El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Cuando uno conoce a Dios realmente desea cantarlo de mil y una formas.
Fanny Crosby no lamentaba haber sido privada de la vista, pues así al llegar al cielo el primer rostro que vería sería el de su Salvador.
Mendigan sus centimitos de cariño cotidiano mientras ignoran que están sentados sobre un enorme yacimiento de amor incondicional.
Un pastor de Yorkshire decidió escribir esta canción para que los niños de su iglesia pudieran ir cantando mientras recorrían los caminos comunicando el Evangelio.
Nuestra tarea como cristianos, es la de responder a una cultura popular formada por una mezcolanza desordenada y profundamente significativa. Un fragmento de “Pop-ologética”, de Ted Turnau (Publicaciones Andamio, 2016).
El carismático y autodestructivo Jim Morrison logró forjar una leyenda a partir de su misteriosa muerte en París en 1971.
En 1859 escribió este sencillo himno para ser incluido en una de las novelas de su hermana.
En 1978 dio un giro a su vida y a su carrera, asumiendo una nueva identidad personal fruto de un “nuevo nacimiento”, y no dudó en confesar su fe cristiana.
Una canción que recuerda algo tan elemental y, a la vez, tan negado, como que el cristianismo es Cristo y que cuando no es así, es otra cosa, pero no cristianismo.
Premio de la Inspiración y Gaviota de Plata fuera de Concurso para la cantante cubana Danay Suárez en Viña del Mar, que eligió rapear el Evangelio antes que ganar el prestigioso concurso internacional.
En las Escrituras se insiste una y otra vez en que la cercanía con Dios es una experiencia alegre y gozosa.
La armonía produce la sensación anímica de alegría contenida, que casa perfectamente con el ya pero todavía no de nuestra santificación y nuestra glorificación.
El Reino de Dios se halla donde se reconoce al mesías como rey verdadero y se vive de acuerdo a sus enseñanzas.
En el fondo, su trastorno bipolar es casi su máscara particular, su escondite perfecto, que obliga a que su audiencia trague saliva, intente disimular emoción y vean ante ellos a un niño grande amante del Capitán América.
Regala su música por internet, no ha firmado con ninguna discográfica, y aunque habla mucho de Dios, no encaja en el modelo tradicional de “música cristiana”.
Ni un millar de lenguas entonando al unísono serían suficientes para describir la maravillosa gracia de Dios.
El pecador no puede pagar su pecado. Su (nuestra) única salida es acogerse, acogernos, a la gracia de Dios.
McLaren reconoce la excelencia de la música actual, pero lamenta que esta música acompañe letras pobres construidas de frases trilladas y con un lenguaje plástico e intrascendente.
El himno, compuesto por Matthew Bridges, apareció por primera vez publicado en The Passion of Jesus en 1851.
La oración real, no se parece nada a la repetición de fórmulas, ni a inclinarse ante la madera o el metal labrados, ni a dirigirse a otras criaturas.
Philipp Friedrich Hiller sufrió una afección de garganta que le dejó prácticamente sin voz; se vio obligado a renunciar a la predicación y se dedicó a la composición de himnos.
Los grandes poderes, las grandes ideologías, las grandes filosofías, las grandes religiones deberían dar un sentido a la Historia, pero lo cierto es que pocas cosas hay más lejanas de la realidad.
El único al que podemos recurrir siempre, en todo momento, en todo lugar, en toda circunstancia, es el Señor.
Fanny Crosby llevó al papel más de 10.000 himnos, y I am thine o, Lord, redactado en 1875, es solo una muestra de ello.
Para los que hemos experimentado la inmensa e indescriptible alegría de recibir por la fe ese lavado de nuestros pecados ese día queda marcado como un día feliz.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.