El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Las meras palabras, cuando lo que hace falta son hechos, solamente van a producir pobreza. Acabarán en indigencia.
Mientras estamos en la iglesia, nos familiarizamos en muchos aspectos: el lenguaje, la estética, los modales. Nos reconocemos. Es en la calle cuando podemos convertirnos en desconocidos.
Este tiempo deja al descubierto nuestra desnudez y fragilidad frente a un mundo caótico, y nos lleva a un cambio de actitud. Nos lleva del egocentrismo a la humildad, mirando mas allá de nosotros mismos.
Tímidamente empiezan a verse determinados gestos prosociales hacia los afectados por la situación, pero lo que se sigue palpando en el ambiente es un terrible egoísmo.
La travesía puede tener oscilaciones, socavones, grietas, pero, mientras camino, descubro que no debo dejarme sabotear por las dificultades.
- A ver, prueba a sonreír un poco… Mírate ahora en el espejo y vuelve a la foto.
Cuando no tenemos cuidado con nuestras motivaciones y actitudes, la competitividad puede llegar hasta lo espiritual.
De la humildad de quién quiere aprender, surge la belleza de la vida. De la arrogancia del que lo sabe todo y lo merece todo, sólo se cosechan momentos difíciles.
Si somos sabios dejaremos de quejarnos; si somos necios continuaremos quejándonos y buscando culpables.
¡A veces incluso no hay mucha diferencia en el comportamiento entre un creyente y un no creyente! Da la impresión de que todos buscan lo mismo: el dichoso dinero.
Se pueden hacer las cosas por obligación y entonces son cansadas, aburridas y latosas; o por Amor, y entonces son ligeras, gozosas y fecundantes.
La fidelidad es una bonita palabra, pero suena mucho mejor cuando sabemos aplicarla a una relación.
Por término medio una persona puede decir entre 7 y 20 mil palabras. Tus palabras tienen el poder de influir sobre ti y los demás de una forma poderosa para bien o para mal.
Quien diseñó el Universo es mucho más impresionante de lo que creemos.
Steve McQueen fue en algunas ocasiones con los bomberos, con fuego real, para saber cómo actuar mejor en la película "El coloso en llamas" (su papel era de jefe de bomberos).
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