El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
En nuestro prójimo, aunque no estemos de acuerdo con él, tenemos que descubrir la Imago Dei.
Nos invita a reflexionar sobre la relación de nuestra alma con Cristo y de la Iglesia con su esposo y Señor.
El oficio de ser hombres, en rigor, pasa por la acción de querer ayudar y sanar los unos a los otros frente al cansancio o la debilidad física, así como en las reales necesidades.
Dios está dispuesto a releernos una y otra vez con entusiasmo la parábola del hijo pródigo que vuelve a casa y recibe caricias en vez de azotes.
Se pueden hacer las cosas por obligación y entonces son cansadas, aburridas y latosas; o por Amor, y entonces son ligeras, gozosas y fecundantes.
El creyente en Cristo anhela la segunda venida del Señor, explicada por Pablo pero aún no realizada y gime con el último versículo del Cantar: “Apresúrate, amado mío”.
Hemos de reflexionar y trabajar para que no nos confundamos con los conceptos de “iglesia santa”, “familia santa”, “ambiente santo” u otros, no sea que estemos rozando los conceptos de pureza que tenían los religiosos del tiempo de Jesús.
Sólo quien ama puede perdonar de verdad. Cualquier otra decisión tomada con una motivación diferente, simplemente nos lleva a “componendas” que tarde o temprano se vienen abajo
¿Alguien se acuerda de lo que era un taller de muñecas?
Le invito a analizar el tema desde una perspectiva que nos ayude a crecer en el arte de amar.
El dolor del alma nos va destruyendo poco a poco, casi sin darnos cuenta.
La esposa es perfecta porque la relación con el esposo le perfecciona.
Tendemos a creer que perdonar implica sentirlo, sin embargo perdonar es una decisión y no un sentimiento.
Una canción que habla de cómo lo que Cristo da es amor, el amor incomparable de Dios y que además llama a tomar una decisión ahora.
Esta canción encierra el deseo grande de justicia, paz y amor tan universal.
Una historia real como real fue la cruz del Calvario y es una realidad que satisface las necesidades más profundas del corazón humano.
― Todos me decían que lo hiciera, pero nadie se enfrentó a mi dragón como tú lo has hecho. He comprendido que tú me amas a diferencia de ellos.
Si hay algo realmente hermoso y bello es conocer a Dios a través de Jesús.
Sólo nos pide eso: creer, tener fe; es una donación que ofrece sin esperar nada a cambio; sin embargo, ese amor es perenne, tal como dice la palabra, ya existía antes de la creación del mundo.
No se trata de repetir una y otra vez fórmulas que otros crearon sino de hablarle a Dios desde el fondo del corazón.
El corazón sabio conoce el tiempo, porque recuerda que no hay nada mejor que vivir lo más cerca posible de la fuente de la vida.
Dios tiene sus ojos posados hasta sobre los gorriones.
― ¡Padre!, ¿qué me está pasando?
Dios anunció que el amor sería lo que delataría a sus seguidores: no los milagros ni la doctrina. ¡Ni siquiera el poder! Sólo el amor.
Él no sólo llevó nuestro dolor en la cruz sino que además nos sigue instando a dirigirnos a Dios en oración para que nos ayude.
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