Sin duda que el cristianismo siempre tiene algo que decir en cuanto a ser administradores fieles y que practican la solidaridad misericordiosa para con el prójimo necesitado.

No es lo mismo hacer teología desde los contextos de consumo, entre personas casi ahítas e insolidariamente derrochadoras, que hacerla desde donde al orar “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” están pensando en sus hijos, en la infraalimentación y en el hambre.

No existe término medio: o se es seguidor de Cristo (con todas las consecuencias) o se tiene a Jesús como paraguas agujereado, propicio solo para cubrir las apariencias.

Peor que la necesidad material es la enfermedad física y peor que la enfermedad física es la espiritual.

La Torah es muy clara en relación con lo que debería ser la conducta de un pueblo que, por definición, viene caracterizado por su relación con Dios.

Vimos la semana anterior que en el seno del cristianismo convivían todas las clases sociales –no sin tensiones inmediatamente advertidas por los apóstoles– y no encontramos ninguna referencia a la superioridad moral de los pobres o a una opción preferencial por los mismos.

Pocas cuestiones hay más confusas - y han sido más manipuladas – que las referencias a los pobres en la Biblia. En esta entrega y las siguientes, nos acercaremos a tan espinoso tema.

La brecha entre las rentas más altas y más bajas aumenta un 30% desde 2006, al provocar la crisis un aumento de la desigualdad entre españoles, según el último informe de Cáritas.

España es el país de la Unión Europea donde más han aumentado las desigualdades desde el comienzo de la crisis.

La OCDE pide los gobiernos que revisen los impuestos para que los ricos paguen más. La diferencia de ingresos crece incluso en países tradicionalmente igualitarios como Alemania, Dinamarca y Suecia.

La brecha entre ricos y pobres llega al nivel más alto en 30 años

Muchas veces se dan ejemplos de países o ambientes de pobreza que han logrado sumar beneficios de forma positiva como consecuencia de la globalización. La verdad es que pueden existir casos aislados de mejoras económicas en países pobres. Algo, aunque es nada comparado con los grandes beneficios de los ricos, pueden subir sus niveles de exigua renta, aunque haya países, como es el caso de muchos de los africanos, que pueden estar hoy peor que hace veinte años. Los defensores de la globalización