El análisis del texto bíblico no debe ignorar los datos arqueológicos, tampoco menospreciar la información que aporta el texto.

La ciudad construida tiene una cuidada planificación. Es destacable el gran sistema de abastecimiento de agua, similar al de otras ciudades como Meguido, Gabaón y Hazor.

La advertencia de la destrucción de Silo que hizo el profeta Jeremías, ha sido confirmada por la arqueología.

Las excavaciones que ha llevado a cabo la Universidad Hebrea de Jerusalén en Hazor parecen confirmar el relato bíblico.

Hay varias propuestas para identificar el nombre de Ramat Rahel en la Biblia. Netofá (Esd 2:22, Neh 7:26). Mamshit o Memshelet. Por último, la identifican con Efrata (Gn 35:16,19, Miq 5:2).

Un sello que parece vinculado a la princesa Selomit, hija de Zorobabel, de la dinastía davídica y biznieta del último rey de Judá Joaquín, desterrado a Babilonia.

El templo de la ciudad no fue destruido en la ocupación por Josué. Además, Siquem fue el lugar indicado para que Israel agradeciera y reforzara los pactos con Yahweh al entrar en la tierra prometida.

Los filisteos pusieron el arca del Señor en la carreta, y las vacas echaron a andar por el camino que va a Bet-semes… sus habitantes, que estaban en el valle segando el trigo, al ver el arca se llenaron de alegría.(1Samuel 6)