El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Vivimos en una época que tiene una extraordinaria capacidad para la denuncia, pero muy poca habilidad para el anuncio.
Nuestras ideas teológicas no son abstracciones intrascendentes que tiñen de un color u otro nuestra fe. Las ideas filosóficas y religiosas son peligrosas.
El discípulo amado no tiene nombre. En todo el evangelio lo vemos cubierto con un halo de misterio.
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