El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Ahora su vida no tenía sentido. Sin ella no disfrutaba como antes de sus hijos y nietos.
Los hechos se sucedieron tal como los había soñado, punto por punto.
Un nuevo cuento de Antonio Cárdenas.
Por una vez no hablaré en alegorías, no quiero hacer un cuento sobre la Navidad, porque la Navidad no es un cuento.
Los que alcanzaron las cajas vivieron la satisfacción del deber consumista cumplido.
— Hemos aprendido que la mejor conquista de los hombres es ser alcanzados por la Gracia divina.
Como moral nunca le había faltado, acercó su alma a las puertas de cielo como destino preferente.
El que había sido ciego se presentó ante los discípulos del Maestro preguntando por él de malas maneras.
En ausencia del amor todo tiene fecha de caducidad.
― ¿Por qué nosotros no pudimos sanarlo?
Fueron al bar de abajo y se sinceraron como seres iguales.
¡Qué bien suena este cántico! Dejémonos llevar. Sigamos, sigamos.
- Las plantas pueden ser dóciles, pero también emergen con ímpetu en las condiciones más extremas.
¿Por qué la conversación distendida, de argumentación impecable con él, me deja tan aturdido?
- Las compañías se encomiendan a la bondad de los cuerpos de sus asegurados, que evite ocasionarles gastos de atención médica.
Vestida con el sambenito caminó hasta la sede de la Inquisición entre las pedradas de sus vecinos.
Y así pasaban el día, de sombra en sombra, como gato doméstico que busca el mejor rincón de la casa.
Hoy podemos decir orgullosos que asistimos voluntariamente a los gimnasios pagando alegremente por ello.
Primero un bastón, luego el respirador, en fin, un anciano más. Total, que al final quedó como residente librado de cargos.
Los que más le querían le recomendaron que no dejase de pasar por los tres arcos de triunfo.
Os lo recomiendo, poned la antena cuando alguien aparente “irracionalidad” ante vosotros.
Un cuento de Antonio Cárdenas.
No era tan importante el lugar donde estuviesen cuando el Señor venga, como que no los encontrase con los pantalones bajados.
¡Vivir sin comer! Una nueva calidad de vida se le presentó ante sí.
Se comenta que hubo un fiel creyente que consiguió salir a la calle en medio de la predicación.
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