El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Hay personas que mueren cada día, que no encuentran ilusión en nada, que viven sólo para “cubrir el expediente”.
Este libro nos hace reflexionar sobre el vacío de una vida sin Dios.
Cuatro perlas extraídas de la última publicación de Hebel Ediciones, liderada por el pastor y poeta chileno Luis Cruz-Villalobos
Los celos son tan crueles que te enseñan lo que no existe y te hacen ver lo que nunca ha ocurrido. Lo único que existe es lo que tú crees que existe: mejor dicho, lo que tu envidia te dicta que existe.
En este libro encontramos píldoras de sabiduría de Dios con un gran valor práctico.
Este es el momento de dejar muchas cosas a un lado y ocupar nuestra vida con aquellos a quienes amamos.
El deseo que tenemos de ser queridos, aceptados, amados y escuchados se hace realidad en este libro.
Somos capaces de renunciar a lo más trascendental para nosotros en un gesto de heroicidad si sabemos que podemos ayudar a alguien; pero las pequeñas frustraciones nos hunden.
El amor al Señor, el legado y el honor en la vida, no se olvidan nunca. El mundo se ennoblece, en cierta manera, con vidas como las de Juan.
Dios nos enseña que pocas cosas hay más espirituales que ayudar a los que lo necesitan; que el ayuno que él espera de nosotros es que demos de comer al hambriento. Así de sencillo.
La integridad es asunto muy difícil porque no estamos hablando solo de nuestra vida financiera, social o familiar, sino que también incluye todo lo espiritual.
La historia no la escriben los grandes ejércitos sino las personas dispuestas a honrar a Dios en los momentos difíciles.
Dios quiere ver a sus hijos jugando, escuchar cómo sale de ellos una voz de alegría porque se están divirtiendo.
Merece más la pena construir que destruir: ora, pide sabiduría, busca a gente dispuesta, y trabaja en equipo.
Sólo el que arriesga su vida la gana. El que no, la está perdiendo en cada momento.
El pueblo que regresó del cautiverio se dedicaba a estudiar, practicar y enseñar la Palabra, en ese orden.
Unos 70 jóvenes evangélicos de diversos lugares, ministerios, iglesias y entidades reflexionan sobre la importancia de la comunicación del evangelio y los retos que presentan las nuevas generaciones.
De vez en cuando deberíamos comprender que Dios usa a personas sencillas que saben que todo depende de Él, y viven dependiendo de Él en todas las circunstancias y en todas las ocasiones.
Cuando solo seguimos a personas, corremos el riesgo de caer en mecanismos sectarios e idolatría. Este libro nos enseña a buscar a Dios.
Necesitamos volver a lo importante. Recordar lo que merece la pena: hay que pararse y buscar los caminos que nos dan la vida y volver a andar en ellos.
¿Qué aprendemos de las genealogías de la Biblia? Entre otras cosas, que Dios cuida los detalles.
Necesitamos dedicar tiempo a los que no lo comprenden todo, a los que dudan, a los que están sufriendo. Si nuestro Pastor salió a buscar a una oveja que se perdió, nosotros también debemos hacerlo.
No importa lo que los demás digan. Tenemos que seguir adelante.
Muchos líderes tomaron malas decisiones por dar la espalda a Dios. Él envió a profetas para que abriesen los ojos.
¡La Biblia dice que cuando el Señor Jesús vuelva, los jóvenes volverán a jugar!
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