El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Una de las mayores historias de iniciación en la vida, padres ausentes y niños perdidos la encontramos en este libro que inspiró profundamente a Spielberg.
Todo lo que encontramos en tierra firme resulta poca cosa si se compara con lo que hay bajo el mar. De esa fascinación surge esta novela, que también profundiza en las profundidades del ser humano.
Aquel niño de Belén , pobre, emigrante, humano y divino, fue Maestro, Salvador y Señor, y culminó su propósito: ser luz para las gente que camina en el túnel de la oscuridad.
La novela de Ray Bradbury, inspirada en la represión ideológica, sigue removiendo conciencias en el mundo presente.
En tiempos de guerra cultural, la alternativa no es ni la retirada ni la dominación. La sal, la luz y la levadura proponen una estrategia diferente: una presencia fiel como minoría fiel.
Una vez más, de forma delicada, la mano del Maestro trastoca lo frío y carente de vida convirtiendo lo estéril en esperanzadores brotes.
El director, recién fallecido, descubrió en este libro de Norman Maclean una historia pequeña y profunda que se desarrolla entre hermanos, hijos de un pastor.
Highsmith revela la fragilidad de nuestra moralidad. Pero ni las tinieblas pueden encubrirnos y no podemos escapar de un Dios que nos conoce mejor que nosotros mismos.
La luz que trae la fe no es solo espiritual, sino profundamente práctica; ilumina nuestras decisiones, orienta nuestros compromisos y alimenta nuestra mirada sobre el mundo.
Incluso la fiesta llega a producir hastío, porque no pueden llenar el vacío del corazón. Así lo retrata el libro que comentamos.
La película invita a hablar con los peques de una forma más profunda sobre el propósito de la venida de Jesús, su muerte y, sobre todo, su resurrección.
El trauma de la pérdida de la inocencia en la infancia nutre la obra de dos de los grandes escritores del siglo XX en Norteamérica: Truman Capote y Harper Lee.
Dios está buscando “Jetros” contemporáneos que influyan en otros positivamente.
Si nuestro mundo confía en que el hombre es naturalmente bueno, la fábula de Golding nos muestra que el mal vive en nosotros.
George Orwell nos mostraba la pesadilla de un totalitarismo que basa su dominio en el lenguaje, en lo que muchos consideran un libro profético.
El personaje que construyó Hemingway se sigue confundiendo con su persona. Jugaba con la idea de su autodestrucción, y la muerte como liberación.
El libro de Joseph Conrad describe la experiencia de la vida y el hallazgo del mal, en un descenso infinito al corazón propio, del que el ser humano no puede salir por sí solo.
La influyente obra de H.G. Wells ha inspirado obras de radio, cine o cómic, con un planteamiento central: ¿cómo responderíamos ante una amenaza global de alcance catastrófico?
A Wilde se le lee cada vez más en clave cristiana, al considerar que el autor británico se acercó a la fe al final de su vida.
Esta no es la historia de una ballena, sino más bien una dura parábola sobre la lucha del hombre con Dios.
La ciencia no es suficiente para dar respuesta a las preguntas fundamentales, aquellas que apuntan al propósito de nuestra vida.
La razón humana produce monstruos. Esta historia, más que terrorífica por lo externo, asusta por lo que refleja de la oscuridad que vive en cada uno.
La alegría, el gozo, la complacencia, la satisfacción, son sentimientos deseables que todos podemos sentir o hacer que otros sientan.
La orfandad, la entrada a la edad adulta y la incapacidad de encajar entretejen una de las grandes aventuras de la historia de la literatura.
El dilema de crecer nos lleva a considerar si hay una verdadera inocencia en el corazón del ser humano.
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