido el sacerdocio habían ofrecido sus servicios, pero se les debía aceptar con reservas, pues bien podía tratarse de Jesuitas. Había uno, apellidado Medina, que fue silenciado por el obispo hace cinco años por predicar ‘la justificación por la fe’, para decirlo con sus propias palabras. Había estado acudiendo a la Sala Evangélica y de él, como de algunos otros, se esperaba bastante.

En efecto, el Sr. Greene lo bautizó en la Sala Evangélica el pasado 6 de junio, y la sala se llena ahora de gente que viene a oírle predicar”. “Cierto es que tampoco en los círculos protestantes se recibió la oratoria sagrada de Tristán sin reparos. Antonio Carrasco, director del periódico protestante La Luz y presidente de una cierta Asamblea Protestante fundada en Madrid en 1872, que ya conocía al bayamés por la implicación de ambos en la Sociedad abolicionista, “reprende a Greene por la manera en que predicaba Medina [sobre la Iglesia católica y el sacramento del bautismo], diciéndole que éste, a pesar de sus dotes, tenía mucho que aprender”.

“Tampoco dejó Tristán de frecuentar en Madrid los círculos masónicos, donde destacó con la misma fuerza que en cualquier ámbito al que se acercaba, cual genuino rey Midas de la heterodoxia. También con respecto a la actividad de la masonería tuvo la revolución una importancia capital, desarrollándose a partir de 1868 numerosos actos públicos para exponer cuestiones masónicas. En su historia de la masonería, Nicolás Díaz y Pérez, narra el carácter casi masivo que tenían dichas reuniones y anota: “En el Templo de la calle de San Cipriano, número 1, se dieron conferencias públicas sobre los fines de la Orden por Tristán Medina, Díaz Quintero, Ceferino Tresserra y otros”

En Recuerdos de la patria de Coleridge podemos seguir el camino de Tristán en Gran Bretaña a mediados de 1871, tras su matrimonio con Rosa Greene, pero ya en 1873 estaba en Madrid. En 1874 lo veremos en Suiza hasta 1878 y en donde escribe La apostasía castigada una especie de biografía maldita y siempre en el filo de la heterodoxia católica y protestante. El quería una iglesia personalizada pero no se sabia su perfil y su formulación no pasaba de ser un neognosticismo de corte modernista, No lograría ninguna enunciación porque le sucedieron unos hechos por los que la justicia suiza le llevaría a la cárcel y al manicomio el 8 de julio de 1876, por proposiciones deshonestas a unas niñas. Acusa a los masones, a “un industrial”, a malos españoles y a los suizos, en general, de su estado que es retrato de un cadáver. La situación física es casi de postración. Una parálisis de la parte derecha y la pérdida de sensibilidad, apenas le dejan escribir. Los médicos le meterán en un sanatorio mental pero en un lugar paradisíaco, donde se recuperará rápidamente. No se sabe cuando volvió a España desde Suiza, pero en 1882 aparece la obra maestra en la que había trabajado toda su vida: “Mozart ensayando su requien” y anuncia la publicación de una serie titulada ·Cuentos de un dilettante”. La visita de la muerte le ha devuelto al mundo de las letras, pero apenas se sabe nada de su vida personal, pero se supone lleno de pobreza y soledad. ¿Siguió con su esposa evangélica? Nada sabemos. El silencio y el olvido le dejaron en la tumba un frío día de enero de 1886, habiendo descansado de sus trabajos y seguro en la gloria de Dios que ya le había perdonado en Cristo.


(1) Retrato de apóstata con fondo canónico. Jorge Ferrer.
(2) Emancipación política de 1898 e influencia del protestantismo en Cuba y Puerto Rico. Jean-Pierre BASTIAN.
(3) Resultan los datos imprecisos, puesto que la Sala Evangélica de la Paz se inauguró el 6 de enero de 1970, y por tanto pudo haberse bautizado sin estar este templo inaugurado.
(4) En 1863 el súbdito inglés Guillermo Greene ya había publicado en Londres las andanzas de Matamoros y los suyos, la última persecución de cristianos en España...
(5) La España evangélica ayer y hoy. José María Martínez
 

 


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COMENTARIOS

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Respondiendo a

eliécer guillén
21/12/2011
23:09 h
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Dice arriba: Él (Tristán), quería una iglesia personalizada pero no se sabia su perfil y su formulación no pasaba de ser un neognosticismo de corte modernista. El silencio y el olvido le dejaron en la tumba un frío día de enero de 1886, habiendo descansado de sus trabajos y seguro en la gloria de Dios que ya le había perdonado en Cristo. Si así con esa biografía, fué salvo, hasta Ghadaffy pudo serlo :-) . 8-) :-P Sobre William Green: Lo de llamar Salas Evangélicas a las Iglesias, el ser ingleses e ingenieros de ferrocarriles, es más propio de Plymouth Brethren que de luteranos.
 



 
 
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