El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Los líderes del movimiento evangélico moderno se están centrando en el evangelismo a expensas de otras prioridades bíblicas cruciales.
La situación del movimiento evangélico en los países en vías de desarrollo es asombrosamente similar a la del avivamiento británico en 1850. Por eso, tan importante es aprender de sus éxitos como de sus errores.
El oponente más peligroso del evangelio no es el Islam, el hinduismo o el budismo. El mayor desafío a la creencia ortodoxa es la incredulidad europea (ateísmo y agnosticismo), que está creciendo mucho más rápidamente que la fe evangélica.
Al reflexionar sobre el estado actual de los cristianos evangélicos, la primera pregunta que se harán muchas personas es: “¿hay gente que esté viniendo a Cristo?”. La respuesta a esta pregunta es sorprendente.
Aquello que los nuevos ateos interpretan como discrepancias son, en realidad, testimonios complementarios de la verdad sobre el Maestro.
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