1 Samuel cap. 25, novelado.

Del amor jamás deberíamos independizarnos, menos aún destruirlo.

La tentación de la fantasía caritativa de tantos, es una forma de fuga de la realidad, que se está adueñando de los seres humanos.

Un hombre contento nunca es pobre, aunque posea poquísimo. El descontento nunca es rico por mucho que posea.

El desengaño es el sino de los que viven para sus sentidos, para sus filosofías, sus políticas de espaldas al pueblo y lo que es peor, de espaldas a Dios. Todo pesimista es un hedonista frustrado.

Con todo nuestro conocimiento humano, la confusión de hoy es mayor que nunca: las imágenes acaban por obnubilar, y los decibelios, por atorar las opiniones.

Aquel que contemplaba la hermosura de Dalila ahora está ciego ¡Qué triste ver al que fue Juez en Israel como payaso de los Filisteos! 

Muchos de los “NiNis” voluntarios y caprichosos, han tenido poca educación del ser interior.

Todos hemos tenido algún Sansón en nuestra familia o amigos cercanos. Hemos orado y llorado por ese Sansón.