El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Escrito durante su reciente estancia en Michigan, este libro es otra muestra de buena poesía del pastor y teólogo chileno
Para los judíos contemporáneos de Jesús, los abismos del mar representaban muchas cosas negativas, en especial, el paganismo de los pueblos gentiles que les rodeaban.
Hemos de tener cuidado en no provocarnos a nosotros mismos sufrimientos innecesarios que no son el resultado de vivir justamente.
Un cúmulo de indicios que apuntan hacia la existencia de un Dios personal creador y estructurador del mundo.
Sea como sea nuestro corazón, Dios lo puede transformar de un modo completamente nuevo y maravilloso.
En la última bienaventuranza no se pretende exaltar la propia persecución, sino la fidelidad a Jesús.
La fe cristiana, en sus líneas fundamentales, es reconocible como tal desde apenas un par de años después de la cruz.
¡Hemos de aprender a desarrollar más recursos espirituales para vivir en un mundo repleto de tiburones escépticos y malvados!
Quienes hacen la paz serán llamados hijos de Dios porque en realidad actúan como su Padre celestial.
Estamos ante una muy necesaria obra divulgativa de gran envergadura y cuyas propuestas de análisis pueden servir por igual al principiante que al conocedor.
Hay en nuestras sociedades una creciente hostilidad hacia el cristianismo, así como un desconocimiento general del mismo por parte de personas “cultas y educadas”
El hacedor de paz conoce esta situación de caída moral en que se encuentra el ser humano y está dispuesto a hacer lo que sea necesario para promover, a pesar de todo, la gloria de Dios.
¿Quién fue el primer testigo de la Resurrección?...María Magdalena, una mujer que amaba por encima de todo a Aquel que le había sacado de un pozo profundo.
Una creación a partir de la nada o un universo sin comienzo requieren por igual la existencia de un Dios creador trascendente.
Un poema de I. Uría Arribe, extraído de la obra 'En la calle recta'. (selecciona Isabel Pavón)
¿Qué pensaría Simón de Cirene al llevar la cruz de Jesús? Fue obligado a hacerlo, pero lo más importante es que cambió su vida.
Un grito que debió impactar y con el que se deben identificar todos los abandonados del mundo hoy.
La Biblia enseña que el problema está en el corazón del hombre y mientras éste no cambie su manera de ser, no habrá verdadera paz en el mundo.
La ciencia es posible porque el cosmos es creación inteligente y el ser humano criatura hecha a imagen y semejanza del Creador.
He aquí un breve comentario de dos libros publicados por Alfredo Pérez Alencart ('Hasta que él vuelva') y el mismo junto con Luis Cruz-Villalobos ('Carne del Cielo').
Quienes desean hacer la paz en el mundo tienen que llevar también la cruz con su Señor. No se trata de una tarea fácil.
La actitud ingenua de los pequeños peces, que se olvidan de la buena costumbre de huir prudentemente, me hace pensar en la vida cristiana.
La paz que deben construir los cristianos no puede buscarse a cualquier precio que rompa el compromiso con Cristo o con los valores del evangelio.
Esta pequeña estrella me impide creer en el dios azar y sus profetas, el sinsentido y la falta de propósito.
¿Puede el hombre lograr por sí mismo semejante limpieza que le conducirá a la visión del Creador?
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