El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Sin pedirnos permiso, durante los últimos años, por causa de este mal incurable, se nos mudaron los roles. Mi madre pasó a ser mi hija y yo pasé a ser su madre.
Cuando la enfermedad golpea la carga cae sobre la familia por tiempo indefinido. El o los cuidadores viven un limbo social y legal que aumenta tras fallecer el ser querido.
Llegar a la ‘tercera edad’ –eufemismo por ‘ancianidad’– atemoriza a la mayoría de los abuelos y se convierte en un ‘problema’ para los más jóvenes. ¿Es así como debe ser?
Todos nosotros necesitamos que los años vayan pasando para ir aprendiendo lo que realmente es importante.
Existe una cultura que honra al máximo las canas, y no es la nuestra.
Su amor, comenta, sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial. Estuvieron 64 años casados.
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