El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
En la época medieval existía un método muy utilizado en los monasterios para llevar a cabo los rituales comunitarios y los devocionales personales: la Lectio Divina.
La piedad, la obediencia, la santidad y el temor al Señor traen grandes bendiciones a nuestra vida particular y comunitaria y el pecado, por oposición, trae maldición.
Vamos a considerar que la salida del pueblo de Israel de su esclavitud en Egipto pueda considerarse también una alegoría del campo de batalla de la mente, de la lucha de la conciencia en su conquista por la libertad espiritual.
Quiero escoger dos términos clave: fe y palabra. Porque creo que se trata de dos conceptos recíprocos e indisociables. La fe nunca puede ir sola sin la palabra.
Jesús pronuncia día y noche nuestro nombre con una voz tan suave como un viento apacible, y espera pacientemente.
Más allá de todo sistema doctrinal religioso finito está el verdadero Dios infinito.
El Salmo 23 es una apología de la esperanza; un clamor de fe por la seguridad; una determinación poética sobre el deber y la justicia divina; un himno de tono solemne que galopa acompañado por la valentía, aún en los profundos volcanes del infierno; es una voz íntima e interna que le susurra dulcemente a la conciencia que al final todo estará bien.
En ocasiones nos es preciso servirnos de frases grandilocuentes para ser escuchados por los hombres, o hacer uso de palabras técnicas cuando nos referimos a algunas ciencias, pero con el Padre sólo nos es necesario tener un corazón crédulo, humilde y enseñable
La labor del cristiano no es la de ser juez de la cultura, sino colaborador de Cristo en lo que se refiere al género humano, amando a Dios y al prójimo. Amar es que el prójimo se sienta amado.
El amor es una fuente que mana, escondida en el interior, desde el más profundo manantial en cada ser humano.
¡Arre unicornio, vamos a predicar el mensaje de la locura por si hubiera algún loco en potencia en medio de tanto racionalista!
Las costumbres no las determina el Estado, ni siquiera son obligatorias, pero las buenas costumbres son necesarias y determinan si un Estado es bueno o ruin.
Si la sociedad es un ser vivo que ha evolucionado y se ha desarrollado en la temporalidad de la Historia, no tratemos de alimentarla hoy con las migajas que cayeron de la mesa del siglo XV.
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