El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Nos cuesta tanto llegar a creer, incluso imaginar, un mundo tan perfecto como el descrito en la Palabra de Dios.
El Espíritu Santo no es mudo ni está desactivado, tampoco debe ser un convidado de piedra en nuestras reuniones comunitarias.
Los héroes de Hebreos fueron audaces, confiados, intrépidos y perseverantes: ahí tenemos los cuatro ingredientes de una fe robusta que fortalece nuestra alma y nuestro espíritu.
Este juego de palabras solo pretende describir la reflexión que estuve haciendo un día de estos acerca de la fe.
La santidad no es impracticable ni tampoco está diseñada para cierta casta de súper cristianos.
El tiempo nos sentencia, nos consume y a la vez nos acerca al umbral de la eternidad.
Dios no bendice a los falsos testigos, a los chismosos y a los que crean discordias entre los hermanos y los amigos.
Dale gracias a Dios por poder articular palabras y entonar, con tu propia voz, cantos de libertad y admiración por Su poder y grandeza en tu vida y en toda la creación.
Difícilmente alguien pueda mantenerse indiferente ante la súbita muerte de tantos seres humanos que, por sus diferentes perfiles, nos muestran todo tipo de entrañables historias.
¿Por qué Dios no impone Su voluntad en muchas ocasiones? O por el contrario, ¿por qué consiente algunos de nuestros despropósitos sabiendo que nos pueden resultar perjudiciales?
Pregúntate y respóndete por qué estás haciendo lo que haces o por qué no haces lo que quizás deberías estar haciendo.
Necesitamos realizar una buena higiene mental para no saturarnos de tantos pensamientos negativos que intoxican nuestra mente de mil maneras diferentes.
La meditación silenciosa y reflexiva es un arte perdido en este tiempo, la prisa y la impaciencia de la vida moderna nos atrapan constantemente.
El Dios Perfecto se ve sumido en el conflicto entre el mundo caído, imperfecto y en abierta rebeldía contra la misma Divinidad.
Jesús es capaz de hacerte auténticamente libre de la tristeza y de tu ensimismamiento mental.
Estoy admirado del impresionante riesgo que Dios corrió con nosotros al otorgarnos, de facto, el maravilloso don del libre albedrío.
En estas últimas semanas me he sentido impelido a escudriñar de nuevo todo lo concerniente al retorno de nuestro bendito Señor.
¿Por qué frecuentemente nos asaltan los malos pensamientos? ¿Por qué enjuiciamos tan fácilmente?
Hago una proclamación pública de bendiciones deseables para todos, pero muy particularmente para todos aquellos que se confiesan cristianos de corazón.
Este es un buen año para la esperanza del cambio tan anhelado, es el año de las nuevas oportunidades, de las puertas abiertas para realizar lo hasta ahora irrealizable.
No codiciarás... nada que sea de tu prójimo (Ex 20:17).
Pude descubrir el verdadero significado de la Nochebuena, cuando yo mismo tuve mi encuentro personal con ese buen Dios y Padre Celestial.
Aún en medio de tanta confusión existente, siempre hay que celebrarla con gran gozo, porque por excusa o por pretexto, Cristo es predicado.
Me preocupa enormemente ver en las iglesias cristianas una gran cantidad de personas que no han tenido una auténtica conversión a Dios y ellas creen que sí.
“Solo una cosa he pedido al Señor, solo una cosa deseo: estar en el templo del Señor todos los días de mi vida, para adorarlo en su templo y contemplar su hermosura” Salmos 27:4
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