El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
― Cuando me dice algo mi mujer, sospecho que me quiere decir lo contrario.
¡Cuánta buena gente hay en este mundo!
Le respetó y temió a partes iguales, era su padre, y siguió creciendo sano con el pan servido.
Se les dejaba sentados durante veinte minutos para que observasen el Sol y anotasen las impresiones que les producían.
Lo que les pedía el cuerpo era lo mismo que a ellos, mojarse en el agua del mar y estirarse en la arena para broncearse.
― Estáis muy equivocados, no os preocupéis, este edificio se destinará a servicios.
En su mayoría eran jóvenes con problemas derivados de la escasez de trabajo y el difícil acceso a la vivienda.
Había algo que el maestro no nos podía decir desde la racionalidad y lo intentaba desde la extravagancia.
El rector de la universidad recibe al alumnado novel de Medicina con una consigna.
Él está más cerca que Marte para quien lo quiera buscar.
— Ese señor del que usted me habla no le conozco ni sé quién pueda ser.
— Hemos quedado para contarlo. ¿De qué otro modo se sabría?
— ¿Tú estás tranquilo aquí, mientras sufren nuestros hermanos los condenados?
El resplandor les daba energía suficiente para vivir en permanente vigilia.
Un grupo se propuso militar en defensa de todo lo verde. Decidieron alimentarse de toda especie animal y evitar el consumo de vegetales.
Al menos ya sabemos a qué atenernos y con quién ser precavidos.
Esperábamos por fin que alguien objetivo y externo nos narrase el sentido de nuestra existencia.
— Ha debido haber un error, hay gente en el paraíso de la Navidad que no es digna de él.
Ya seamos excesivamente confiados o escrupulosos, todavía no hay falta con verdadero arrepentimiento que no haya sido perdonada.
Cualquiera que se acercase a él no tardaba en recibir una certera valoración de su persona.
Se acabó aquella amenaza que comenzó hace 33 años en Belén.
Los continuos enfrentamientos bélicos a que dedicó su vida le dejaron poco tiempo para ir a academias de danza.
Esa llave iba a ser la causa de toda la felicidad del hombre o de toda su desgracia, de su ventura o de su tragedia.
― Usted ha sacado provecho de mí, es justo que yo también mejore mi haber.
Llegaron los primeros pasos, y sorprendentemente el niño no los dio hacia adelante sino hacia atrás.
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