El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Toda su obra es una búsqueda de redención. Por eso, dice el músico, “he intentado leer la Biblia un tiempo”.
Un avivamiento no se hace, sino se produce por intervención divina. Cada avivamiento en la historia parece ser el resultado de unos pocos que tienen hambre y sed de Dios.
Pocos cineastas como él han plasmado la soledad del ser humano, que hace vagar a sus personajes en busca de la redención de un padre ausente.
La sombra de la cruz se extiende sobre todas las historias de redención, aunque sus autores no comprendan el sentido único de su sacrificio.
La justicia que conocemos en este mundo es distorsionada, a veces, una parodia de la verdadera. Pilato se ha convertido en un símbolo de esa injusticia.
Más allá de las ideologías y los credos, están las personas. Y cuando se produce una química tan extraña como la que hubo entre Paisley y McGuinness, surge el entendimiento e incluso la complicidad.
En las próximas semanas quiero aportar mi grano de arena para facilitar una sencilla “teología del avivamiento”.
Se pueden decir de él muchas cosas, pero si hay algo que caracteriza su trayectoria, es su preocupación espiritual, algo tristemente ausente en la mayor parte de la literatura española actual.
Cuando entramos en terreno sagrado, quisiéramos descalzarnos y andar con precaución. Eso ocurre en el huerto de Getsemaní, donde descubrimos algo del misterio en la relación entre Dios el Padre y Jesucristo.
Este es el mensaje que hemos de celebrar en estas fechas: la alegría de saber que el poder del sepulcro ha sido derrotado por el Señor de la Vida.
Para los que crecimos durante la guerra del Vietnam, sus imágenes nos evocan el horror. Si has conocido a veteranos de Nam, habrás observado que son particularmente reticentes a hablar sobre el tema.
Somos capaces de destruir aquello que más amamos y es más importante para nuestra vida. En la negación de Pedro podemos encontrar las contradicciones que todos enfrentamos.
No nos resignemos. No vamos a dejar este mundo en manos de los servidores del mal.
Es curiosa la fascinación que tiene por la figura de Jesús. “Jesús te ama más de lo que nunca sabrás”, dice a Mrs. Robinson.
En Jerusalén se hacen planes para acabar con Jesús. Judas aparece como una figura clave en la entrega de Jesús a las autoridades, una traición cuyos ecos llegan a la cultura contemporánea.
Nadie puede dudar de lo genuino de la fe de Little Richard. Te parecerá poco ejemplar y contradictoria, pero no podía ser más auténtica.
Jesús da luz sobre el final de los tiempos, y lo hace a través de una historia. En medio de la noche, hay una llamada a la que tenemos que atender.
Hace falta un cambio en nuestra mentalidad derrotista y sumisa a las circunstancias para asumir el papel que le corresponde al pueblo de Dios: ser sal y luz de este mundo.
El cine captó el horror de un conflicto, que lejos de exaltar los grandes ideales, mostró la podredumbre humana.
Jesús habló sobre las cosas que habrían de venir y las señales que acompañan a su segunda venida, tema que también ha estado presente en la cultura contemporánea.
Cohen era un judío obsesionado con Jesús. Las referencias a los Evangelios llenan muchas de sus canciones desde los años 60, aunque su espiritualidad se hizo cada vez más compleja.
Jesús revela el futuro que ha de venir, y las señales que predicen lo que ha de acontecer.
La respuesta principal de la Iglesia ante la persecución debe ser más bien litúrgica y no política.
La película de Sabatino comienza con el título de “una historia bíblica”, no porque cuente la vida de un personaje de la Escritura, sino porque en su protagonista reconoce la sabiduría y necedad de muchos caracteres bíblicos.
No hay nada más feo que la hipocresía religiosa y Jesús no tenía mucha paciencia con la que mostraban escribas y fariseos. En cambio, enseñó que el cumplimiento de la ley es el amor.
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