El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Es preciso que desaparezca esa vergüenza de que en un país que se dice cristiano, y donde los 9.999 por cada 10.000 no han leído el Evangelio, sirva éste todavía para que lo recorten en pedacitos, los cierren en unas bolsitas bordadas por monjas, y llenas de lentejuelas y las cuelguen del cuello de los niños a guisa de amuleto.
Se han organizado encuentros de oración en las iglesias y las calles de la ciudad . “La iglesia tiene que ser una voz por los valores y el respeto”, ha manifestado el parlamentario alemán Frank Heinrich.
La iglesia occidental necesita urgentemente más modelos de vulnerabilidad y testimonio del evangelio en medio de este conflicto mundial. Los callejones sin salida de la derecha y la izquierda política exigen una imaginación renovada, moldeada por el evangelio, en este espacio misiológico crítico.
Tenemos que reafirmarnos en que no existe el derecho a no escuchar, que el derecho protege derechos no sentimientos, que en ocasiones todos podemos sentirnos ofendidos y que esto no es materia para tribunales. Hay colectivos de boca grande y de piel fina.
Hay unos 500 maestros protestantes de religión que sólo alcanzan a cubrir el 70% de las escuelas en la capital alemana.
¿Qué clase de persona persevera durante 8 años para recuperar una parcela que solo le traerá más sufrimiento y persecución? Sin duda, un discípulo de Cristo.
Cuando llegan las pruebas, siempre cabe la posibilidad de refugiarse, cubrirse, esconderse en Dios.
Este sistema hacía de toda persona un agente inquisitorial, dispuesto a denunciar a todo vecino, familiar o amigo por el más mínimo acto sospechoso. A su vez, infundía un tremendo temor a que cualquier palabra o acto propio sospechoso, pudiera acabar con el sometimiento a un terrible proceso inquisitorial.
“Queremos alejarnos de un planteamiento establecido que asume que todos son cristianos”, dicen los partidarios de la medida. “La importancia de las creencias no debería ser subestimada”, señalan desde la Iglesia de Escocia.
Otra iglesia evangélica ha sido calcinada. El 37% de los miembros de las comunidades indígenas de la región es de fe evangélica y su crecimiento es permanente y continuo.
La EKD informa de que perdió 390.000 miembros en 2017, más que la Iglesia Católica, de la cual se han ido 268.000 feligreses. Tanto evangélicos como católicos justifican los descensos por la situación demográfica en Alemania.
La confianza, o no, en que los resultados de los comicios puedan mejorar la situación del país es vista desde diferentes puntos de vista por los creyentes en el territorio.
Que los deseosos de quemar las obras que consideran peligrosas para la fe cristiana y corrosivas para los cristianos, busquen asideros. Pero no en Pablo, no en el Evangelio.
Los agentes de la policía china han interrumpido los servicios de la Iglesia Bíblica Reformada y han detenido a algunos de sus miembros repetidamente. La congregación se ha negado a convertirse en una iglesia registrada y administrada por el Estado.
Vivimos gran parte de nuestra vida tratando de evitar el dolor para acabar dándonos cuenta que puede ser una bendición para nosotros.
Vive de acuerdo con las Escrituras, meditando en ellas a diario y obedeciéndolas recibirás bendición tras bendición.
La compañía local Blackpool Transport ha eliminado la promoción del evento de sus vehículos después de que grupos LGTB hayan presionado en redes sociales. “No he venido a predicar odio, estoy aquí para predicar de Jesús”, ha dicho Graham.
Continuando con la serie de artículos, hoy me acercaré a la reconfiguración sufrida por aquella Antigua Inquisición. Es la que denominaré Nueva Inquisición.
El genial humor de Quino y su Mafalda.
El himno es un eco de la certeza de salvación que tiene el que ha puesto su fe en el sacrificio de Jesús en la cruz.
No decimos que Dios sea nuestro bombero para emergencias. Él es nuestro Salvador, y también es el que llena los vacíos de lo que carecemos en nuestra vida.
Del sufrimiento propio sólo son plenamente conscientes el que lo padece y Dios.
El tema es un hermoso canto a la confianza en Dios en medio de las dificultades.
Ya no escribimos cartas y menos a mano. Ya no nos damos el lujo de sentarnos en un banco de un jardín y comenzar una conversación con alguien que está a nuestro lado.
La cristiandad nombra a Cristo pero no le conoce. Cree en el proselitismo forzado, en la supremacía social. Descansa en sus fuerzas y no en Cristo.
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