El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Tanto la Biblia como el Quijote son libros que ejercen influencia universal.
"Lo mío es un humilde tributo de lector aprendiz de poeta: por ello estos versos vivos donde galopan no sólo Alonso Quijano y el señor Panza, sino también Jesucristo y Unamuno; Dulcinea y Jacqueline; Elías y mi padre y mi hijo y yo mismo; mi Salamanca y mi saudosa selva".
Mientras el Quijote se limita a analizar nuestra condición humana, la Biblia, después de analizarla por el ojo escrutador de Dios, nos dice cuál es el remedio divino a todas nuestras calamidades.
"Su actitud ante la vida le arranca los versos más estremecedores e indudablemente estremecidos de tierra".
Redacto en base a los recuerdos que rondan los rincones de mi cerebro. Conocí a mi amigo José María Martínez el año 1953.
Colombia es tierra de indiscutible belleza, uno de los países más biodiverso del mundo en relación con su tamaño.
Aunque no era tema principal, el Congreso planteó el problema religioso en la vida y en la obra de Ortega y Gasset. ¿Fue Ortega católico o anticatólico? ¿Creía o no creía en Dios? ¿Religioso o anticlerical? ¿Agnóstico o ateo?
La Biblia es la revelación divina de nuestra peregrinación terrena y habla el lenguaje de la eternidad.
El libro de Monroy nos da pistas para conocer que la fe no está reñida con el arte ni con la ciencia.
El Quijote es un gran libro escrito por un gran hombre; la Biblia es un gran libro escrito por grandes hombres, pero inspirado por Dios.
En su tiempo fue considerado como “padre de las letras del continente”, “padre de las letras hispanoamericanas”, “uno de los mejores cronistas de las Indias”, “príncipe de los escritores del Nuevo mundo”.
El conocimiento que Cervantes tenía de la Biblia era bastante amplio, pero muy pocas veces la cita literalmente.
“Pidamos que se realice la fraternidad entre todos los hombres, y la fraternidad entre todos los pueblos, porque todos nos encaminamos a una patria mejor que es el cielo. Pidamos que se realice en todas sus aplicaciones la verdad cristiana".
En el cuarto centenario de su muerte: Cervantes y la Biblia "protestante"- Bien pudo Cervantes haber tropezado con uno de estos ejemplares en sus andanzas.
Un amigo de toda la vida, Andrés Díaz, católico piadoso, le sugirió antes de morir la necesidad de prepararse espiritualmente. Don Ramón respondió con gesto dilatorio: “Yo siempre he estado bien con Jesucristo”.
El autor del Quijote leyó bastante a Valdés y huellas de estas lecturas aparecen en la famosa novela del escritor alcalaíno; este hecho tiene su importancia.
“¡Dios! Dios está en lo inmenso, en la altura, ¡quién sabe! ¡Me abismo en Él si pienso! ¡En ese hondo misterio todo cabe!”.
Nuestra opinión es que Cervantes conoció y leyó los sagrados escritos en lengua de Castilla.
¿Por qué ignorar a autores de obras importantes por el hecho de haber tenido ideas políticas distintas a las que ahora parece profesar la mayoría?
Trata Cervantes de la Cruz de Cristo empleando un lenguaje que, de no estar en verso, diríase escrito por San Pablo.
El 28 de enero fue el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, quien unió a la queja. Dijo: “España no debería dejar pasar la oportunidad de darle a esta efeméride el eco y la resonancia que nuestro escritor epónico merece”
No basta con decir que Cervantes conoció los textos sagrados. Esto es decir muy poco. Los amó, se identificó con ellos.
Autores ingleses, norteamericanos y algunos franceses hacen de Shakespeare ya miembro de la Iglesia Anglicana, ya hugonote, puritano, calvinista, maniqueo, humanista cristiano, etc.
Para Cervantes, todo cuanto la Biblia dice es verdad, y en esta verdad descansaba su fe y su conciencia religiosa.
“A ti, mi Dios deseado y deseante, sólo puedo llegar por la fe, fe de niño o fe de viejo… En Jesús, que iba creciendo conmigo, yo fui viendo a mi Dios de entonces, su Padre, el Padre Dios, el Padre eterno”.
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