El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Al negar a Dios nos hallamos ante un fenómeno de sustitución. El francés Pascal decía que el incrédulo es el que más cree.
El secularismo tiene “un problema de reputación”, señala el columnista de USA Today, Tom Krattenmaker. El ateo Hermant Mehta está de acuerdo con su diagnóstico.
“No hay absolutamente ningún problema en combinar una carrera científica con ser creyente”, dice el paleontólogo inglés Simon Conway- Morris.
Sólo China, Hong Kong, Japón y República Checa aparecen por delante de España, donde el 20% no cree en Dios, según un estudio de Gallup. A nivel mundial, la práctica religiosa está en aumento.
Un estudio estadístico prevé que para 2050 el número de musulmanes será similar al de cristianos, casi un 30% de la población mundial.
Resulta admirable que la agitada ola de la incredulidad reciba una contestación adecuada simultánea en la inquebrantable solidez de la creencia cristiana.
Un joven ateo gana 100.000 dólares al año con la venta de una aplicación de la Biblia en App Store que él ha creado.
Su esposa por 25 años, Jane Hawking, cuenta en su biografía cómo la fe fue un factor decisivo en su lucha por cuidar a su marido enfermo de ELA.
Fundamentalismo ateo y fundamentalismo islámico. La respuesta en ambos casos debe ser la misma.
Ni la fe ni el ateísmo dependen de la inteligencia humana. Pese a la idea que difunde el lobby ateo-materialista, todo indica que no hay relación alguna entre religión e inteligencia.
Dios ha tomado su mayor expresión humana en Jesús.
El doctor Cruz habla sobre ciencia, fe y Nuevo Ateismo con Will Graham.
Seguramente el deseo por Dios que se encuentra en el ser humano se debe a la existencia del Creador del universo.
Entender a Dios como una simple causa finita y considerarlo como cualquier otra hipótesis es reducir equivocadamente su infinito misterio.
Pablo de Felipe nos presenta los puntos álgidos del debate científico y teológico en torno a la Creación, a raíz de un curso que se celebrará próximamente en Madrid.
El científico Pablo de Felipe nos presenta la perspectiva actual del debate entre ciencia y fe en el ámbito académico, confrontando a figuras como Richard Dawkins o Stephen Hawking.
“Dios no existe porque hay tantas enfermedades, guerras, sufrimiento, catástrofes naturales y dolor en el mundo. Tanto mal no es compatible con la existencia de Dios”. Quiero analizar este argumento cuidadosamente y ofreceros algunas formas de contestarlo en términos sencillos.
Aquello que los nuevos ateos interpretan como discrepancias son, en realidad, testimonios complementarios de la verdad sobre el Maestro.
El nuevo ateísmo se asigna a sí mismo una moral superior a partir de su fervor antirreligioso. ¿Tiene razón?
¿Qué podemos decir acerca de eliminar la tolerancia religiosa para acabar con la violencia?
Si nos desprendemos de Dios, como se hizo oficialmente en algún lugar y momento histórico, nada nos garantiza que se vaya a cerrar también la fábrica de los ídolos.
Una reflexión sobre el ateísmo, Dios y los medios de comunicación.
Una persona puede ser brillante en determinados campos de la actividad humana, pero estar gobernada por un corazón necio.
Con todo nuestro conocimiento humano, la confusión de hoy es mayor que nunca: las imágenes acaban por obnubilar, y los decibelios, por atorar las opiniones.
Debo confesar que el liberalismo del Zeitgeist moral de Dawkins me produce desazón y un cierto escalofrío.
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