El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Esta hipótesis del multiverso pretende eliminar la pregunta sobre cómo es posible que se dé un ajuste fino de las constantes del cosmos tan altamente improbable, así como la consiguiente conclusión teísta.
La simple lógica nos dice que ninguna ley de la física puede crear materia a partir de la nada, por tanto, la ley de la gravedad no pudo crear el universo, a pesar de las elucubraciones de Hawking.
Esta solución catastrofista la venían proponiendo los creacionistas con su referencia al diluvio universal. Y la paleontología no tuvo más remedio que darles la razón en este sentido.
Nos referimos a la creación de Dios, su amor por la humanidad y la gratuidad de la salvación.
Es fácil constatar, en algunos cosmólogos contemporáneos, cierta tendencia a buscar modelos físicos de la creación a partir de la nada que no requieran de ningún agente sobrenatural.
La historia siempre es más compleja de lo que algunas reconstrucciones simplistas querrían. Y por lo tanto, hay que resistir el uso o el abuso de la historia con fines partidistas.
El VII Encuentro de Docentes Evangélicos resalta el valor de la creatividad en la labor educativa.
Una creación a partir de la nada o un universo sin comienzo requieren por igual la existencia de un Dios creador trascendente.
Si nos volvemos al Creador encontramos la razón por la que fuimos creados.
Una revista científica se retracta de la publicación de un artículo que afirmaba que en la mano humana se percibía “el diseño del Creador”. El científico Antoine Bret nos da su opinión.
Natanael Planes propone que las ideas que tengamos las llevemos a cabo con excelencia.
“Hemos confundido nuestra política con nuestra fe”, piensa la respetada científica atmosférica de fe evangélica Katharine Hayhoe. “Si realmente creyéramos lo que dice la Biblia, estaríamos al frente de este asunto”.
La selección natural y las mutaciones aleatorias no podrán nunca sustituir la necesidad de un Dios Creador.
Versión propia del texto de Lucas 10, 38-42: lo que a continuación se lee no es ni mucho menos teología sino, más bien, simple desahogo personal.
La encíclica critica con dureza el sistema económico impulsado por el capitalismo feroz que daña la naturaleza, y por tanto, a los seres humanos más débiles.
No pretendo discutir, solo conversar con los oyentes sobre esa cuestión, en recuerdo, además, de la Reforma.
Los cristianos nos deberían padecer por malas razones. La Iglesia no debería sufrir porque algunos de sus miembros exhiben su ignorancia en Internet o en las bibliotecas.
La probabilidad de obtener por casualidad una sencilla proteína de tan sólo cien aminoácidos es exactamente una entre veinte elevado a cien.
¿Cómo aparecieron juntos todos los ingredientes, constantes y fuerzas necesarios, en el momento oportuno y en la medida adecuada, para producir un universo capaz de albergar la vida? Sólo se han dado dos respuestas: azar o diseño.
Necesitamos pensar teodiceas más elaboradas que satisfagan las difíciles preguntas formuladas por el hombre de hoy.
Creer que uno tiene la verdad absoluta en estos resbaladizos asuntos es, cuanto menos, un pretensión poco humilde.
Según la interpretación del Dr. Hugh Ross, el relato de la creación contenido en el Antiguo Testamento encaja con lo que vemos en la naturaleza.
“Debemos volver al estilo de comunicación de Jesús: la narrativa a través de historias”. ¿Qué eran, si no, las parábolas? ¿Qué son, si no, los Evangelios? Puro periodismo.
Aunque el propósito de la Escritura es eminentemente teológico, esto no significa que sus afirmaciones fundamentales, cuando se refieren a los orígenes, sean erróneas.
El Diseño inteligente, a diferencia del creacionismo científico, no pretende responder a la cuestión de quién es la inteligencia diseñadora o de dónde sacó la energía necesaria para diseñar el universo.
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