El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Dejó de ser, en algún sentido, sal y luz de la tierra y pasó a ser parte del poderoso engranaje de la industria de la diversión y el entretenimiento.
La obra salvadora de Dios es completa, no requiere ayuda.
Nos han programado solo para trabajar y estamos siempre empeñados en “aprovechar el tiempo”.
Cuando se citan entre nosotros las mujeres más sobresalientes de la Biblia, María queda en el olvido.
El cuidado de la creación es una expresión de nuestra adoración a Dios en respuesta a su maravilloso plan de redención por medio de Jesucristo.
El mérito de Martin Lutero fue poner la Escritura en el centro del debate de su época.
La misión implica proclamar el mensaje y hacer gestos concretos de solidaridad con el necesitado.
Muchas de nuestras iglesias continúan entrampadas en disputas intrascendentes.
Cuando observamos la maldad sin más perspectiva que nuestras propias posibilidades, nos arropa el desaliento.
La paz tuvo poco espacio en su vida interior convulsionada e inestable.
El Señor quiere que recordemos su sufrimiento, pero no con ánimo de lamento sino con espíritu de liberación.
En este afán no alcanzamos diferenciar lo urgente de lo importante y perdemos la perspectiva de logros de mayor trascendencia.
Uno rey y otro presidente, dos posiciones de poder que tienen altura y alcance similares.
Muchos predicadores hoy están más atentos a los efectos que pueda generar su participación, que a la Biblia que es la fuente primaria que debe nutrir el púlpito.
Si solo celebramos una salvación personalista, individualizada y excluyente, esto se notará en nuestros servicios de adoración.
McLaren reconoce la excelencia de la música actual, pero lamenta que esta música acompañe letras pobres construidas de frases trilladas y con un lenguaje plástico e intrascendente.
Dios no está tan interesado en comunicarnos mandatos y reglas, Él quiere comunicarnos propósitos a través de su Palabra.
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