El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El desprecio puede ser farisaicamente encubierto hasta con ropajes y semblantes religiosos.
Tenemos que reafirmarnos en que no existe el derecho a no escuchar, que el derecho protege derechos no sentimientos, que en ocasiones todos podemos sentirnos ofendidos y que esto no es materia para tribunales. Hay colectivos de boca grande y de piel fina.
Lo que hoy se llama satanismo es en realidad una forma de ateísmo, que nace generalmente de un rechazo a una religión que se conoce muy bien.
El cantautor colombiano Santiago Benavides ha presentado su nuevo disco, Modo vida, en diferentes lugares de España durante diez días.
La humanidad del nuevo milenio quiere contemplar el mundo desde la altura de la religión. Sin perspectiva religiosa la vida se emponzoña desde la cuna del niño.
El escritor llegó al ateísmo por el camino del anticlericalismo y a éste por la decepción religiosa, por el desencantamiento de los principios religiosos que desde niño le habían enseñado.
Todo ritual que deja a un lado la misericordia, es vano.
Quizás dedicamos muy poco tiempo para analizar el impacto liberador que tiene nuestro mensaje.
Hay acumuladores que pueden mirar al cielo mientras desprecian al prójimo al que dejan tirado.
La religión sin compromiso con el hombre que sufre queda en algo externo, vacío, sin cambio de mente ni de corazón, sin misericordia ni búsqueda de justicia, sin liberación de los oprimidos.
Cientos de jóvenes evangélicos aprovechan las masivas peregrinaciones para dialogar con los fieles sobre la Biblia, la fe y compartir con ellos sobre Jesús.
Es ineludible la construcción de comunidades de integridad, que permeen la sociedad y contribuyan a la renovación de la misma.
No se puede orar si no estamos reconciliados con el prójimo. La oración y el menosprecio al otro, son incompatibles.
Ni el templo, ni las fiestas solemnes, ni los rituales deben estar por encima del hombre, ni por encima del cumplimiento de la misericordia.
El hombre no puede estar vacío interiormente y su tendencia a lo espiritual le lleva a enredarse a veces en resurgimientos de espiritualidades falsas y vanas que nada tienen que ver con el cristianismo.
Aquel día no debí salir de casa. Llevaba noches sin dormir. Un suceso de relativa importancia me estaba preocupando en exceso.
Cuando vivimos una ‘religión’ tenemos todas la de perder. Al no existir una verdadera relación, no hay comunicación, no hay bendición, no hay pasión, no hay entrega, no hay visión, no hay compromiso, no hay verdad en lo que hacemos, sino meras tradiciones y formalismos.
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