El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El Jesús de este espectáculo se dirige a la cruz sin saber por qué. Es alguien inseguro y lleno de dudas.
Él, que entra en Jerusalén envuelto en vítores, sabe que se quedará solo en aquel angustioso Getsemaní. No lo va a dudar, no va a escoger un camino alternativo, Él escogerá la cruz y esa elección nos hará libres.
La definición bíblica de un cristiano.
En la cruz, Jesús quiso llevar voluntariamente el dolor de la humanidad.
¿Quiénes eran los que crucificaron a Jesús sin saber lo que hacían? ¿A quiénes se refería Jesús con estas palabras?
En la cruz sus manos fueron traspasadas. Esa es la muestra de su amor inquebrantable.
La cruz nos recuerda, de nuevo, que la victoria del Cordero viene al morir por otros.
El mismo Dios asumió nuestro grito de soledad, el alarido de aislamiento de una humanidad separada del Creador.
Cristo es la escalera que nos lleva al Padre. Él es el camino seguro hacia el cielo, la única verdad en materia religiosa, la vida para el alma y el abogado que nos defiende ante el Padre.
Sólo el mensaje de la cruz nos puede salvar de caer en una evangelización egoísta, o en el "culto a la personalidad" de nuestros televangelistas-
Un análisis del Evangelio apostólico.
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