El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La apologética es amar de forma activa a otros y persuadirles de la veracidad de evangelio, no un castillo que protege nuestra fe.
La salud de la iglesia, a lo largo de la historia, se ha visto significantemente determinada por si esta estaba profunda e íntimamente convencida de que el cristianismo es verdadero.
Greg Pritchard es el director del European Leadership Forum, entidad que organiza en mayo un encuentro donde 700 líderes evangélicos de todo el continente comparten recursos para llevar adelante la misión.
A la hora de comunicar hay que tener en cuenta la situación del que va a recibir el mensaje. De lo contrario, la comunicación se puede desechar fácilmente, o ignorar por completo.
Los líderes del movimiento evangélico moderno se están centrando en el evangelismo a expensas de otras prioridades bíblicas cruciales.
La situación del movimiento evangélico en los países en vías de desarrollo es asombrosamente similar a la del avivamiento británico en 1850. Por eso, tan importante es aprender de sus éxitos como de sus errores.
El oponente más peligroso del evangelio no es el Islam, el hinduismo o el budismo. El mayor desafío a la creencia ortodoxa es la incredulidad europea (ateísmo y agnosticismo), que está creciendo mucho más rápidamente que la fe evangélica.
Al reflexionar sobre el estado actual de los cristianos evangélicos, la primera pregunta que se harán muchas personas es: “¿hay gente que esté viniendo a Cristo?”. La respuesta a esta pregunta es sorprendente.
El derecho en el Pentateuco, la ética en la fiscalidad o el divorcio fueron algunos de los temas tratados en el tercer Encuentro Nacional del Foro Evangélico de Derecho.
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