El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Buena noticia: La paz no depende de las circunstancias…
Mi hijo Benjamín está apoltronado en su escritorio haciendo trucos mágicos en su ordenador, pero cuando le veo abrir los ojos de par en par, comprendo que se trata realmente de… ¡3,4 millones de visitas!
Una persona normal que, como todos, se cree el cuento.
Algunos días más tarde, estoy preguntándome como arreglármelas con esas cosechas múltiples e inminentes, cuando uno de mis amigos y consejeros se planta en el taller.
La última película de los hermanos, Coen, “¡Ave, César!”, nos enfrenta al problema de lograr el misterio de la fe en la pantalla, cómo poder ver para creer.
El camino está tan limpio que se diría que acaba de ser dibujado para un libro de cuentos y leyendas de niños. Una delegación encorbatada me espera a la entrada y me acoge cual equipo técnico de un piloto de fórmula uno.
Porque si yo tampoco entiendo nada de lo que me sucede, al menos sé que Dios seguramente no está lejos.
Casi me olvido de las realidades que me rodean durante las semanas que dura esta etapa de la creación, mi corazón no late más que para esta tarea.
Un simple CD con el testimonio de un simple tipo se ha convertido en una semilla de vida.
Mientras que estoy hablando, tengo la fuerte impresión de que la mujer que está frente a mí, una conocida médium, está siendo visitada por un Espíritu mucho más grande que los que ha acogido hasta ahora.
En Suiza, en cuanto desembarco del avión, me doy cuenta de algunos detalles que no me habían chocado antes.
“¡Este cántico ha sido escrito por uno de los nuestros, el Sadhou Sundar Singh! Es un modelo grabado en cada uno de nuestros corazones!” – me dicen
A lo largo de esta primera noche en la India, fragmentos de ruidos de la calle trepan a lo largo de las paredes para infiltrarse por las ventanas mal aisladas de la habitación de mi hotel y cosquillean mi sentimiento de seguridad occidental.
Descubrir un billete de avión para la India en mi buzón 10 años más tarde me dejó atónito.
Había ganado la medalla de oro en los 100 metros de atletismo en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, pero la colocó en las manos de su padre cuando este fue enterrado en 1987.
El tiempo de calidad con Jesús no tiene precio y está al alcance de todos…
Cuanto más tiempo (de calidad) pases cada día con él (no solo :“Yo oro cuando conduce mi mujer” o “mientras que me lavo los dientes”)… más crecerás… y más plátanos tendrás en tu vida (¡¡y qué ricos son los plátanos!!)
A veces nos pedimos perdón mutuamente por cosas sin importancia (no son solo los niños los que se equivocan). A menudo nos reímos a carcajadas.
"Hubiera deseado, como hacen los otros papás, darte un montón de regalos en tus cumpleaños (un coche, un castillo, vacaciones en cohete…), pero ya ves, has tenido una vida bohemia con padres artistas…" Un relato e ilustración de Alain Auderset.
¿Acaso esas islas no están repletas de turistas alemanes? Sólo lamento una cosa (y mucho), no poder ir allí en familia… Un nuevo relato de Alain Auderset.
Ha regresado a su país; en este momento allí hay revueltas; los soldados disparan balas reales por las calles… Hace poco le ha escrito a mi hijo: "Dile a tu padre que ore por mí… y que, cuando vuelva a Suiza, me gustaría saber más acerca de su Dios…"
Al día siguiente por la mañana, como de costumbre, planeo ir al bosque, pero ese retorcido camino hace lo que le place y por su culpa me encuentro de frente con el edificio en cuestión.
En mi tren de vuelta mi sitio favorito era sin duda alguna entre dos vagones porque, como era inconfortable y ruidoso, estaba yo solo y podía orar a mis anchas en voz alta e incluso a grito pelado si me lo pedía el corazón…
No hay duda, Jesús es el campeón de los pilotos. Cuando me conduce así, yo prefiero cerrar los ojos para orar mejor... y me fío en Él.
Suelo cruzarme con muchos (ex) cristianos apagados. Su falta de sed les ha despojado de la riqueza que poseían en su interior… si yo perdiera el hilo con Jesús, me sucedería lo mismo…
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