El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Sigo creyendo en el poder persuasivo e higiénico de la palabra hablada e impresa y, al mismo tiempo me digo: “pero ¿quién soy yo?
Nunca, en toda su obra, Cervantes se permite hablar de la Biblia en tono jocoso, como lo hace con otros libros y, en especial, con los de caballerías.
Escritores de todos los tiempos han usado de comparaciones y metáforas parecidas a las que emplea Cervantes cuando han querido hablarnos de la brevedad de nuestra vida.
Toda la obra de Cervantes refleja con claros destellos las preocupaciones de nuestro escritor por los grandes temas relacionados con el más allá y con nuestra conducta moral y religiosa en esta vida.
Cervantes se ha complacido en hacer de su libro un exacto espejo de nuestros dramas psicológicos.
Siempre se ha creído que Cervantes fue enterrado en el convento madrileño de las monjas trinitarias en la calle primeramente llamada Cantarratas y ahora Lope de Vega.
Se ha dicho que Cervantes escribió el segundo tomo de su magistral obra en respuesta al tal Avellaneda, pero no fue así. El glorioso manco llevaba muy adelantado su trabajo cuando tuvo conocimiento de este Quijote apócrifo.
Un día, los huesos molidos del tantas veces molido Don Quijote saldrán a resurrección de vida.
Sólo Cervantes pudo convertir una lágrima en sonrisa y una sonrisa en carcajada, y al final, trocar la carcajada en sonrisa y hacer que la sonrisa vuelva a ser sollozo.
Nadie puede no morirse cuando es llegada su hora. Y la de Alonso Quijano pasaba rápidamente los minuteros del reloj.
Don Quijote de la Mancha: "En fin, sus misericordias (las de Dios) no tienen límite, ni las abrevian ni impiden los pecados de los hombres”.
El caballero Don Quijote ofrece una interesante reflexión sobre la vida y la muerte justo antes de entregar su cuerpo al fatal desenlace de la melancolía.
Caballero y escudero llegan a su aldea después de un viaje cargado de peripecias y aventureros encuentros.
Del estiércol a la poesía. Don Quijote tuvo como pena a su derrota la afrenta que una piara de seiscientos cerdos hicieron a su dignidad, pasando sobre su cuerpo molido. Pero del panal salió la miel. Entre lágrimas y suspiros expresa lo más recóndito de su corazón en un canto al amor y a la muerte
El caballero Don Qujote parte de regreso hacia La Mancha después de su derrota con el caballero de la Blanca Luna. Muestra disposición a reflexionar durante el periodo de castigo que se la ha impuesto, pero está convencido de que no es el fin de su hazaña caballeresca.
Don Quijote se enfrenta al caballero de la Blanca Luna en uno de los duelos más intrépidos, formidables y eminentes de la literatura. El resultado es una reflexión única sobre la derrota y el amor.
Para Don Quijote, tocar una imprenta era como tocar el espejo de su propia vida. El hidalgo manchego había alimentado su soledad en la Mancha con la lectura. Los libros fueron sus amigos fieles.
Prosiguen las aventuras y desventuras de Don Quijote en la segunda parte de la novela, de cuya aparición se cumplen ahora 400 años justos, 1615-2015.
Dice J.A. Monroy: “Cervantes fue un hombre espiritual, creyente en Dios. Leyó y asimiló la Biblia en profundidad”. Este 23 de abril se cumplen 399 años de su muerte.
Observa Diego Clemencín que este incidente de la cabeza encantada es el más feliz de cuantos discurrió Cervantes para sostener el interés de la fábula durante la estancia de Don Quijote en Barcelona.
Las alegres damas le requebraban de tal forma, con tal ahínco, que Don Quijote, encendido y algo furioso, estalló con un latinazo seguido de una aclaración en idioma de La Mancha: “¡Fugite, partes adversaes! Dejádme en mi sosiego, pensamientos mal venidos.
Si tomáramos por verdad aquella frase del literato y periodista francés León Daudet, quien no puede soportar la burla no tiene calidad suficiente, habría que concluir que Don Quijote estaba hecho de la más extraordinaria calidad que imaginarse pueda, porque del héroe caballeresco se burlaban hombres y mujeres, duques y vasallos, encumbrados y ruines.
La teología de Cervantes en El Quijote, tema de la ponencia del escritor y pastor evangélico manchego, José Moreno Berrocal en la Casa de Castilla La Mancha en Madrid
¿Qué buscaba Don Quijote en Barcelona? ¿Con qué propósito desvió Cervantes a su criatura de otros caminos y lo condujo hasta la capital de Cataluña?
Don Quijote y Sancho llegaron a las playas de Barcelona “la víspera de San Juan, en la noche”. Originarios de las tierras secas de La Mancha, ni caballero ni escudero habían visto jamás el mar.
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